Entrevista> Fernando Jaén / Mantenedor de la proclamación de Capitanes y Bellezas de Crevillent (Elche, 27-febrero-1966)
El pasado 17 de septiembre Crevillent vivió su primera proclamación de Capitanes y Bellezas de los Moros y Cristianos desde 2019, como acto previo a las fiestas. Sin duda uno de los grandes protagonistas fue el flamante mantenedor de dicho evento al exclamar un bonito parlamento que emocionó al público presente en el Auditorio de la Casa de la Cultura.
Fernando Jaén Vázquez cuenta con una amplia trayectoria de dedicación hacia las fiestas de su Elche natal. No en vano desde hace dieciocho años ejerce como presidente de la Gestora de Festejos Populares en dicha ciudad, un cargo que ahora compagina con el de director adjunto de nuestra editora: AQUÍ Medios de Comunicación.
¿De dónde viene tu relación con los Moros y Cristianos de Crevillent?
Mi vinculación con las fiestas crevillentinas empieza sobre todo cuando fui elegido presidente de la Gestora de Festejos Populares de Elche en 2004. A partir de ese momento salía habitualmente junto con las reinas a las fiestas de las poblaciones cercanas, donde tenemos nuestros contactos y hermanamientos que nos llevan a compartir algunos actos.
Conocí así a José Ángel Asencio, entonces presidente de la Asociación de Moros y Cristianos San Francisco de Asís, y cultivamos una buena amistad personal. A raíz de aquello me nombraron Ra’is en 2007 y aquella experiencia me permitió conocer las fiestas crevillentinas más por dentro.
«Cuando fui Ra’is en 2007 me perdí en el interior del castillo»
Me han dicho que aquel año te perdiste en el castillo…
Sí (risas). A ver, el castillo por dentro es muy chulo pero todo está lleno de palos de madera y vigas. El caso es que se estropeó la luz interna. Yo tenía que decir la frase en el balcón y luego bajar las escaleras para que me apresaran… pero no las encontraba. Total que todo el mundo empezó a decir “¿Dónde está el Ra’is? ¿dónde está el Ra’is?” y al final tuvieron que entrar en el castillo para buscarme.
Aquel fue el último año que montaron el castillo delante de la iglesia, que además era un lugar menos iluminado. Recuerdo que el propio José Ángel acabó subiendo a por mí porque si yo no bajaba el acto no podía continuar. Fueron unos segundos de tensión pero luego se quedó todo en una anécdota muy graciosa de la que aún nos reímos.
¿Cómo te surgió esto de ser el mantenedor del acto de proclamación de los Capitanes y las Bellezas?
Cuando entró Luis Manchón como nuevo presidente de la asociación, a principios de 2020, me llamó para proponérmelo… en principio para las fiestas de aquel año. Evidentemente con la pandemia se paralizó todo, hasta que en el pasado abril me refrendaron en el cargo.
Supongo que fue motivado por la amistad que tengo con la directiva de la asociación. A fin de cuentas eran quince años de relación en el ámbito de la fiesta y eso da lugar a establecer muchos lazos de unión. Yo desde luego me quedé muy sorprendido, porque soy consciente de que el cargo de mantenedor es muy importante en Crevillent. Tanto como el pregonero de Elche u otro sitio. Es una responsabilidad grande dirigirse a un pueblo para exaltar sus fiestas.
«La primera vez que vi los Moros y Cristianos de Crevillent me impresionó cómo se vuelca todo el pueblo»
Tu discurso en la proclamación fue muy aclamado. ¿Por qué crees que gustó tanto?
Yo creo que porque fue un discurso hecho desde el corazón de la fiesta para la fiesta y desde el sentimiento festero para los festeros. Esto es lo que al final define realmente que guste a la gente.
Te confieso que tenía algo de miedo porque en Crevillent siempre te dicen, en tono de humor, cuando te oyen hablar, aquello de “tu no ets del poble. Tu ets foraster, ¿no?” (risas). De hecho yo hice una referencia a esto en mi discurso. Porque el caso es que los crevillentinos nunca lo dicen en tono despectivo, sino como una gracieta. Por eso quise también reconocer cómo esta localidad ha sabido perfectamente acoger a toda la gente que ha llegado aquí y que ha querido luchar por este pueblo.
Supongo que también ayudó tu largo conocimiento del ámbito de la fiesta…
Sí, está claro. Realmente llevó ya dieciocho años como presidente de la Gestora de Festejos Populares de Elche. Esto me ha permitido darle ese toque personal al discurso, junto con dos amigos que también me han ayudado a redactarlo.
Y por supuesto he querido resaltar cosas de Crevillent, dado que es un municipio que tiene elementos preciosos dentro de su paraje, cultura y gente. Mi objetivo fue que tuviera un tono de sencillez a la par que de calidez para que le llegase a la gente.
Quizás el momento más emotivo fue cuando recordaste a aquellos festeros que han fallecido durante estos años de pandemia.
A veces hay dos tipos de festeros que se nos olvida. Por un lado los que no están delante, pero también trabajan y hay que reconocerles dicho trabajo porque sin ellos no saldrían las cosas. Y por otro lado los que ya no se encuentran entre nosotros.
Por eso después de tres años en los que la fiesta ha estado dormida, en su despertar quería hacer una mención muy especial a todos aquellos festeros que en esta ocasión no iban a poder salir a desfilar porque desgraciadamente fallecieron durante la pandemia. Así que en honor a ellos pedí al público que se pusiera de pie y realizáramos entre todos una filà conjunta. Yo creo que eso le llegó mucho a la gente. Porque tal y como dije, las calles del cielo están llenas de festeros.
«Me han felicitado muchos crevillentinos a los que ni siquiera conocía de nada»
¿Te felicitaron mucho tras el acto?
Fue increíble. Me llamó mucho la atención que algunas personas que yo no conocía de nada se quedaron esperando a que saliera del auditorio para agradecerme mis palabras. Algunos me dijeron que en muchos años que llevaban acudiendo a la proclamación nunca les había llegado tanto un discurso. Hubo también quienes me aseguraron que no habían dejado de escucharme en ningún momento, lo cual no es algo fácil porque duró más de 20 minutos.
Todos esos halagos me llenan de un orgullo y una satisfacción tremendos. Yo nunca había vivido algo así en mi vida. Quizás valoras incluso más las palabras de estas personas a las que ni siquiera conocía de nada, y que algunos hasta me decían “tu ja no ets foraster, tu ets crevillentí” (risas).
¿Qué dirías que tienen sobre todo de especial los Moros y Cristianos de Crevillent?
Ya en 2007, cuando participé como Ra’is y acudí con mi mujer y mis hijos, pude comprobar lo arraigada que están estas fiestas y como las sienten los crevillentinos. La alta participación de la gente me llamó muchísimo la atención. Todo el pueblo está volcado. Recuerdo que me impresionó ver cómo cuando el bando cristiano está desfilando, el bando moro lo apoya en las calles… y al día siguiente es justo al contrario.
No me extrañó que algunos años más tarde consiguieran declararla de Interés Turístico Internacional. Es una fiesta muy consolidada porque los crevillentinos han hecho un trabajo excelente.
«Crevillent siempre ha sido un pueblo muy acogedor con la gente de fuera»
¿Consideras que los moros y cristianos de Elche deben tener a los de Crevillent como referencia?
No. Creo que cada población tiene sus características y peculiaridades dentro de las fiestas de moros y cristianos. Por ejemplo, en Alcoy no existe una figura de bellezas y sultanas como en Crevillent.
Cada ciudad ha ido desarrollando sus fiestas en función a su tradición. A lo mejor en algún caso sí podemos coger alguna idea, pero yo no me plantearía que tenga que ser referente de nadie porque sino solo tendríamos muchas copias de lo mismo.
¿Te gustaría volver a desfilar en Crevillent o ya solo vas a ser espectador en los próximos años?
En estas fiestas me han invitado a todos los actos e incluso a las comparsas. Ha sido muy bonito, pero yo creo que mi papel ya termina este año. Por supuesto seguiré manteniendo mis lazos de amistad con muchos festeros crevillentinos, aunque lo que toca ahora es pasar a un segundo plano disfrutando las fiestas desde fuera.
Además yo tengo en Elche mis propias fiestas en las que estoy muy involucrado, y es que la vida ya no me da para más (risas).
