Los meses más fríos del año -una afirmación a la que muchos de los turistas y visitantes que llegan a Altea procedentes del centro y norte de Europa pondrá gran cantidad de comillas- son aprovechados por los mejores equipos del pelotón ciclista internacional para recalar en la Costa Blanca y realizar aquí sus concentraciones invernales antes de comenzar la temporada, a finales de este mes de febrero, precisamente con la Clàssica CV 1969 que se disputa entre La Nucía y València.
Esa será la primera carrera profesional en suelo europeo, pero el auge de la bicicleta como medio de transporte, y no sólo como una herramienta para la alta competición o para la práctica deportiva de fin de semana, es una realidad que se sigue asentando en la mayor parte de las ciudades de España y Europa.
Cambios urbanos
Una realidad que forma parte de la guerra que el Viejo Continente le ha declarado a aquellas actividades diarias más contaminantes. Una batalla a la que se le pueden poner muchísimos ‘peros’ -tibieza con las grandes corporaciones, falta de valentía al abordar el transporte aéreo, dependencia excesiva de países que no han firmado los tratados internacionales…-, pero que supone un granito de arena, uno más, para evitar algo tan sencillo y terrible como nuestra extinción como raza en un futuro no tan lejano.
Una contienda, en cualquier caso, para la que las ciudades deben prepararse ya que no es posible cambiar de la noche a la mañana una evolución de casi dos siglos en los que el asfalto gris para los coches ha ido adueñándose del paisaje. Ahora, toca aparcar el coche y recuperar una movilidad más limpia, pero para eso hay que invertir y crear infraestructuras.
La actuación ha sido posible gracias a una subvención recibida desde el IVACE con cargo al MOVES
Búsqueda de financiación
Y es precisamente en ese estadio, el de adaptar el municipio para propiciar el cambio de usos y costumbres de los conductores -y que dejen de serlo en buena parte de sus desplazamientos- en lo que está ahora el ayuntamiento de Altea, que de forma casi constante lleva varios años buscando y encontrando financiación propia o externa para acometer esas mejoras.
La última, de hecho, ha llegado a través del Instituto Valenciano de la Competitividad Empresarial (IVACE) dentro del marco del Programa de Incentivos a la Movilidad Eficiente y Sostenible (MOVES) y ha contado con una partida presupuestaria de casi 20.000 euros.
Esta iniciativa ha servido para seguir avanzando en el proyecto Altea Zero Emisiones
Mejora de la seguridad ciclista
Gracias a esta ayuda, tal y como ha explicado el concejal de Urbanismo, José Orozco, la Villa Blanca ha ejecutado “la mejora integral de los itinerarios ciclistas creando más de cinco nuevos kilómetros de ciclocalles”. Además, esa subvención también “ha permitido solventar los diez puntos críticos detectados en su trazado”.
Según el edil alteano, con esta acción “se completa uno de los objetivos del Plan Director de Movilidad de la Bicicleta y Vehículos de Movilidad Personal (VMP) de 2021” y, así mismo, “se incrementa la seguridad, el confort, hace más accesible el uso de la bici en el casco urbano y soluciona los puntos críticos incómodos y, en algunos casos, peligrosos de nuestra red de carriles bici”.
«Buscamos incentivar los desplazamientos en vehículos no contaminantes y adaptar los carriles específicos de bicis o vehículos de movilidad personal» J. Orozco
Nuevos aparcamientos
En concreto, según ha detallado el responsable de las áreas locales de Urbanismo y Medio Ambiente, “el proyecto ejecutado ha consistido en la mejora de la señalética vertical y horizontal de diferentes calles céntricas, mejorando diez puntos detectados como conflictivos. Entre ellos, alguno en el río, y se han puesto a disposición de los usuarios 66 nuevos aparca-bicicletas. De esta manera, se generan nuevos itinerarios ahora disponibles y se mejora el conjunto de la red, objetivos incluidos en el Plan Director”.
Orozco ha explicado además que “en algunos casos se ha ensanchado el tramo para permitir la circulación en bicicletas y de peatones, o se ha ejecutado la conexión del tramo de carril-bici al resto de la red, como ocurría en el paso de peatones de Sant Pere o en la Avenida Juan Alvado”.
Calles para todos
Todo, según explica el edil, porque “uno de los problemas más repetidos es la falta de continuidad del carril-bici, bien porque no existía al final de un tramo, bien porque este era muy estrecho o se encontraba en mal estado”.
Orozco considera que uno de los objetivos estratégicos de Altea pasa necesariamente por “incentivar los desplazamientos en vehículos no contaminantes y adaptar los carriles específicos de bicis o vehículos de movilidad personal para que estén adaptados a todos los tipos de usuarios, de todas las edades y de cualquier nivel”.
“Con esta actuación, enmarcada en el proyecto Altea Zero Emisiones, se incrementa la sensación de seguridad empoderando al ciclista y se fomenta una movilidad más sostenible con menos vehículos a motor y un tráfico más amable”, ha subrayado, a modo de resumen, el edil de Urbanismo que ya ha adelantado que esta no será la última actuación que se realice en Altea en este sentido.