Entrevista> Rafael Clavellinas / Escritor (Alcoy, 1-agosto-1978)
Rafael Clavellinas es el autor de ‘El Camino de los Inocentes’, una sorprendente novela que ha supuesto un arduo e inagotable trabajo de investigación durante ocho años, en los que el escritor incluso ha visitado de primera mano numerosos rincones de la histórica ciudad de Florencia. La novela, lanzada al mercado el pasado mes de abril, cuenta con una segunda parte (todavía no publicada).
¿Cuál es la historia que quieres transmitir en tu novela?
La historia de ‘El Camino de los Inocentes’ refleja una cruda realidad, basada en hechos reales y sucedida en Florencia (Italia). Se trata de una historia muy bien documentada, con numerosos apuntes, realizada tras una larga investigación, incluso en la propia capital toscana donde residí unas semanas para poder respirar el ambiente que había en el edificio donde sucede la historia.
«Es una obra basada en hechos reales, sucedida en Florencia, muy bien documentada y llena de infinitos apuntes»
¿Atrapa al lector desde la primera página?
Una de las cosas que tuve clarísimo desde el primer momento es que el lector trepidara ya en la página uno. Fue el ambicioso objetivo que me planteé con esta historia: cuestionarte qué está ocurriendo o hacía dónde vamos es realmente la clave para provocar el enganche entre el lector y el libro.
Cuéntanos de que va la trama
Cuenta la historia de un niño que es abandonado en un lugar muy extraño, muy raro, en un mecanismo o artilugio muy original. Allí, en Florencia, deberá vivir en un edificio histórico, pero poco conocido, relegado a un segundo o tercer plano tras el duomo (catedral) u otras construcciones emblemáticas.
Ese edificio esconde en su interior un enorme potencial, con obras de autores increíbles, pero que ha sido asimismo la vergüenza de la ciudad.
¿Esta inquietante historia cómo la investigas?
Simplemente la historia llegó a mí, de rebote. En ocasiones pienso que las historias le encuentran a uno, me buscó como responsable para transmitirla y mi labor se limitó a recopilar información e irme hasta Florencia a investigar.
Tuve la suerte de asistir a la inauguración de este edificio ahora como uno de los museos más relevantes de la ciudad y visité todo lo que había antiguo del edificio, a día de hoy totalmente rehecho.
¿Cuánto tiempo estuviste en Florencia documentándote?
Unas tres semanas, en la fase final del libro. Tenía ya toda la obra escrita y fui a la Toscana a buscar matices y sensaciones para hacer los últimos retoques. Empecé a investigar mucho antes y me desplacé a Italia al cuarto año de trabajo, cuando gran parte ya estaba avanzado.
Me faltaban, no obstante, ultimar detalles, reestructurarlo, darle el sentido a toda la obra y seguidamente buscar una editorial, momento que coincidió con el confinamiento.
«El edificio donde se desarrolla la trama esconde un enorme potencial, pero también ha sido la vergüenza de la ciudad»
¿Consideras que has descubierto algo oculto?
El mensaje final del libro, como se aprecia en la solapa interior, es “el silencio de los niños que ahora tendrán voz”. No considero que haya sido el autor de nada, sino únicamente la persona que ha intentado transmitir aquello que ha ocurrido allí, en Florencia.
Soy el que da voz a los millones de almas que pasaron por ese lugar. Como se aprecia en la portada, el edificio es completamente real y la plaza donde se desarrolla la novela existe.
Se trata de una plaza, la de la Santissima Anunziata, que no es de las más conocidas de la ciudad y algún lector ha ido a la capital de la Toscana a reconocer este edificio del Renacimiento, diseñado por Filippo Brunelleschi. A entrar al museo y a constatar lo que relato.
¿Este tema es conocido en Italia?
No al menos cómo yo la cuento, tras investigar qué pasó. Sería sumamente interesante que se tradujera al italiano y la novela llegara a ese país.
¿Su lectura es sencilla?
Hoy en día la sociedad adolece de falta de tiempo, todo precisa de una inmediatez, y la lectura cada vez se está convirtiendo en un baluarte más complicado. En esa línea tenía clarísimo que, aunque el libro tiene cierto grosor, superando las 400 páginas, cuenta con setenta capítulos cortos -de cuatro o cinco hojas cada uno- que facilitan una lectura rápida y sencilla.
Además, cada capítulo finaliza con una sensación de querer continuar con el siguiente, un poco parecido al efecto de las series de televisión, tan en boga a día de hoy. Brinda también una lectura agradecida.
¿El lector debe documentarse previamente?
Opino que no, forma parte de la magia o sorpresa del libro. Es una obra muy genuina en ese aspecto por cómo está escrita o su tiempo verbal. Muchos lectores me dicen que les ha costado las primeras hojas ubicarse, pero que posteriormente se han dado cuenta de la originalidad de la novela.
«La historia llegó a mí de rebote, por casualidad, me buscó para transmitirla»
¿Puede incluso llegar a ser adictiva?
El número de interrogantes que se van creando a lo largo de la historia, que se resuelven al final de la novela, es otro de los puntos que enganchan. Me han llegado a decir, ciertos lectores, que ‘El Camino de los Inocentes’ se ha convertido en su libro favorito, por el inicio, por el final… Y hasta se lo han leído dos veces seguidas.
También tocas la fibra del lector.
Me dicen, muchas veces, “me lo estoy acabando y quiero parar”, porque les está fascinando. O “no quiero que termine nunca”. “¡Qué corto lo has hecho!”, también me lo repiten.
¿Cuáles son tus influencias?
Carlos Ruiz Zafón, gran escritor fallecido hace pocos años; películas como ‘La vida es bella’ (1997), de Roberto Begnini, un film que me marcó muchísimo; o también el largometraje ‘El perfume’ (2006), basado en la novela homónima de Patrick Süskind.
Y tu estilo, ¿cuál es?
Muy personal. No es una obra típicamente comercial, con un vocabulario para todos los públicos. Incluyo un poco más de rigor técnico, con constantes acotaciones a pie de página -para certificar que la historia es real, que sucedió-. Es, por lo tanto, una novela de fácil lectura, pero no de un corte mercantil.
«La editorial no ha estado a la altura en la promoción del libro y eso ha afectado a las ventas»
¿Está teniendo una buena acogida?
La promoción es muy importante, pero lo es más el apoyo de las editoriales. La que ha publicado mi novela, Ediciones Libro Azul, por una serie de problemas de ‘stock’ o por alguna otra situación que desconozco, no está obtenido los resultados que esperaba.
Ahora, a través de mi página web, rafaelclavellinas.es, estoy haciendo llegar ejemplares a las personas interesadas.
Es una lástima esa mala gestión.
La editorial no ha estado a la altura de las circunstancias y, de haberlo sabido de antemano, no hubiera tenido ninguna vinculación con esa firma. Han ido a ferias y eventos y su forma de trabajar no me acaba de convencer, hay falta de seriedad.
¿Has contado con alguna pequeña colaboración?
Tuve la suerte que el manuscrito de la novela le llegó a un escritor de Barcelona -del que no puedo desvelar su nombre porque prefiere mantenerse en el anonimato-, al que le encantó y me ayudó a editarlo mediante una especie de ‘coaching’, para poder perfilar la obra al máximo. Le he sacado plenamente el jugo al libro, con una amplísima documentación llevada a cabo en un total de ocho años.
Este tema no es conocido en Italia, al menos como está explicado en la novela
¿De la literatura se puede vivir a día de hoy?
En absoluto. Te puedes dedicar plenamente a la escritura y tener pequeños ‘royalties’ (derechos de autor), ingresos puntuales que te dan ciertas alegrías. Pero la literatura para mí es una forma de contar historias como ésta.
En ‘El Camino de los Inocentes’ el lector apreciará la perspectiva periodística, compuesta de una recopilación muy fiel de la realidad. Realmente hay una denuncia detrás de todo este trabajo.
¿Cómo podemos incentivar la lectura a los más pequeños?
Los niños, opino, deben pasar por diferentes etapas para saber valorar lo que tú eres, lo que tú quieres y cuáles son tus preferencias. Puede ser que lean uno, dos o tres libros y digan “vaya castaña”, pero de repente cogen un cuarto libro que les marca, que les hace pensar “esto me encanta”.
A partir de ahí pueden hacerse amantes de ciertos perfiles literarios. Estoy convencido, además, que ‘El Camino de los Inocentes’ puede gustar mucho a la gente joven.
¿Qué libros recomiendas?
Los relatos cortos de Edgar Allan Poe me apasionan, me parecen fascinantes y divertidos. Me encantan también los libros de Sherlock Holmes, personaje creado por Arthur Conan Doyle, y las novelas detectivescas o de investigación.
«No soy el autor de nada, únicamente el que da voz a los millones de almas que pasaron por ese misterioso y angustioso lugar»
Publicaste anteriormente un manual didáctico de reglas de fútbol.
De hecho, fui árbitro más de quince años, comenzando bien joven. Llegué a pitar en Tercera División, fue una experiencia muy gratificante y todo ello lo quise reflejar en un manual de reglas de fútbol.
Eres también profesor, psicólogo y psicopedagogo.
Sobre todo soy una persona muy inquieta que, tras acabar la carrera de Educación Física, me di cuenta que había muchas cosas que quería saber y no encontraba la respuesta. Esto me hizo indagar por otras facultades, como Psicología o Psicopedagogía, me fui a Madrid a hacer un máster… Siempre en buscar de localizar ese saber oculto.
Al final te das cuenta que el saber más importante no está en las universidades, está en las librerías, en viajar, en conocer a la gente, en el día a día. En lo que se dice la universidad de la vida, que es lo que realmente te curte como persona.
Por último, ¿qué opinas de la figura del ‘negro’, el que escribe para otros?
Hoy en día, en el sistema capitalista en el que vivimos, invita a que cuando hay dinero haya falta de valores. Yo, sinceramente, dejaría mis trabajos para poder escribir más tiempo, pero la literatura no me permite vivir de ella.
Me centraría en buscar historias interesantes, con una investigación detrás y un rigor. Mi secreto es mi método, mi capacidad de involucrarme al máximo en ese relato.