La historia es bien conocida por aquellos que llevan residiendo toda su vida o, al menos, muchos años en L’Alfàs del Pi. Pero el municipio es uno de los que ha experimentado un mayor incremento poblacional en la Marina Baixa, desde que el turismo convirtiera el litoral de la Costa Blanca en un polo de atracción para visitantes de toda Europa.
Así, L’Alfàs del Pi ha pasado de los 955 habitantes con los que arrancó la década de los 60, cuando Benidorm inició su andadura como motor del cambio que estaba por venir, a los algo más de 20.000 que tiene en la actualidad. De ellos, como reflejan los datos oficiales, más del 50% son de origen extranjero.
El primer ejemplar se plantó en la Plaza Mayor en 1786, medio siglo antes de que L’Alfàs se separara de la Baronía de Polop
El origen en Polop
La historia, decíamos, es bien conocida por muchos, pero la inmensa mayoría de esos más de 20.000 habitantes desconocen el motivo por el que L’Alfàs, que siempre se llamó así, incluyó en cierto momento el ‘apellido’ de del Pi a su toponimia.
Y como siempre en estos casos, la cosa tiene que ver con la política (del momento), de independencias y de la forma que el pueblo tuvo de celebrar un logro histórico.
Porque L’Alfàs, aunque siempre fue L’Alfàs, no siempre fue del Pi. Al principio fue de Polop, o sea, L’Alfàs de Polop, porque es a esa baronía a la que, como la mayoría de los actuales municipios de la comarca de la Marina Baixa, pertenecía aquel pequeño asentamiento que, también como todos los demás, comenzó a ser realmente viable en 1666 con la construcción de la Séquia Mare, también llamada Reg Major d’Alfàs.
El pino como reivindicación
Desde entonces, y muy poco a poco, el municipio fue creciendo en número de habitantes. Un aumento que, ni de lejos, podría compararse al vivido en los últimos cincuenta años, pero que sí fue suficiente como para que los que allí se establecieron desarrollaran un sentimiento identitario que, a la postre, acabaría provocando en ellos un deseo de establecerse como pueblo independiente.
Mucho antes de conseguirlo, en el año 1786, alguien tomó la decisión de plantar un pino en la Plaza Mayor y sería ese árbol el que finalmente, cuando el 16 de abril de 1836 el Boletín Oficial de la Provincia de Alicante anunció que el pueblo obtenía su independencia de la Baronía de Polop y por ello dejaba de llamarse Alfaz de Polop, daría nombre al nuevo pueblo.
La vida media de cada uno de los ejemplares ha sido de entre sesenta y setenta años
Siete árboles
Independizado de Polop y ya con el nombre de L’Alfàs del Pi, el pueblo siguió su vida, dedicados a la agricultura, como lo habían hecho las generaciones anteriores; los alfasinos de la época poco podían imaginar la revolución que supondría, decenios más tarde, la llegada de los primeros turistas, el asentamiento de los primeros noruegos y, para mayúscula sorpresa, la predilección de tantos por las tierras antaño poco valiosas de la Serra Gelada y del litoral del actual L’Albir.
El pino se convirtió no sólo en parte de la toponimia de L’Alfàs, sino que su presencia en la Plaza Mayor siguió siendo, y así se mantiene hoy en día, el gran símbolo de todo el pueblo. Desde aquel que se plantó en 1786, medio siglo antes de obtener la ansiada independencia, siete han sido los ejemplares que han ocupado ese lugar central.
Vida de 70 años
A pesar de que cada uno de esos ejemplares se cuidaba con esmero, todos ellos acabaron secándose y muriendo 60 o 70 años después de ser plantados. Esa fue y sigue siendo la vida media de cada uno de los pinos que allí se han instalado.
El actual, de hecho, sólo tiene tres años. Su predecesor, que databa de 1949, comenzó años antes el lento proceso que llevó a su muerte natural, pero no fue hasta los meses previos a la pandemia, como si de un funesto presagio se tratara, cuando su color verde se tornó absolutamente marrón y el Ayuntamiento decidiera su sustitución.
El pino, además de dar nombre al pueblo, simboliza su creación como ayuntamiento independiente
Dos árboles
Un proceso, el de la sustitución del pino que preside la Plaza Mayor de L’Alfàs del Pi, que no está exento de riesgos ya que siempre cabe la posibilidad de que el ejemplar no termine de agarrar bien y se seque antes incluso de poder comenzar a crecer.
Aquello ya lo tuvieron muy presente los alfasinos en 1949, cuando de manera previsora plantaron dos árboles por si alguno de ellos se secaba. Aunque los dos sobrevivieron a esas etapas iniciales, uno de ellos tuvo que ser retirado porque molestaba la salida del Santísimo Cristo del Buen Acierto durante la procesión de las fiestas mayores, algo que ocurrió en algún momento entre 1952 y 1954.
Hasta 2080
De esta manera, y basándonos en los precedentes existentes, se estima que el actual pino, todavía muy pequeño en comparación con el que se retiró en 2019, podrá dar sombra a los alfasinos hasta 2080 o 2090, cuando cumplirá esos sesenta o setenta años de vida que alcanzaron sus predecesores.
Quién sabe cuántos habitantes tendrá entonces el municipio. Quién sabe de cuántas nacionalidades serán. Quién sabe cuántos de ellos conocerán la historia del nombre de L’Alfàs del Pi. Pero lo que es seguro es que mientras haya un pino en la plaza mayor, L’Alfàs seguirá siendo siempre del Pi.