La riqueza arqueológica e histórica de Santa Pola es de enorme relevancia. El yacimiento Picola, las torres vigía, la casa romana o la zona musealizada del Portus representan una riqueza patrimonial de enorme trascendencia, aunque el elemento de mayor valor es el castillo-fortaleza, un edificio renacentista datado en el siglo XVI, en el que se están llevando a cabo diversas actuaciones para garantizar su protección y mejorar su conservación.
El castillo-fortaleza está declarado Bien de Interés Cultural y actualmente alberga diferentes equipamientos culturales, tales como el servicio de investigación arqueológica, el Museo del Mar con diferentes secciones sobre Arqueología, Historia de Santa Pola y la pesca, la sala municipal de exposiciones, la capilla de la Virgen de Loreto y el salón de actos en el Baluarte del Duque.
Reparación
En este proceso constante de renovación, el Ayuntamiento tiene en marcha dos proyectos de conservación relacionados con el castillo. Por un lado, se está procediendo a la recuperación del reloj, un elemento para el que se construyó a partir de 1860 la denominada ‘canterer’ sobre el muro de la puerta principal. En estos momentos se ha procedido ya a la retirada de la maquinaria y de la esfera tradicional, para crear una réplica fiel a la original.
Pero también se está realizando una cuidadosa actuación en las pesadas puertas que dan acceso al patio de armas del castillo, unos portones construidos en madera y recubiertos de chapas metálicas que se encuentran bastante deterioradas por la humedad y el efecto de los orines. Tras su reparación, las puertas volverán a su lugar tradicional.
Los trabajos de conservación y protección del castillo-fortaleza son permanentes, y desde el Ayuntamiento ya se está trabajando en un nuevo proyecto encaminado a restaurar y recuperar el aspecto original del paseo de ronda, situado en la parte superior de la fortaleza, donde se han detectado determinadas patologías que hay que tratar para garantizar su óptimo mantenimiento, tal y como explica María José Cerdá, directora del Museo del Mar de la localidad costera. El objetivo, además, es que esta emblemática zona del castillo sea visitable.
Hallan en la Picola una cisterna romana
Museo del Mar
Visita obligada en el castillo santapolero es el Museo del Mar, un espacio dedicado a recrear las costumbres, actividades y oficios del pueblo marinero relacionados con el mar y la pesca. En estas instalaciones se recrea una casa ibérica del siglo IV a.C. o una fábrica de salazones.
Otro de los “tesoros” patrimoniales de Santa Pola es el yacimiento arqueológico de La Picola. Gracias a la demolición del antiguo edificio de Cruz Roja se podrá contemplar un aljibe del siglo XIX ubicado en Biguetas, dentro del perímetro de protección del Bien de Interés Cultural.
Las torres defensivas, un ‘tesoro’ relevante
Yacimiento
Precisamente, dentro de las actuaciones que se han realizado para conservar este aljibe, se ha localizado una cisterna romana de incalculable importancia, por lo que desde el Ayuntamiento se está trabajando en la conservación tanto del aljibe como de la cisterna.
La Picola es una fortificación ibérica con características de urbe comercial y militar, datada entre el siglo V y VI d.C. La existencia de una muralla, excavada en parte, que articula una fortificación del poblado ibérico, hace de este yacimiento un área arqueológica única en la Comunitat Valenciana.
El valor científico del yacimiento de la Picola es incuestionable. Su ocupación y sus distintos usos lo convierten en una fuente imprescindible para el conocimiento arqueológico de la evolución histórica.
En este conjunto arqueológico se diferencian diversas fases, desde la época íbera hasta la denominada bajo imperial. Está compuesto por el poblado fortín ibérico, la zona doméstica de la época augustal, los almacenes y las estructuras portuarias, así como una necrópolis bajo imperial, y el espacio de la fábrica de salazones.
El ‘Portus’, zona de gran valor arqueológico
Torres vigía
También requiere especial relevancia arqueológica e histórica las torres vigía que fueron construidas en 1552, bajo el reinado de Felipe II. Están situadas estratégicamente para que se pudiera avistar al enemigo antes de que llegase a la costa, y se comunicaban entre sí por medio de ahumadas de día y luminarias de noche. Concretamente, se trata de la Torre del Tamarit en las Salinas o Escaletes en la sierra.
La Torre Escaletes, también conocida como Torre i Pep, es de planta circular y su principal función consistía en la vigilancia de este sector marítimo, prestando especial atención a cualquier embarcación enemiga que hubiera podido esconderse en la cercana isla de Tabarca.
La Torre del Tamarit, conocida también por Torre de la Albufera o Torre de las Salinas, es de planta cuadrada y está situada entre la Torre del Pinet y el castillo.
Portus
Mención especial requiere el Portus Ilicitano romano, donde se encuentra una casa romana del siglo IV d.C. que está situada cerca del parque del Palmeral. Este puerto se extiende bajo una buena parte de la actual ciudad. Se trata de un barrio portuario, en cuyas manzanas hay almacenes, áreas de trabajo y viviendas. Este yacimiento es una de las áreas del Portus Ilicitanus puestas en valor junto a otras zonas musealizadas.
Sin duda, el valor patrimonial de Santa Pola es más que evidente.