El pasado mes de febrero hemos vivido, como cada año, ese momento en el que la gente se transforma, se oculta tras un disfraz o una careta, y la juerga se apodera del ambiente en un espacio común donde nadie se sonroja ni se avergüenza.
Y por supuesto luego está el resto, los que en lugar de ser partícipes de esa transformación disfrutan viendo a los demás, participando, desde la inacción, de las risas; asistiendo al espectáculo.
Días de ‘fiesta’
Pues lo dicho, ¡que continúe el Carnaval! Porque ese es el espacio en el que parece que nos encontramos: huelgas en parte de nuestros servicios públicos esenciales, que parece que nadie escucha y que dañan enormemente a cientos de miles de ciudadanos; manifestaciones con peticiones a las que nadie responde, o falta de medicamentos básicos en las farmacias que nadie se explica ni explica el motivo, y que de hecho ni tan siquiera los farmacéuticos son capaces de comprender.
Otros espacios por fin empiezan a ser reivindicados por los ciudadanos. Son ya muchos meses los que llevamos denunciando desde este periódico que todas las empresas habían vuelto a la normalidad, pero parte de la administración pública no. Hacienda, la Seguridad Social o ciertos espacios sanitarios son buenos ejemplos de seguir en ‘pandemia’, evidentemente por comodidad. Citas presenciales imposibles, telefónicas que no contestan o a través de Internet que no funcionan.
De película mala
Y eso solo es el principio. Tenemos una ley denominada del ‘Solo sí es sí’ que se creó para beneficiar a las mujeres y ser más contundente contra las agresiones, y que a día de hoy ha surtido el efecto contrario, con más de 700 rebajas de condenas y más de 70 excarcelados de los ya condenados con la ley anterior y beneficiados por esta nueva, y aun así sigue empeñada la ministra Irene Montero en que la culpa es de todos los demás.
Podemos seguir y la cosa no va a menos. De repente nos levantamos escuchando un caso de corrupción, el famoso denominado ‘Tito Berni’, en el que hay de todo como en una serie detectivesca de los 80: drogas, alcohol, prostitución, políticos implicados, un general de la Guardia Civil en la cárcel, pactos con la justicia… ¡todos enganchados esperando el siguiente capítulo de este culebrón cutre pero intrigante!
Protagonismo indeseado
A todo esto se le une un IPC elevadísimo, que hace cada mes más difícil a muchas familias llegar a fin de mes debido a los altos precios, y no digamos si además tienen una hipoteca que sube y sube, porque así lo hace a su vez el Euribor.
Y nos cuentan sobre lo primero (IPC) que es temporal y ya, y sobre lo segundo (Euribor) nos dicen desde Europa que es para contener la inflación… y así, con cara de tonto y sin entender nada es como se queda el ciudadano al que le ‘ha tocado’, parece ser, el que detenga esa inflación.
Reyerta gubernamental
Eso sin contar con ese ‘al abordaje’ que se ha producido en el momento en el que el ‘Gran Capitàn’ ha dado la orden para desviar la atención y poner el foco en una empresa privada, Ferrovial, por decidir trasladar su sede dentro de Europa, y por lo tanto dentro del libre comercio que siempre se defiende, e incluso se penaliza si no se cumple, desde Europa y España.
A esto le añadimos una guerra abierta del Gobierno contra el Gobierno (PSOE y Podemos), que no ocultan y dirimen en los medios de comunicación, en la que se lanzan todo tipo de improperios (e incluso vídeos insultantes) y que luego se sientan de nuevo juntos; y le añadimos esa otra parte neutral dentro y vehemente fuera (Yolanda Díaz) y al desaparecido (Alberto Garzón) y ya tenemos otra de esas chirigotas carnavalescas.
En el fondo asuntos de relevancia, entre ellos la diferencia en las antítesis respecto al apoyo a Ucrania, en la que la ministra Ione Belarra es muy crítica y, como si estuviera en campaña contra su propio Gobierno, llega a decir que acabaremos mandando soldados; a lo que la propia ministra de Defensa, Margarita Robles, ha tenido que salir en público para decirla “que no hable de las áreas de Gobierno de las que no conoce nada”.
El show de Abascal
Y para remate llega el show, de la mano de todo un artista, Santiago Abascal. Sin saber para qué hace una moción de censura, conocedor de que es imposible que salga adelante, por evidencia de los números, para poner a un candidato a presidente que es simplemente de paripé, pero que le sirve para tener esos minutos sobre el escenario.
También en la escena internacional un ‘gran’ monologista, el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov. En su reciente visita a India lanzó su monólogo “es una guerra iniciada contra nosotros”, provocando las risas generalizadas de los asistentes a la conferencia internacional en las que soltó esas palabras.
El patio de butacas
Mientras unos están sobre el escenario, otros parecen asistir desde el patio de butacas para ver qué pasa, como expectantes e intrigados en el cómo acabará la obra, sin moverse de sus asientos salvo para ir al baño o coger más palomitas.
Así, leyes que hasta ahora habían generado polémica, y otros temas varios de relevancia, quedan aparcados de la opinión pública, a la que ya no le da tiempo a digerirlo todo. Hoy en día ver un informativo se parece más a ‘Salvame’, un programa del ‘corazón’ aliñado con polémica, que a las noticias serias de un país.
Se van acercando cada vez más las elecciones y todo parece indicar que las ascuas se transformarán en llamas, aunque esperemos que, por respeto a todos, sea para lanzar propuestas, ideas, decirnos las cosas que han hecho bien, y no para tirar piedras y provocar enfrentamientos estériles que solo tratan de tapar esa incapacidad de ideas.