Los dos máximos reconocimientos honoríficos que pueden otorgar los ayuntamientos a una determinada persona son los de Hijo Predilecto e Hijo Adoptivo. El primero está destinado a los nacidos en la localidad y el segundo a los foráneos.
Predilectos o adoptivos
Se supone que estos títulos se inventaron -hacia el siglo XIX- para homenajear a individuos que hubieran realizado una labor destacada por el municipio, una especie de relación de personajes ilustres locales. Si bien con los predilectos siempre suele ser así, la cosa se vuelve bastante más relativa con los adoptivos. En muchas ocasiones los ayuntamientos han utilizado esta figura para adular a personas que nada tenían que ver con la localidad, normalmente por fines puramente políticos.
Por eso es interesante repasar quienes son los hijos adoptivos que se han concedido en Crevillent a lo largo de la historia. Ya avisamos de antemano que probablemente encontremos llamativo -o incluso injusto- que ciertas personas compartan esta misma lista, pero no deja de ser un reflejo histórico de cada época.
Franco fue nombrado Hijo Adoptivo de Crevillent, pero no hay constancia de que pasara nunca por aquí
Los primeros hijos
El agraciado más antiguo como Hijo Adoptivo de Crevillent fue Javier de Burgos. Este político granadino llegó a ser diputado y ministro a principios del siglo XIX por el Partido Moderado, y quizás su mayor aportación intemporal fue reorganizar administrativamente España. Se encargó de diseñar el mapa provincial en 1833.
Han pasado casi dos siglos desde entonces, y las provincias fijadas por Javier de Burgos siguen siendo exactamente las mismas. Solo se ha producido una modificación posterior; él concibió a todas las islas Canarias como una sola provincia, pero años más tarde se dividieron entre Gran Canaria y Tenerife. Eso sí, desconocemos qué relación pudiera tener con nuestra localidad. Probablemente ninguna.
Algo más de vinculación sí tuvo Cristino Bermúdez de Castro, quien fue gobernador civil y militar de la provincia de Alicante. Era un hombre muy bien considerado en su época, ya que había sido varias veces herido en combate y condecorado por ello tanto en la Guerra de Cuba como en la de Marruecos. Eso sí, este reconocimiento le fue otorgado sobre todo como recompensa por apoyar el golpe de estado que llevó al general Miguel Primo de Rivera al poder en 1923.
Vicente Boix Reig ejerció de secretario municipal en el ayuntamiento durante la Transición
Los franquistas
Hablando de dictadores, suponemos que no hace falta explicar quien fue Francisco Franco Bahamonde. Efectivamente, el ‘generalísimo’ recibió este honor por parte del primer Ayuntamiento franquista de Crevillent al poco de terminar la guerra. No hay constancia alguna de que visitara nuestro municipio durante las cuatro décadas que fue jefe de estado. Sí lo hizo su esposa Carmen Polo en 1960.
Casi tan hombre del régimen como el propio Franco fue el ingeniero militar cántabro Antonio Correa. Sin embargo en este caso sí se ganó algo más el reconocimiento, ya que como diputado nacional visitó varias veces la localidad y se involucró en la construcción de varias infraestructuras hidráulicas para mejorar la agricultura de la zona.
Javier de Burgos fue el encargado de diseñar el mapa actual de las provincias de España
Duyos, Quesada y Boix
Un poco más contemporáneo es el poeta valenciano Rafael Duyos, que trabajaba de médico hasta que un buen día decidió dejar su profesión para dedicarse íntegramente a la literatura. Su vinculación con nuestro pueblo le viene sobre todo en sus últimos años de vida, ya que le dio por ordenarse sacerdote y precisamente ejerció aquí. De hecho dedicó algunos poemas a Crevillent.
Todavía más arraigado a nuestra localidad estaba el artista Julio Quesada Guilabert. Si bien nació en Madrid, toda su familia era crevillentina, hasta el punto de que su propio abuelo fue alcalde. Está considerado como uno de los mejores acuarelistas del siglo XX y tiene obras expuestas incluso en el Louvre de París o la Tate Gallery de Londres.
Menos famoso que los dos anteriores, pero seguramente el más querido por todos en el ayuntamiento, fue Vicente Boix Reig, quien ejerció de secretario general municipal desde 1970 hasta 1981. A pesar de que entró como funcionario en la época franquista, jugó un papel destacado durante la Transición en el proceso de adaptar el consistorio crevillentino al nuevo orden democrático. En el acta plenaria se especificó que era alguien muy estimado tanto por los políticos como por el resto de trabajadores.
El último, Benlliure
Y la última persona que forma parte de esta relación es nada menos que Mariano Benlliure. El eterno escultor valenciano, idolatrado especialmente en Crevillent por sus aportaciones a nuestra Semana Santa.
Su nombramiento como Hijo Adoptivo fue aprobado este pasado verano por el Ayuntamiento y recibió el apoyo unánime de todos los grupos políticos que forman el pleno municipal. No en vano la nuestra es la única ciudad donde el artista tiene dedicado un museo propio y aquí se encuentra expuesto una gran parte de su legado. Precisamente en este 2022 se ha celebrado el Año Benlliure, por el 75 aniversario de su fallecimiento.