Entrevista> Christine Cloux / Bailarina y coreógrafa (Lausana, Suiza, 1966)
Casi sin pretenderlo Christine Cloux se ha convertido en un clásico de la escena en València. Bailarina y coreógrafa, esta artista suiza lleva afincada más de dos décadas en nuestra ciudad. Representa una de las grandes referencias de la danza en la actualidad.
Conversamos con esta artista en una sosegada entrevista con AQUÍ en València, a fin de analizar su trayectoria, sus líneas de investigación y sus inminentes proyectos.
¿Hace cuánto que se instaló en València y por qué?
Hace 23 años. Por amor, por amistades y por el deseo de vivir en España.
«El sello por excelencia es la danza española y el flamenco. Hasta los años 80, la danza contemporánea no encontró su identidad en España»
Después de tantos años viviendo en València, ¿se ha planteado mudarse?
No, València es mi hogar y la gran capacidad de movilidad actual me permite poder trabajar a nivel local, nacional e internacional mediante giras.
Usted es de origen extranjero y en España ha realizado muchas giras y conoce bien nuestro país, además de otros. ¿Opina que la danza española posee un sello propio?
Depende de los estilos de danza. El sello por excelencia es la danza española y el flamenco. Hasta los años 80, la danza contemporánea no encontró su identidad en España. Desde entonces y hasta ahora, su estilo se inspira del panorama internacional dado que las conexiones, la información y la transmisión son cada vez más globales.
A día de hoy creo que podríamos hablar de una danza globalizada, aunque el reconocimiento social varía dependiendo del país en el que se encuentra el bailarín/a o el coreógrafo/a.
Son muchos años de preparación y en la primera etapa en ocasiones hay que compatibilizar con el colegio… ¿compensa cursar la carrera de danza?
Sí. Adquirir una formación en un conservatorio de danza te da las herramientas para optar a una carrera profesional. Sin embargo, esto no es concluyente, trabajar o no en una compañía depende de la voluntad, la personalidad y el talento de cada persona.
¿Se puede vivir de la danza hoy en día?
En el contexto español, sigue siendo difícil vivir siendo únicamente como intérprete. La mayoría de nosotros nos vemos obligados a dar clases e incluso a estudiar otras carreras.
«Mis proyectos artísticos giran en torno a analizar el lugar de la mujer madura en nuestra sociedad»
¿En qué línea está investigando para sus últimos proyectos?
Mis proyectos artísticos giran en torno a analizar el lugar de la mujer madura en nuestra sociedad a través de la danza. En los escenarios no se ven prácticamente a bailarines mayores de treinta y cinco años. La capacidad física y la imagen de la juventud son buscadas tanto por el coreógrafo como por el público que acude al teatro.
¿Hay una edad límite en danza?
A diferencia de otras profesiones en las que antes de los treinta y cinco sigues siendo considerado como joven e incluso inexperto, en la danza cuando sobrepasas esta edad eres percibido como un ‘anciano’ de la profesión, en detrimento del conocimiento y el potencial artístico adquiridos mediante la experiencia.
A través de mis proyectos reivindico y expongo estas cualidades que solo he sido capaz de alcanzar con el paso del tiempo.
Aterra. Como lo que proponía aquella cinta de los años 70, ‘La fuga de Logan’, donde sólo se permite a jóvenes en la sociedad.
Todas las personas de todas las edades tienen algo que decir. Los adolescentes perciben su contexto de una forma distinta a la que yo lo haría y eso enriquece el conocimiento común de una sociedad. El problema aparece cuando no se contempla a las personas adultas y ancianas y no se valora su experiencia o se las excluye.
La moda ‘teenager’, diríase.
¿Quién no ha soñado con la eterna juventud a lo largo de los tiempos? Ahora lo joven está muy valorado en general y en la mayoría de los ámbitos profesionales.
«En la danza cuando sobrepasas los treinta y cinco años eres percibido como un ‘anciano’»
¿A qué cree que se debe que la sociedad no quiera convivir con la madurez, qué decir de la vejez?
Todos envejecemos pero lo hacemos con el freno de mano puesto y buscando maneras para mantenernos en los cánones de juventud el mayor tiempo posible. Si uno mismo no acepta que envejece, ello se refleja en la sociedad y lógicamente en ella tampoco caben las arrugas.
El tiempo y su aceptación son pues su centro de investigación danzística actual.
Sí, eso es, en la aceptación del tiempo que pasa y del disfrute de todo lo vivido hasta ahora para compartirlo a través de mis espectáculos.
¿De qué modo los plantea visualmente?
Ahora no bailo desde la imagen ‘ideal’ que he ido persiguiendo durante mucho tiempo para mi satisfacción personal, sobre todo para complacer las miradas externas.
¿Qué respuesta está encontrando en el público?
En mis últimas piezas me expongo tal como soy, con sencillez y honestidad hacia el público que, en general, lo aprecia e incluso se identifica con la propuesta.
¿Tiene previstas colaboraciones con algún coreógrafo o bailarín?
De momento no estoy colaborando con bailarines. Mi nuevo proyecto es un ‘solo’. Está todavía en proceso y pienso rodearme de uno o más ojos exteriores, sean coreógrafos o dramaturgos, para contrastar con mi discurso.
En mi última pieza ‘Tout finira bien’ colaboré con el director teatral Jorge Picó, con el que compartí el proceso de creación y el escenario.
¿Proyectos fuera de València?
Sí, sigo girando como interprete en la pieza ‘Aquí, siempre’ de Poliana Lima (Madrid) que hemos estrenado hace ya tres años, y con la cual seguimos actuando por España y fuera del país.
«Mi nuevo proyecto es un ‘solo’. Está en proceso y me rodearé de uno o más ojos exteriores»
¿Y fuera de España?
De momento, no. Aunque no lo descarto.
¿Cuál es la fortaleza o ventaja del ballet clásico?
Como toda disciplina corporal la técnica del ballet académico da unas bases. Según la capacidad del alumno este puede afinar su técnica hasta alcanzar un nivel alto, para entonces ir a audicionar para compañías de repertorio clásico y neoclásico.
Por otra parte, si no se pretende bailar clásico o neoclásico no deja de ser un buen entrenamiento para quien tenga alguna base para su práctica.
¿Y del contemporáneo?
En danza contemporánea hay más técnicas de base. Algunas bajo la denominación de danza moderna como las de Merce Cunningham, Martha Graham o José Limon. Otras en una filiación posmoderna como la de Trisha Brown (técnicas de ‘release’), Steve Paxton (‘dance contact’).
Estas técnicas sirven también como bases completas y sólidas. Después están otras que trabajan más específicamente el dominio del suelo, como la de David Zambrano (‘Flying low’), entre otras. A todo ello se han ido incorporando ejercicios de ciertas técnicas somáticas y también de las artes marciales.
¿Del español/flamenco?
Es la danza por excelencia en España, un patrimonio cultural con peso. De ello no tengo muchas referencias por no haberla practicado nunca, pero soy una espectadora de ella.
Me gusta mucho y he tenido la suerte de ver también clases. Me parece que el dominio técnico es de mucho nivel según los grupos y compañías.
¿Cuál prefiere usted?
Me gustan las tres, me gusta la danza sea cual sea su técnica o estilo.
«En mi última pieza ‘Tout finira bien’ colaboré con el director teatral Jorge Picó»
¿Es posible dominar por igual los tres estilos o depende de la técnica y/o sensibilidad del bailarín?
Dominar las tres me parece difícil, pero dos desde luego. Por lo general se suele dominar clásico y contemporáneo en este orden, porque muchos bailarines pasan de haber bailado clásico a bailar contemporáneo.
En los currículos de los estudios reglados de danza cada disciplina integra una de las tres, además de la propia.
¿En qué medida el acompañamiento musical es relevante en una coreografía?
Danza y música van de la mano, aunque personalmente me gusta trabajar sin música y si uso música me gusta que sea original, escrita a partir de lo que bailo.
Lleva muchos años en el escenario. ¿El público espera el mismo tipo de propuestas de hace unos años?
Depende del público. Podríamos hacer esta pregunta en el contexto de la ópera, la música o el teatro. Hay públicos con inquietudes hacia lo innovador o diferente y otro público que prefiere ir a lo seguro, lo conocido y lo tradicional.
Una coreografía, si alcanza el nivel de obra de arte, ¿da igual la época y el público?
Para gustos, colores. Pero pienso que por una parte hay un aspecto generacional y un trabajo de pedagogía con el público. Hay un déficit de cultura coreográfica que condiciona la mirada de la audiencia. La sensibilidad de cada uno hace el resto.
¿Hay que ser entendido para ver un espectáculo de danza?
Como he dicho anteriormente, pienso que más que ser entendido habría que hacer más trabajo pedagógico con el público y mejorar el conocimiento que la sociedad tiene de la danza.
Por ejemplo, que la danza esté incluida en los contenidos teóricos escolares además de los prácticos que están ¡¡¡impartidos por los profesores de educación física!!!
«La película ‘Juli’, retrato del bailarín estrella mundial cubano Carlos Acosta, refleja muy bien la vida de un profesional»
¿Alguna joya desconocida (pieza de danza) que recomendar?
Recientemente el IVAM hizo una pequeña exposición sobre ‘Glacial Decoy’ de Trisha Brown y ofrecía la posibilidad de ver la obra completa en vídeo, una verdadera maravilla.
¿Algún talento bailarín/a o coreógrafo/a que recomendar?
Los grandes nombres en danza son demasiado desconocidos; recomendar al coreógrafo Ohad Naharin parece una obviedad, pero fuera del ámbito del baile pocos lo conocen.
¿Me recomienda alguna película vinculada al baile?
‘Pina’, sobre la obra y los bailarines de la coreógrafa alemana Pina Bausch, de Wim Wenders.
¿La que mejor refleje la vida de un profesional de la danza?
‘Juli’, retrato del bailarín cubano y estrella mundial Carlos Acosta.
¿Cómo hace para reciclarse?
Desde joven me gusta probar diferentes técnicas y conocer otros estilos. Para ello tomo clases, cursillos o asisto a congresos o conferencias. También tengo una biblioteca muy amplia.
¿Y para mantenerse en forma?
Soy disciplinada y entreno a diario. Con la edad se va perdiendo masa muscular, pero aún la mantengo y por suerte mis articulaciones no me hacen sufrir. También, por algo de herencia genética, tengo fuerza y energía para aguantar todavía cincuenta minutos en un escenario.
Siempre he comido de manera equilibrada sin tampoco tener que hacer algún tipo de dieta.