Alcoy siempre ha sido conocida como la ‘Ciudad de los Puentes’, una evidencia por la cantidad de viaductos que se pueden observar, pero también es una localidad que destaca por sus relevantes campanarios, todos ellos con una singular historia que les vamos a desvelar en las siguientes líneas.
Para ello nos citamos en lo alto del campanario de la iglesia de Santa María con Javier Monllor, presidente de la Colla de Campaners de Alcoy, quien nos quiso desvelar primeramente que la creación de esta asociación surgió a inicios de la pandemia por parte de una serie de amigos que “seguíamos a campaneros valencianos y catalanes, principalmente de El Comtat, Ontinyent, Albaida o de la Catedral de Valencia”.
Nos gustaba mucho el tema, apunta, y “era una lástima que Alcoy, teniendo al menos cinco o seis campanarios notables y emblemáticos, no tuviera una serie de personas que los supervisaran, sobre todo a nivel patrimonial”.
La Colla de Campaners de Alcoy se encarga de regular los campanarios, sobre todo a nivel patrimonial
Amics de les Campanes
Clave en la creación de este grupo es uno anterior, denominado Amics de les Campanes d’Alcoy. “A partir de ahí se agregaron más personas -en la actualidad son más de 30 los inscritos- y decidimos constituir una colla, el 2 de abril de 2022”, nos explica.
Han colaborado ya en varias de las festividades alcoyanas, “porque uno de los retos de la asociación es que se vuelva a repicar y voltear a mano, algo que se había perdido después de la guerra porque únicamente existían los sacristanes y no los campaneros de oficio”. Además, en la década de los cincuenta se electrifican todas las campanas.
Monllor considera que hay todavía mucho trabajo por hacer, inventarios y adecuación de los propios campanarios. Por ejemplo, insiste, hay actos festivos en el municipio en los que no se sabe exactamente cuándo deben tocar las campanas y cuáles, y se hará una recomendación al respecto.
El campanario de Santa María es el mejor conservado de la ciudad, pero el más alto es de San Mauro, de 60 metros
Santa María
Sin duda, el campanario de la iglesia de Santa María, junto a la plaza de España, es el que ofrece un mejor estado para ser visitado. De forma hexagonal y estilo neobarroco, se construye a finales de los años 40, aunque no se consagra el nuevo templo hasta 1954. Su arquitecto principal es Roque Monllor y se cambia el campanario respecto al anterior, pese a que algunos aseguran que era idéntico al de antes de la guerra.
De hecho, recalca el presidente de la agrupación, el campanario actual “es una alegoría al que había antes y no un calco del anterior, como sugiere el cantautor Ovidi en una de sus canciones”. Es bastante diferente: aquél era mucho más amplio, achatado en su forma más alta, donde se ubican las campanas.
Una de las particularidades de la torre de Santa María es que alberga dos campanas bajo el campanil, las del reloj (denominadas también horarias). Su altura, la del campanario, es de 48 metros hasta la veleta y las mencionadas campanas horarias fueron las únicas que se salvaron durante el conflicto bélico, aunque no son las más antiguas de la ciudad.
Cada campana tiene un nombre, principalmente devociones del propio municipio
Sus nombres
La sapiencia de Javier Monllor respecto a los campanarios alcoyanos es infinita, y seguimos en Santa María, centrándonos en la sala de campanas, donde se vislumbran seis, fundidas todas ellas por la empresa valenciana Manclús. Dos de ellas, por el paso del tiempo, sufrieron desperfectos, teniendo que ser sustituidas por la firma Roses Adzeneta de Albaida.
Nuestro interlocutor nos aclara que están a la espera de contar con la colaboración de las principales entidades de Alcoy, sobre todo del consistorio. “Bajo las campanas -puntualiza- se encuentra el reloj, cuyo mantenimiento corresponde al ayuntamiento y al que se le debe dar cuerda para su correcto funcionamiento”. Se encarga de ello una empresa relojera del municipio desde hace más de medio siglo.
Asimismo, todas las campanas tienen un nombre, en conmemoración la mayor parte a las devociones de la urbe; a sus patronos. La más importante y conocida, denominada precisamente Santa María, de 1.830 kg, tan grande como las de la Catedral de Valencia, posee una inscripción que explica los usos religiosos y civiles de las campanas.
San Mauro
El de San Mauro, por su parte, es un campanario enorme: 48 metros desde el suelo hasta la sala de campanas y 60 hasta la terraza superior. Son un total de 227 escalones si se quiere alcanzar su cima, mostrándose como el campanario más alto de Alcoy.
De forma octogonal, posee cuatro esferas de reloj (anteriormente disponía de carrillón, ahora desmontado) y cuatro campanas de altísimas prestaciones, fabricadas precisamente por Roses Adzeneta. Son más pequeñas que las de Santa María, pero su sonido se escucha desde más distancia.
También es un campanario que precisa de adecuación para poder voltearse a mano y todavía no se puede visitar, “pese a que tenemos el objetivo que pueda recibir público en un futuro, al igual que el de San Roque”. En la actualidad hay un problema que se debe solucionar en su acceso.
La campana mayor de San Mauro lleva los nombres de los titulares y se podría pensar que la más grande sería la de la Virgen de los Lirios, pero no es así. Las de mayor tamaño son las de San Mauro y San Francisco.
San Roque
El tercer campanario en importancia es el de San Roque, con campanas primitivas, cuya construcción, de la mano del popular cura Cirilo Tormo Durá, se llevó a cabo justo al acabar la guerra. Por eso es anterior a las iglesias de Santa María y San Mauro, y por entonces ya contaba con campanas.
Sus campanas incorporan madera, “porque suena muy bien y se estropea mucho menos la estructura del campanario”. Esta técnica está prevista que se emplee en los otros campanarios, pero se realizará “cuando podamos, porque la reforma cuesta mucho dinero”. San Roque realizó esta novedad en 1998. De sus doce campanas, varias se conservan en el preventorio y en el colegio San Roque y seis, las más grandes, son las que están en la parroquia.
Su campana más grande, de relevantes dimensiones, pesa alrededor de 1.000 kg y se llama Inmaculada Concepción. La segunda en importancia es la San Roque y San Sebastián, precisamente la que está pegada al edificio. “El orden cambia por una razón, y se debe a que el Regimiento Vizcaya 21, que estaba muy cerca de la parroquia, quiso colaborar fundiendo una campana, lo que permitió que sea la más grande”. Su nombre procede de la Inmaculada Concepción, patrona de la Infantería.
Uno de los retos de la asociación es conseguir que se vuelva a voltear a mano
Santo Sepulcro y Sant Jordi
De nuevo en el centro de la ciudad se halla el campanario del Santo Sepulcro, monasterio regido por monjas de clausura, donde se esconde la famosa capilla del ‘Jesuset del Miracle’. Disponen de tres campanas, que desafortunadamente no se pueden ver al estar ocultas tras una verja. “Pero sí funcionan y de hecho tocan todos los días”. Este campanario es de los pocos que se salvaron en Alcoy a lo largo de la Guerra Civil Española.
La nueva iglesia de Sant Jordi, cuya última reconstrucción data de 1921, presenta dos torres, aunque campanas existen únicamente en una de ellas, la que da a la calle San Blas. Curiosamente, la campana principal en este caso no es la de Sant Jordi, porque hasta los años ochenta solo había dos y entonces se hicieron otras dos campanas, más grandes. La familia que lo financió tenía una profunda devoción a la Virgen del Rocío y por esa razón la campana más grande se llama La Blanca Paloma.
El de Santa María es el único al que se puede acceder actualmente y el de San Mauro se podrá visitar en un futuro
Santuario de María Auxiliadora
Otro recinto sagrado que quedó intacto a la conclusión de la guerra fue el Santuario de María Auxiliadora, que iniciaron los Salesianos a su llegada, en 1927, para sustituir la gran obra llevada a cabo por Mossèn Josep cuarenta años antes para fundar el Patronato de la Juventud Obrera.
El estallido de la guerra y la falta de medios impiden la conclusión de las dos torres en principio diseñadas. Fue también almacén y por ese motivo principalmente no fue destruido, al igual que la iglesia de Sant Jordi (que se convirtió en un museo gracias al buen hacer de uno de los escultores más conocidos de la ciudad).
María Auxiliadora estaba diseñada inicialmente con la presencia de dos torres, que como hemos dicho no se acabaron de levantar. Hasta que en los ochenta se decide construir una de ellas, el campanario que conocemos a día de hoy. Los más expertos pueden apreciar a simple vista que es un agregado más moderno que la parte de abajo, de piedra tosca. Una década después se le añaden las campanas.
Son campanas del maestro campanero Abel Portilla, de origen cántabro, sumamente hermosas. Su singularidad reside que una fue regalada por el colegio de Las Carmelitas y las otras tres llevan el nombre de tres jóvenes, vinculados con el centro Salesianos, que perdieron sus vidas en trágicos accidentes.
«Todavía queda mucho por hacer: inventarios y adecuación de los campanarios», asegura el presidente de la entidad, Javier Monllor
Otros campanarios menos conocidos
Obviamente existen más campanas, campaniles y espadañas repartidos por la ciudad de Alcoy, en parroquias más modernas, nos alerta Monllor. Uno muy curioso y antiguo es el que posee la Textil Alcoyana -anterior Fábrica de Paños de Alcoy- en su capilla de San Miguel; y otro, más vanguardista, en la zona norte, el de la parroquia del Sagrado Corazón. O las campanas de la parroquia del Salvador, que no voltean porque son fijas.
En zonas más apartadas del centro, como Santa Rosa o Batoi, hay otras campanas procedentes de antiguas congregaciones que se han ido recuperando con el paso del tiempo. También muy anecdótica es la Ermita de la Font Roja, cuyo campanario, situado a más de 1.000 metros de altitud, es el más ‘alto’ de toda la provincia.
Finalmente, algunas campanas son simplemente civiles, como las tres del reloj, que no funciona, del Centro de Arte (CADA). Sobre el edificio, que era la antigua Caja de Ahorros y Monte Piedad de Alcoy, se ubica otro reloj, que en este caso sí funciona, pero contrariamente las campanas no suenan. Son, no obstante, de una calidad impresionante, datadas en el siglo XIX.