Los expertos meteorolgóciso llevan ya varios días alertando de que la rotura de un vórtice polar podría traer a toda la Península Ibérica la primera gran ola de frío de esta temporada invernal con temperaturas realmente gélidas.
Pero ¿qué es exactamente la rotura del vértice polar? Situados en el océano Glacial Ártico y el continente antártico, las dos regiones polares de nuestro planeta, el vórtice polar es un ciclón persistente. Estas gigantescas áreas de aire gélido están formadas, a su vez, por el vórtice estratosférico (entre los 15 y 35 kilómetros de altitud) y el vórtice troposférico (por debajo de los 15 kilómetros).
Para quedar confinados en las regiones polares, los vórtices requieren de que el aire sople fuerte. Pero si se produce un aumento repentino de las temperaturas, entonces los vórtices pueden romperse, y el aire frío se expande por zonas poco habituales.
Según explica Amy Butler, experta en estratosfera de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), suele confundirse el vórtice polar con la corriente en chorro polar, pero la segunda se encuentra a menor altitud y es la que afecta cotidianamente a nuestro clima invernal en las latitudes medias separando el aire más cálido del más frío de los polos. El vórtice polar es un fenómeno más ocasional, y también puede desencadenar cambios de temperatura más acentuados.
En los primeros días de enero de 2021, previamente a la borrasca Filomena, ya se produjo una rotura del vórtice que provocó que el aire ártico alcanzara España en los días anteriores, originando así el ambiente frío necesario para que se produjera aquella gran nevada, con la llegada de la borrasca, que cubrió ciudades como Madrid. Ya pasada la borrasca, se sucedió una ola de frío con registros de hasta -15 °C.
Paradójicamente, esta clase de fenómenos pueden ser cada vez más frecuentes debido al calentamiento global, como explica Butler: “Las olas siempre están ahí, pero cualquier cosa que cambie su fuerza o ubicación, incluidos cambios en la temperatura y la presión de la superficie que resultan de la pérdida de hielo marino, puede influir potencialmente en el vórtice polar”. Por consiguiente, si bien estos días finalmente no tiene lugar la rotura del vértice polar, es probable que volvamos a oír de él en los próximos años.