De todos los escenarios que se utilizan para la celebración de las fiestas de Moros y Cristianos, el castillo de Sant Jordi es el más representativo de todos, por significar el eje y centro de la trilogía festera.
Relatan las antiguas crónicas que es en el siglo XVIII cuando aparece el primer castillo, símbolo fundamental donde recae el peso de la conmemoración anual. Esta original fortaleza, pequeña, se describe como sencilla e ingenua, construida a base de telas gruesas y piezas de madera.
Frente al diminuto castillo se alzaban también un reducido grupo de pequeñas casas, que representaban la villa alcoyana en la época de la Reconquista.
Su primera aparición se remonta al siglo XVIII, siendo desde entonces el eje de los actos festivos
Se construye otro castillo
Pasa el tiempo hasta que el 15 de abril de 1799 el corregidor del municipio de Alcoy recibe un escrito, de Joaquín Verdú Monllor, miembro de la Junta de San Jorge, en el que señalaba que los devotos de la asociación habían construido un nuevo castillo de madera para mayor lucimiento del ‘Alardo’.
Este segundo castillo era cuadrangular y no excesivamente grande. Contaba con dos plantas con almenas y dos torres cuadradas, unidas por una muralla. La puerta, por su parte, era levadiza y, sobre ella, había un balcón, todo ello construido por piezas de madera desmontables. Se instaló desde el primer momento frente a la iglesia de Santa María.
Subasta
Finalizados los festejos de 1894, los regidores de las fiestas alcoyanas deciden ‘jubilar’ el viejo castillo, que había soportado el desgaste de casi cien años de historia y el peso de tantos festeros sobre sus tablas.
Se acordó entonces ofrecerlo en subasta pública porque había prisa para comenzar la fabricación del nuevo castillo. Dicha subasta se celebró el 29 de abril de ese año 1894, cinco días después de la conclusión de las fiestas, partiendo de 150 pesetas. Vicente Zaragoza Linares alcanzó las 176, aunque finalmente Jorge Aznar Serra, industrial metalúrgico, se hizo con el botín por 180 pesetas.
Durante la guerra su estructura de hierro fue empleada para la construcción de un refugio antiaéreo
Cómo es el actual
El castillo actual, construido para las siguientes fiestas, dispone de dos plantas, con una torre redonda y otra cuadrada, siendo la primera ligeramente más alta. Alberga también almenas figuradas, un puente levadizo interior, torreones y ventanales decorativos, con 175 tableros que forman sus pisos.
Posee escaleras interiores y precisa de más de 3.000 tornillos de diversos tamaños para su pleno ensamblaje. Prácticamente todos los años son habituales reparaciones y manos de pintura, para que quede perfecto de cara a las próximas fiestas.
Su uso en la guerra
A lo largo de la Guerra Civil, el castillo estuvo almacenado en unos depósitos municipales del ayuntamiento, en la calle Casablanca. En 1937 su estructura de hierro fue incluso empleada para la construcción de un refugio antiaéreo ubicado en la plaza Emilio Sala y los tableros de madera estuvieron cerca de ser quemados, porque había necesidad de todo.
Pero la acertada intervención de Ismael Peidró Esteve, ‘Foya’, pudo evitar la total destrucción del castillo. Finalizado el conflicto bélico, la empresa local Rodes Hermanos -hoy desaparecida- regaló a la asociación de San Jorge una nueva estructura metálica y en 1940 volvió a levantarse la fortaleza en la plaza como símbolo de las fiestas.
Existe la creencia que las mujeres solteras que dan tres vueltas al castillo encuentran marido
Tres montadores
Desde su construcción han sido tres las empresas alcoyanas las dedicadas al montaje, desmontaje y conservación del castillo. Entre 1895 y 1900, Aznar Hermanos, la propia compañía constructora, de 1901 a 1920, la veterana firma carpintera de Miguel García Miró, y desde entonces hasta 1981 la igualmente conocida empresa del mencionado Ismael Peidró.
Durante esos 61 años fueron diez los montadores especialistas los que se ocupaban del trabajo, auxiliados por numerosos peones. Desde 1982 es el ayuntamiento el que se encarga del montaje y desmantelamiento del castillo.
Como curiosidad, en la puerta de la fortaleza está escrito en árabe la siguiente inscripción: ‘Alabado sea Dios, señor del mundo’.
Viejas creencias
Existen una serie de creencias o supersticiones populares alrededor del castillo. La primera, la más extendida, afirma que su montaje atrae a la lluvia y según las estadísticas, todos los años nada más finalizar los montadores su trabajo, llega el agua en forma de chaparrón a la ciudad. Ésa es la tradición, aunque muchos optan por el conocido refrán de ‘en abril, aguas mil’.
La otra curiosidad es menos conocida, pero igualmente graciosa. Se asegura que si, después del acto de la ‘Aparición’, una chica soltera da tres vueltas al castillo, no tarda en encontrar pareja. Algunas casadas indican que así lo hicieron.
Condolencias
Desde AQUÍ en Alcoy lamentamos la pérdida de José Pascual Sellés, director del Museo Alcoyano de la Fiesta. Descanse en paz.