Tras décadas dedicándome a la información, he de reconocer que en estos momentos me encuentro confuso con lo fácil que es trasmitir cosas y que todo el mundo lo acepte y lo crea sin más. Y estas reflexiones son generales, al margen de cualquier opción partidista, porque se aplica en el Estado, en las comunidades autónomas, etc.
Pongámonos de acuerdo
Cada día uno se pierde más con tanta normativa y sus motivaciones. Se regula la sal que puede llevar el pan, en teoría por nuestra salud, pero no se regula que las duchas que se colocan deban ser siempre anti deslizantes. La mayor parte de las personas mayores de 60 años se han caído alguna vez en la ducha, con los daños a su salud que eso provoca.
Nos dicen que a los españoles no nos va a afectar el problema energético porque tenemos un 80% de reservas, pero luego nos regulan la temperatura a la que tenemos que tener los aires acondicionados y las calefacciones, además de otras cosas. Todo ello mientras se sigue pagando el 100% de la energía que se consume al precio del gas, aunque éste suponga un porcentaje mínimo de dicha energía y sea con diferencia el más caro.
Y esto sin contar que parece que todos los males del mundo los provoca el conflicto en Ucrania, aunque en junio del 2021 se marcó el primer máximo histórico del precio MWh y en diciembre, a un par de meses todavía de que Rusia invadiese el país vecino, ya llegamos a pagar ese MWh a más de 300 euros.
Para inteligentes
Nos obligan a poner los contadores inteligentes y nos convencen de que hay que usar las horas ‘valle’, especialmente la noche, para poner lavadoras, lavavajillas, etc. aunque molesten a los vecinos, pero por el bien de la sostenibilidad. Eso sí, luego te marean desde las eléctricas y sus comercializadoras, y la ley les permite que si les pagas una tarifa plana ya da igual a la hora que uses la electricidad.
Por fin se eliminan las mascarillas y se vuelve a la normalidad. Ah, no, perdón, que la regulación dice que puedes estar, por ejemplo, en San Fermín (o cualquier fiesta o evento) entre miles de personas saltando sin problema, pero si luego entras en un autobús, una óptica o una farmacia es obligatorio llevar el ‘tapabocas’.
¿Pensando en la seguridad?
Algo de esta bicefalia lo tenemos también en lo referente a la seguridad vial, cuando, en nombre de bajar los accidentes, reducen velocidades a límites como los 30 km/h o ponen en una autovía de repente una señal que limita la velocidad a 100.
Y todo eso estaría bien si quien lo impone no llenara todo de radares, muchos de ellos fuera de puntos conflictivos, que se podría pensar que solo sirven para recaudar; mientras que los quitamiedos de todo tipo de carreteras siguen siendo mortales para ciclistas y motoristas, o las carreteras (especialmente las secundarias) están en tal mal estado de conservación que provocan muchos de esos accidentes.
Eso sin contar que desde hace muchísimos años se vienen denunciando ‘puntos negros’, que son los puntos donde más heridos y muertos se producen, y que gran parte de ellos siguen igual.
La oposición gobernante
A este cóctel se puede añadir actitudes del todo fuera de lugar. Los políticos están para legislar, negociar, intervenir, en definitiva… para hacer política. Creo que alguien se lo debería explicar a cierta parte del Gobierno.
Al margen de las muchas declaraciones de Garzón originando problemas con el Turismo, la carne española, etc. o la oposición frontal y pública de las ministras de un gobierno a la decisión de su propio Gobierno, caso entre otros de la cumbre de la OTAN o las ayudas a Ucrania, ahora Yolanda Díaz ha dado un paso más.
Hay que recordar que Díaz es vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, pero se comporta como si estuviera en la oposición y ante las desavenencias (y negociaciones históricas entre patronal y sindicatos, como ha habido siempre) en lugar de posicionarse como ‘árbitro’, buscando el consenso, se compromete a “apoyar las movilizaciones sindicales frente a la patronal”. ¿Dónde ha quedado la política?
Normas para todos
Cambiando de tema, quizás les suene de cualquier otra localidad en cualquier otro momento. Domingo 28 de agosto, sobre las siete de la mañana, carrera de atletismo en Santa Pola. Hasta ahí más o menos todo correcto.
Puede que no sea el momento de eliminar aparcamientos en pleno mes de agosto, con algo que se puede celebrar en cualquier otro momento para desestacionalizar la llegada de visitantes, pero…
Lo que no tiene lógica alguna es poner en dicha carrera a la policía con las sirenas durante hora y media para entorpecer el descanso de los vecinos, cuando dicha acción es innecesaria. ¿A quién avisaba la autoridad local con ese sonar si no había por la calle más que los que estaban participando?
Extrapolándolo al resto de las localidades donde pueda ocurrir, solo cabe pedir un poco de respeto al descanso de los vecinos cuando la ocasión no requiere lo contrario, y de esa forma dar ejemplo de ese mismo respeto que ellos nos piden.
Y por pedir…
Y ya puestos a que se recriminen cosas… ¿seguro que, en un marco internacional de conflicto, donde de momento China se ha mantenido ‘neutral’, tenemos que seguir provocando un conflicto bélico con el gigante asiático?
Primero fue la OTAN con sus declaraciones en la cumbre de Madrid, y ahora EE.UU. llevando buques de guerra a la costa de Taiwán para generar una situación de incertidumbre.
Ese mismo EE.UU. que abandonó, junto con el resto de los países occidentales, de manera cobarde y urgente, a los ciudadanos de Afganistán a su suerte. Nadie iba a quedar atrás, pero las mujeres vuelven a llevar burka, y eso sí que requeriría una intervención internacional.