Santa Pola celebra en este otoño el 210 aniversario de su creación como municipio independiente. No fue, eso sí, una consecución definitiva pues durante los siguientes años el ayuntamiento sería suprimido y reconstituido varias veces en paralelo a los acontecimientos políticos que estaban sucediendo en España.
Aún con todo, esta efímera independencia supuso la implantación de una semilla, que tiempo después acabaría germinando sin que nadie pudiera evitarlo. El viejo pueblo de pescadores por fin acabaría ganándose el derecho a autogestionarse sin depender de los designios de políticos establecidos en otras poblaciones. Merece pues la pena recordar cómo se gestó todo aquel proceso, que no fue ni mucho menos un camino de rosas.
Dependencia de Elche y Valencia
Antiguamente esta villa marinera era conocida como Portus Illicitanus en la época romana, dependiente como su propio nombre indica de Illice. Dicha ciudad no estaba exactamente donde se encuentra la actual Elche, sino unos kilómetros más al sur. Hoy en día todavía se conservan algunos restos aparecidos en el yacimiento arqueológico de la Alcudia, siendo el más famoso la Dama de Elche.
Aquel poblado tuvo sus épocas de gran esplendor, pero luego entró en una franca decadencia que duraría siglos. Ya en la Edad Moderna experimentó de nuevo otro periodo de pujanza, hasta el punto de que en el siglo XVI sería construido un castillo por encargo del Virrey de Valencia principalmente para proteger la población de los ataques piratas.
Desde entonces el alcaide del Castillo se convertiría en el principal hombre de poder en aquel poblado, que ya se conocía popularmente como ‘Lugar nuevo de Santa Pola’ o simplemente ‘Santa Pola’. Sin embargo no debemos considerar a estos señores como los primeros alcaldes de un municipio independiente, pues al ser directamente nombrados por las autoridades del Reino de Valencia su capacidad política era bastante limitada.
La Constitución de ‘la Pepa’ estableció que las pedanías mayores de 1.000 habitantes podían tener ayuntamiento propio
La Guerra de la Independencia
Con la unificación definitiva de España, ocurrida en el siglo XVIII, el Castillo de Santa Pola pasó a manos de la Corona. Desde entonces la localidad quedaría regentada por un gobernador nombrado directamente desde Madrid, pero que en la práctica no era sino una suerte de alcalde pedáneo pues todo este territorio pertenecía oficialmente al Señorío de Elche.
Tuvo que estallar toda una guerra para que este estatus quo cambiara. Fue a raíz de la invasión francesa de España, ordenada por Napoleón Bonaparte. Aprovechando la huida del rey Fernando VII, la resistencia española promulgó una nueva constitución en Cádiz conocida coloquialmente como ‘La Pepa’ (pues se aprobó el 19 de marzo de 1812, día de San José) que limitaba los poderes absolutos del monarca.
El nuevo texto constitucional introducía por primera vez la democracia como sistema político. También a nivel municipal, donde se establecía que todos los municipios superiores a 1.000 habitantes tenían derecho a ser gobernados por un alcalde propio elegido por los vecinos. Santa Pola en aquel momento rondaba las 1.400 personas.
El nuevo Ayuntamiento de Santa Pola fue constituido el 12 de septiembre de 1812
Primer ayuntamiento
Dado que aquella primera constitución española se redactó en medio de la Guerra de la Independencia, no era factible que pudiera entrar en vigor en toda España pues la mitad del país estaba ocupado por el ejército francés. Sin embargo los padres de la Pepa no quisieron esperar a que terminara la contienda y mandaron comitivas para que anunciaran la proclamación de la Carta Magna por todas las zonas no ocupadas.
Una comisión venida desde Cádiz llegó a la provincia de Alicante en aquel verano de 1812. Tanto el gobernador local de Santa Pola como las autoridades políticas ilicitanas acataron el nuevo orden constitucional. Fue el 18 de septiembre cuando se constituyó formalmente un primer gobierno municipal provisional formado por varios vecinos. Todos ellos, los primeros concejales, juraron sus cargos y su fidelidad a la Constitución en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción.
La primera decisión del nuevo gobierno local fue convocar elecciones municipales para el 4 de octubre, en las cuales pudieron votar todos los hombres adultos. Cabe señalar que en aquella época no existían todavía los partidos políticos, simplemente los santapoleros eligieron a su vecino más popular. Así, Gaspar Sempere de Molina fue proclamado ganador de la votación que se celebró en la propia iglesia.
Aquel efímero ayuntamiento apenas duró dos años ya que fue suprimido por Fernando VII
Absolutismo vs municipalismo
Como comentábamos antes, este primitivo Ayuntamiento de Santa Pola tuvo una vida bastante corta. Esto fue porque al terminar la Guerra de la Independencia en 1814, con la victoria española y la expulsión definitiva de las tropas napoleónicas, el rey Fernando VII regresó a España con pocas intenciones de respetar la Constitución que se había promulgado en su ausencia.
El monarca volvió a restaurar el viejo régimen absolutista, mandando incluso detener a los españoles constitucionalistas, sin importarle que durante los seis años anteriores hubieran combatido contra los franceses para que pudiera recuperar su trono. Por tanto el Ayuntamiento de Santa Pola sería de nuevo absorbido por el de Elche.
Años de inestabilidad
Poco después en 1820 el municipio viviría otra efímera experiencia de autonomía que en este caso duró tres años. Fue durante el llamado Trienio Liberal, cuando los constitucionalistas se levantaron contra Fernando VII.
Al rey no le quedó más remedio que acatar la Pepa ante las presiones, pero lejos de aceptar esta nueva situación intrigó contra el nuevo gobierno democrático hasta provocar una guerra civil. La victoria militar de las tropas realistas supuso una vez más la supresión del Ayuntamiento de Santa Pola.
Habría que esperar por lo tanto hasta la muerte de Fernando VII para que nuestra localidad por fin pudiera alcanzar su independencia definitiva en 1835.