Entrevista> Ana Belén Ballester / Coach emocional (Elche, 15-noviembre-1993)
La pérdida de un ser querido es uno de los momentos más complicados que todo ser humano debe afrontar alguna vez en su vida, y aunque puede parecer muy duro, las personas encuentran formas de adaptarse a la vida sin la persona que perdieron.
En el caso de Ana Belén Ballester, los primeros meses nos cuenta que los dedicó a reprimir emociones y a no expresar su dolor, lo que le generó un bloqueo que consiguió superar gracias a la escritura.
Surgieron poemas, sentimientos y vivencias, que dieron forma a un libro ‘Contigo en la distancia’, que le ayudó a superar y expresar su dolor por la muerte de su pareja, y a ayudar a otras personas que pasan por su misma situación. Con el tiempo se ha formado como coach emocional para ayudar a otras personas que pasan por la misma situación que ella misma vivió.
Además, prepara otro libro enfocado a la psicología infantil.
¿Cómo recuerdas ese momento?
Yo acudía todos los días, todos, a la reunión con los doctores para recibir el parte médico, pero justo ese último día no pude ir, y para cuando llegué al hospital su familia me estaba esperando para contármelo y protegerme.
Él tenía 25 años y yo 24. Desde el principio de la relación era consciente de que él ya contaba con problemas de salud, pero no me importó.
«Aislarse un poco es sano, pero es mejor contar con las personas más cercanas»
¿Cuándo nació la idea de este libro?
En terapias emocionales me aconsejaron que expresara esas emociones de la forma más cómoda para mí, y esa era la escritura. El libro nació con la intención de canalizar mi dolor, y en la actualidad a ayudar a personas que viven esa situación, que como yo les cueste expresar ese dolor, y aceptar ese sentimiento de pérdida.
A día de hoy sé que el libro ha ayudado a personas que pasaban por un duelo a sentirse más acompañadas, menos incomprendidas, y ahí sé que valió la pena.
¿Era la primera vez que escribías?
Siempre he recurrido a la escritura para expresarme y ordenarme. Mi profesor de literatura me aconsejaba libros, y creo que mi interés hizo que ese profesor viese algo en mí que le llevó a animarme y a guiarme, así que a día de hoy le estoy agradecida por ello.
¿Qué vamos a encontrar en su interior?
Es un libro autobiográfico, compuesto en su mayoría por poemas, los cuales hacen referencia a las diferentes fases del duelo por las que pasé, reflejadas una a una. El lector puede apreciar esos procesos, esos cambios de fase, esa evolución tanto emocional como personal.
También tiene una perspectiva más espiritual, ya que inevitablemente mi vivencia personal me ha llevado a acoger pensamientos y filosofías que van más allá del cuerpo y de lo material, y algunas de esas experiencias están relatadas en el libro.
«Gracias a él he descubierto el coaching y me siento feliz entregándome a esa labor humana»
¿Fue por lo tanto tu tabla de salvación?
Rotundamente sí. Pero no por el hecho de escribirlo, sino por el hecho de aceptar las emociones, y así permitirme expresarlas, pero no aceptarlas en el sentido de «cargar» con ese sufrimiento o con ese dolor, sino aceptar que tengo derecho a sentirlo así y que sobre todo es normal y natural.
Tendemos a calificar las emociones como buenas o malas cuando en realidad simplemente son, nos parecerán más agradables o menos, pero todas son.
Quizás también una forma de rendirle homenaje.
Aunque no es esa la motivación principal para publicarlo, claro que una parte de mí siente que así le agradezco, le reconozco y le honro. Además, tenía una filosofía de vida tan admirable que sentía que el mundo debía saber de él. Él me escribió una canción, y yo le he escrito un libro. Fueron nuestros actos de amor.
¿Qué otras cosas crees que son importantes para superar el duelo?
Por supuesto el apoyo familiar, aunque a veces la mente nos pida aislarnos. Aislarse un poco es sano, pero es fundamental contar con esos apoyos más cercanos, hablarlo y expresarlo. Es inevitable derrumbarse en algún momento o en alguna parte del proceso, por eso la gestión emocional es muy importante también, y para eso tenemos a profesionales a nuestro alcance.
En mi caso, acudí a terapia emocional, y allí me ofrecieron herramientas para trabajar y gestionar cada conflicto interno. Con el tiempo me formé en esas terapias como coach, y ahora soy yo la que acompaña a esas personas en sus procesos de duelo o en cualquier tipo de conflicto tanto personal como emocional.
«La muerte es un tabú, nos da miedo y la ocultamos»
¿Cuáles son los consejos que le darías a las personas que en estos momentos están pasando por lo que tu pasaste?
Independientemente del tipo de pérdida, va a doler. Es verdad que cada duelo es único y no me atrevo a hablar más que de mi experiencia, que supuso un derrumbamiento de cualquier plan de futuro que tuviera en mi cabeza.
Me veía sola a nivel de pareja el resto de mi vida y carecía de mérito cualquier logro porque ya no podía compartirlo con él. Pero igual que fue eso, también ha sido un crecimiento personal increíble, ha sido una circunstancia de la vida que me ha llevado por caminos que ni hubiera imaginado. He rehecho mi vida y ahora mismo estoy embarazada.
Descubrir el coaching me ha hecho sentirme feliz entregándome a esa labor humana, y servir al mundo en lo que pueda; o llegar a publicar un libro, realizar recitales o entrevistas como esta, yo, que estaba escondida en mi casa escribiendo para mí.
Una reflexión para finalizar.
Pues siguiendo el hilo de esto último, me encantaría nombrar al escritor Albert Espinosa, quien tiene una frase que yo ya he incluido en mi filosofía de vida, y es: «Si nos enseñasen a perder, ganaríamos siempre».
Socialmente, la muerte es un tabú, nos da miedo y la ocultamos. La muerte es algo que experimenta el que se muere, el que se queda aquí lo que experimenta es la pérdida, pero es que antes de experimentar esa pérdida ha estado experimentando la ganancia.
¿Cuál es esa ganancia?
La ganancia es todo ese tiempo que se ha compartido con la persona, las conversaciones, los viajes, las risas, etc. Y esas ganancias cuando llega la pérdida se nos olvidan, les quitamos protagonismo cuando en realidad son un regalo inmenso que esa persona nos ha dado. Estoy convencida de que dentro de esas vivencias y recuerdos, hay algún aprendizaje, algún consejo que dejó, alguna frase que te marcó, algo que te dijo y que te hizo crecer.
Yo no siento que le he perdido, está en mí, en mi forma de pensar, en mi forma de sentir, en mi forma de ver el mundo.