Hace tiempo, demasiado, que los alumnos de los distintos Colegios de Educación Infantil y Primaria (CEIP) y, sobre todo, del Instituto de Educación Secundaria (IES) de La Nucía, esperan que la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte de la Generalitat Valenciana haga caso a las repetidas peticiones que se han venido haciendo, tanto desde el ámbito educativo como desde el propio ayuntamiento nuciero, para que se construyan, al menos, dos nuevos centros -uno de cada tipo- en el municipio.
Ahora, por fin, el Consell ha escuchado, porque ya no quedaba más remedio que hacerlo, esas reivindicaciones y ha prometido la construcción de un nuevo CEIP así como un nuevo IES, que ayudarán a aliviar la situación de saturación de los existentes. Pero esa promesa, que ha contentado a todos, también ha tenido una ‘cara b’ que ha producido un hondo disgusto.
Aumento del gasto
La cuestión de las ratios de alumnos por aula es una discusión casi tan antigua como el propio concepto de educación formal. Mientras que todos, docentes, familias y políticos -con más entusiasmo cuando ocupan las bancadas de la oposición-, reconocen que un menor número de alumnos por aula beneficia la calidad de la enseñanza en tanto y cuanto permite una mayor atención personalizada, el acuerdo se rompe a la hora de abordar cómo se puede financiar esa necesaria bajada.
Un menor número de alumnos por clase significa disponer de más aulas. Por lo tanto, de más colegios. En consecuencia, de más profesores. También de más material, personal auxiliar, líneas de transporte y gastos de mantenimiento. Y eso, claro, hay que pagarlo… con un presupuesto que, por pura lógica, es finito.
La Conselleria ha prometido un nuevo CEIP y un nuevo IES, pero los plazos de ejecución son excesivos
Aulas abarrotadas
Y así, entre discusión y discusión, han ido pasando los años y los centros educativos de La Nucía, que se diseñaron y dimensionaron para un municipio demográficamente mucho más pequeño que el actual, se han ido saturando. Baste como ejemplo el hecho de que el IES, que no sólo ha crecido en número de estudiantes, sino también (y una cosa es consecuencia directa de la otra) de titulaciones, se realizó para una comunidad de 500 alumnos y actualmente prácticamente triplica esa cantidad.
“Eso redunda muy negativamente en la calidad de la enseñanza”, se lamenta una madre en la puerta del centro mientras espera la salida de los suyos. Una realidad que ha sido muchas veces denunciada por el alcalde, Bernabé Cano, durante los largos años en los que ha venido pidiendo, una y otra vez, que se iniciaran los procesos burocráticos para convertir esos nuevos centros en realidad.
El IES de La Nucía se proyectó en su día para 500 alumnos y hoy en día alberga cerca del triple de esa cantidad
Soluciones imaginativas
Mientras, los responsables de los centros, con la ayuda de los servicios municipales para llevar a cabo esas labores, han ido tirando de imaginación y, casi, de consejos de programa televisivo de bricolaje e interiorismo para sacar el mayor partido al espacio disponible.
Han convertido en aulas áreas inicialmente destinadas a otros usos como bibliotecas, aulas de música o informática e, incluso, parte de los gimnasios. Algo que, si bien se acentuó por motivos obvios durante la pandemia, no es algo nuevo ni circunstancial para los nucieros.
Estudiantes, docentes y familiares lamentan que la situación provoca una merma en la calidad de la enseñanza
Una solución tardía
Ahora, al fin, la Consellería de Educación, Cultura y Deporte ha dado el visto bueno a la construcción del nuevo CEIP y de un nuevo IES en La Nucía, como también se ha comprometido a ejecutar un nuevo centro educativo en la vecina localidad de Finestrat, en la que su alcalde, Juanfran Pérez Llorca, llevaba años haciendo presión junto a Bernabé Cano a las puertas del gobierno regional.
Una gran noticia que, en La Nucía, nadie niega, pero que ha llegado acompañada de un jarro de agua fría en forma de un mayor retraso del que, aparentemente, sería necesario para realizar los típicos pasos de este tipo de iniciativas: redacción del proyecto, licitación, construcción e inauguración.
Continuo crecimiento
Así las cosas, y pese a que desde el ámbito educativo (estudiantes, docentes y familias) y político se reconoce que la decisión de la Conselleria de aceptar, casi de una tacada, la construcción de los dos nuevos centros es una gran noticia y todos se muestran satisfechos por ello, también lamentan que vayan a pasar, al menos, otros seis años hasta que todo sea una realidad que dé solución a los problemas actuales.
Un momento, temen algunos, en los que lo ahora propuesto no sea más que un parche porque, conviene no olvidarlo, la población de La Nucía sigue creciendo y existen diversos proyectos, como el PAI La Serreta, que posibilitarán la construcción de miles de nuevas viviendas que, por definición, podrían volver a colocar la ficha de las necesidades educativas en la casilla de salida de un tablero en el que, en el fondo, se juega con algo tan serio como la formación -y el futuro- de los jóvenes nucieros.