Entrevista > Mario Ortíz / Centro de Investigación en Ingeniería de Elche-UMH (Murcia, 22-agosto-1978)
El proyecto busca dar un paso adelante en la neurociencia de consumo aplicada a la evaluación de producto. En este caso, el producto es el vino tinto y evalúan la percepción en base a las señales electroencefalográficas obtenidas cuando el vino llega a la lengua.
El objetivo final es buscar una medida de la percepción del vino en base a biomarcadores en vez de a partir de la cata tradicional de expertos. De este modo se puede adaptar al consumidor final.
Sólo el sentido del gusto
Las personas elegidas para la investigación no conocían los vinos que iban a tomar. De hecho, ni siquiera sabían cuándo en vez de vino se les daba agua como referencia. Adicionalmente en este estudio se ha intentado disgregar el sentido del olfato del gustativo, ya que querían medir el evocado neuronal sólo de la lengua.
El proyecto nace dentro del Building Reliable Advances and Innovation in Neurotechnology (BRAIN), un centro de transferencia a la industria en materia de neurociencia.
Grupo de Investigación
La labor del grupo de investigación es interpretar las señales eléctricas que se producen en el cerebro debido a la activación de las neuronas.
Otras líneas de investigación del grupo van desde el desarrollo de herramientas neurorehabilitadoras asociadas a exoesqueletos, el estudio de afectaciones neuronales como pueda ser la anosmia tras la covid-19, el empleo de estimulación transcraneal para la mejora cognitiva, la evaluación de los procesos neuronales relacionados con la creatividad o la neurociencia de consumo como es en este caso con el vino.
Mario Ortiz es ingeniero industrial, docente en la Universidad Miguel Hernández (UMH) y uno de los protagonistas de este estudio.
«El cerebro es el gran desconocido del cuerpo humano»
¿Las personas se han elegido de forma aleatoria o siguen un perfil?
El perfil busca definir al público habitual que bebe vino. Se definió como una persona de mediana edad de entre 30 a 55 años, consumidora del producto de forma moderada (una a tres veces por semana) y que tenga preferencia por esta bebida respecto a otras similares, como por ejemplo la cerveza. En este estudio preliminar han participado diez personas en Elche y diez en Houston.
¿Qué tipos de vino se ha utilizado y por qué?
Para este estudio se han utilizado vinos tintos con mezcla de uvas de distintas variedades y procedentes de diversas denominaciones de origen españolas. En el caso de Houston las denominaciones son internacionales.
La elección fue marcada por las empresas financiadoras, aunque futuros estudios buscarán los que no tengan mezcla de uvas para conseguir aislar de mejor forma las percepciones biométricas.
¿Cómo han llevado a cabo esta cata?
Cada usuario recibe en cada cata unos 2,5 ml de vino tinto precargados en una jeringuilla, unida a un tubo de un material que asegura que no haya una alteración del sabor. Las catas se realizan en diez rondas, en las que se aleatoriza el orden de cinco vinos y una muestra de agua, que es utilizada como referencia.
Entre cada muestra se produce un lavado de la boca con 10 ml de agua. Para asegurar una correcta sincronización del momento de llegada a la lengua del vino y las señales electroencefalográficas, el técnico participante lleva un guante instrumentado con una galga de presión.
«Somos pioneros en la estimulación transcraneal por corriente directa para mitigar la anosmia crónica tras la covid»
¿La sugestión nos puede jugar malas pasadas? ¿Cómo reaccionaron cuando les dieron agua en lugar de vino?
La verdad es que esta pregunta es muy curiosa, ya que nuestra sorpresa fue que ciertos sujetos incluso llegaron a confundir en alguna ocasión el agua con vino o decir que esa muestra de agua tenía sabor a orégano.
No obstante, fueron casos esporádicos y como regla general los sujetos eran capaces de identificar el agua sin problemas.
¿Qué valor puede tener este estudio para empresas relacionadas con el sector del vino?
Cualquier producto busca en su etapa de desarrollo acertar con su público objetivo. Esta herramienta busca definir de una forma objetiva, en base a parámetros biométricos, la evaluación de un producto, por lo que permitiría a las empresas adaptarlos con una mayor fiabilidad al consumidor.
¿En qué consiste la colaboración con la universidad de Houston?
La Universidad de Houston (UH) y la UMH vienen colaborando de forma continuada desde hace más de cinco años, si bien la relación se consolidó con una estancia del profesor José Mª Azorín, director del grupo investigador de la UMH, en la UH en 2017, que facilitó posteriormente la inclusión en 2018 de la UMH en el Centro BRAIN.
Esta colaboración se ha mantenido desde entonces en publicaciones científicas, organización de congresos, así como estancias de investigación. La internacionalización de los grupos de investigación enriquece mucho a los mismos porque permite acceder a nuevos recursos y líneas de investigación.
«El neuromarketing busca la aplicación de cualquier técnica de neurociencia al marketing»
¿Tienen algún nuevo estudio previsto que pudiera aplicarse en medicina?
Las líneas del grupo de investigación son diversas, de hecho, la mayoría de nuestros desarrollos están relacionados con medicina.
Colaboramos con el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo en el desarrollo de interfaces cerebro-máquina, para la asistencia de lesionados medulares con exoesqueletos robóticos de miembro inferior.
En la actualidad, estamos realizando un estudio pionero mediante estimulación transcraneal por corriente directa, para mitigar la anosmia crónica tras la covid en pacientes del Hospital General Universitario Dr. Balmis de Alicante.
¿El neuromarketing es lo más novedoso en sistemas comerciales?
El neuromarketing es un campo muy amplio, y en realidad busca la aplicación de cualquier técnica de neurociencia al marketing. Este estudio intenta desarrollar la neurociencia de consumo que sería una subdisciplina del neuromarketing.
El cerebro es el gran desconocido del cuerpo humano, por lo que cualquier paso es un gran avance, no sólo desde el punto de vista comercial sino del conocimiento humano. Existe por tanto una gran oportunidad comercial para el desarrollo de nuevas técnicas de evaluación de producto.