El acueducto de San Rafael, situado en la Rambla dels Molins o Rambla de Pusa de Petrer, es una construcción hidráulica de estilo gótico valenciano, de finales del siglo XVI, de la que a día de hoy únicamente se conservan tres arcos apuntados de mampostería, de sus seis originales, manteniéndose también cuatro pilares de base tronconónica de sillería.
Sin duda, la importancia del agua en el municipio y el interés de sus habitantes por administrarla y controlarla provocó la realización de esta obra medieval. Fue declarado Monumento Histórico Artístico por el Ministerio de Cultura el 8 de noviembre de 1981.
Se trata de uno de los Bienes de Interés Cultural del municipio, junto al castillo y el escudo de la Iglesia de San Bartolomé
Activo hasta el siglo XIX
Desde esa fecha y hasta día de hoy se han llevado a cabo diferentes intervenciones para preservar y mantener en buen estado la infraestructura. Contiguo al acueducto -que desemboca en el río Vinalopó- se encuentra el barrio de San Rafael, cuya calle principal está perfectamente alineada con la acequia para la conducción del agua, lo que significa que en cierto modo actuó como generador de esa zona de la ciudad.
Transportaba agua del manantial de la Noguera o Santa Bárbara para abastecer tanto al municipio como al castillo, y se considera que estuvo en uso hasta bien entrado el siglo XIX (tras una importante reforma en el XVII). No está completo, como avanzábamos, y es uno de los Bienes de Interés Cultural de Petrer, junto al castillo y al escudo ubicado en la Iglesia de San Bartolomé.
Transportaba agua del manantial de la Noguera o Santa Bárbara para abastecer tanto al municipio como al castillo
Afectado por una riada
El monumento mantiene su núcleo central, debido a que el resto se perdió por una crecida de agua del río. En la parte superior se observa la canalización en forma de U, llevada a cabo en piezas cerámicas, y en la sur el arranque de un machón.
En la actualidad, debido a su ubicación, en una zona semiurbana, ha recibido algunas agresiones, como actos vandálicos -grafitis principalmente- o nuevos desastres naturales, que ponen en peligro al resto de la estructura. Por ello, uno de los objetivos del consistorio petrerí es el cuidado y limpieza de un acueducto que ya posee varios siglos y que forma parte del patrimonio municipal.