Entrevista> Guille Fernández / Entrenador del C.F. La Nucía
Tras cuatro temporadas -en dos periodos- y un total de 138 partidos dirigidos, César Ferrando dejó de ser el entrenador de La Nucía poco después de comenzar la segunda vuelta de la competición liguera en la Primera Federación. Se marchó un histórico del club rojillo y los responsables de la entidad eligieron en su lugar a un hombre de la casa: Guille Fernández.
El nuevo técnico llegó con la etiqueta de interino, pero apenas necesitó una semana para ser ratificado, al menos, hasta el final de la presente campaña, en la que todavía queda mucho camino por recorrer hasta certificar el objetivo de la permanencia. Fernández no duda de que se conseguirá y, sobre todo, no se resiste a fijarse objetivos más altos en el futuro.
«Ojalá pueda llegar con La Nucía al fútbol profesional. Estamos a un paso de hacerlo»
Cuando accedió al cargo tras la destitución de César Ferrando y todavía tenía usted la etiqueta de interino, una de las primeras cosas de las que presumió fue de ser un hombre de club. Empezó entrenando a las categorías inferiores y ahora se sienta en el banquillo del primer equipo. ¿Eso le da un plus de responsabilidad, de nervios, de valentía, de canguelo…?
Bueno… de nerviosismo no; pero quizás sí de responsabilidad y de ilusión. Me siento muy arraigado al club y muy parte de él desde hace muchos años. Por lo demás, yo soy el mismo. Sigo viendo el fútbol de la misma manera porque eso es lo que me ha llevado hasta aquí, aunque sé que tengo muchas cosas por mejorar.
También dijo el día de su presentación que viene de haber compartido banquillo y aprendido de César Ferrando, aunque es evidente que hay grandes diferencias y, seguramente, la más obvia es la edad. Teniendo en cuenta que el fútbol, como todo en la vida, evoluciona, ¿cree que eso es algo importante?
Creo que, a grandes rasgos, la manera en la que vemos el fútbol es muy parecida. Luego, es verdad que puede haber diferencias en la forma de trabajar. Con César, como bien has dicho, aprendí muchísimo y gracias a su experiencia, que a mí me falta, pude coger muchas cosas de él. Luego, en el día a día, cada uno tiene su manera de hacer las cosas porque yo llevo entrenando desde que tengo 19 años y, por lo tanto, también he ido formando mi propio camino.
Hay cosas en las que me he apoyado en César porque he querido hacerlas como él y otras que a mi manera de ver las podía cambiar y en ello estoy.
Como acaba de decir, y esto también le distingue de la figura de Ferrando, usted es entrenador desde muy joven y, por lo tanto, no ha tenido una carrera realmente destacada como futbolista de élite. Eso, hasta no hace tanto, era muy extraño. ¿Cómo suple la falta de experiencia en el campo a la hora de dirigir al grupo?
Diría que con mucho trabajo (ríe). Tienes que intentar reinventarte, aprender del día a día y ver mucho de lo que hacen los futbolistas en sus equipos. También, aunque yo no haya jugado al máximo nivel, sí lo hice en Preferente y Tercera División muchos años, he estado en la cantera de un equipo grande como puede ser el Atlético de Madrid… Por lo tanto, has mamado todo eso: cómo se vive en un vestuario, cómo se respira.
Es distinto en cada nivel, pero, al final, son veinte personas que tienes que tratar de manera distinta porque todos son diferentes. Tienes que ir tocando teclas y adaptándote para, a nivel de motivación y de juego, que ellos se sientan comprometidos y partícipes.
«Con el paso de los años he perdido totalmente el forofismo y soy más de entrenadores que de equipos»
Déjeme hacerle una pregunta de amplio espectro: ¿qué es el fútbol para usted?
¡Vaya pregunta! Es mi pasión, mi vida, lo que me hace moverme. Dedicarme al fútbol es lo que siempre busqué desde pequeño. Mi familia lo puede corroborar: jugaba con los muñecos, con la Guía Marca… Siempre he sido un enfermo de ello.
Es lo que me gusta y me apasiona. Me da vida. Me genera esa incertidumbre, esa emoción, ese nerviosismo, esa responsabilidad. Todo ello es lo que, para mí, es fundamental, porque dedicarte a lo que es tu pasión me convierte en un privilegiado. Me he formado para ello he tenido la suerte de que me llegue esta oportunidad y ahora voy a ir a por ello con todo.
Lleva pocas semanas como primer entrenador así que, ¿cómo le contamos a los aficionados nucieros quién es Guille Fernández?
Nací en Madrid, pero a los dos años me vine para acá porque mi familia es de aquí. Me formé en las categorías inferiores del Foietes y luego pasé al Benidorm. Con doce años, como Infantil de primer año, me fui a Madrid a jugar en la cantera del Atlético hasta los 17. Hice carrera allí, en Tercera y Preferente.
También me marché a jugar a Inglaterra, donde estuve una temporada y luego volví a jugar en el Benidorm.
«Confío mucho en la plantilla y creo que están preparados para hacer cosas grandes, pero lo primero es conseguir la permanencia»
Y de ahí, a La Nucía.
Entré en La Nucía llevando el Benjamín y la dirección general, y también jugaba en el filial. Ese año entré con César Ferrando de segundo entrenador en Tercera División y, desde allí, me fui con él a la India y volvimos en Segunda B hasta que el año pasado entré como entrenador en el filial.
¿Hasta dónde cree que puede llegar su carrera? ¿Se ve en Primera?
Espero que hasta el infinito. Esa es la idea y el objetivo. Evidentemente, siempre con los pies en el suelo y centrado en el día a día, que es la única manera de llegar allí. Ojalá pueda llegar con La Nucía al fútbol profesional. Estamos a un paso de hacerlo en el futuro y cuanto antes, mejor.
O sea, por lo que me ha dicho, es usted de La Nucía… y colchonero.
(Ríe) Bueno… yo, de pequeño, era más del Madrid, pero con el paso de los años he perdido totalmente el forofismo y soy más de entrenadores que de equipos.
¿De qué entrenador ‘es’ Guille Fernández?
Me gusta mucho Pep Guardiola. Es el que más, aunque hay otros muchos que me gustan; pero mi referente, desde hace tiempo, es él.
«El fútbol es mi pasión, mi vida, lo que me hace moverme. Dedicarme a ello es lo que siempre busqué desde pequeño»
Entiendo que a todo entrenador le gustaría hacer jugar a su equipo como lo hacen los de Guardiola, pero luego está la realidad de la calidad que tiene cada cuál en el banquillo. La Nucía no tiene el presupuesto para tener a los Messi, Vinicius y Mbappé y compañía… ¿cómo hace casar lo que le gustaría con lo que puede hacer?
Toca adaptarse. El fútbol y la vida es una adaptación continua a todo lo que viene. A lo bueno y lo menos bueno. En este caso, tanto en el filial como ahora, en el primer equipo, he tenido plantillas que me dan la posibilidad de acercarme mucho a lo que quiero de mis equipos y, por lo tanto, estoy encantado.
Se lo digo a mis jugadores: estoy disfrutando como un enano de mi profesión. Ya lo hacía en el filial y espero que, poco a poco, se vaya reflejando en aquello que estamos buscando.
Ya conocía al grupo que ahora dirige, pero ¿el estómago le hacía unas cosquillas especiales el día que se levantó e iba a entrar por vez primera vez al vestuario como primer entrenador?
Te diría que la noche anterior sí tenía un poco más de nerviosismo. Sabía cómo quería entrar y lo tenía todo bastante preparado. Pensaba que al ponerme delante de la plantilla me iba a poner más nervioso, pero lo cierto es que estuve muy cómodo.
El hecho de conocer a los jugadores quizás me ayudó, como también lo hizo saber que tenía el respaldo del equipo y tener muy claro lo que quería. Creo que es algo que supe transmitir a los jugadores y que ellos lo notaron.
«Tengo muchas ganas de conseguir la permanencia rápido y, así, poder mirar más arriba»
¿Tiene ‘morriña’ del grupo humano que dejó en el filial?
No. Son etapas distintas. Yo estoy aquí para eso. Estoy muy contento de mi etapa al frente del filial y lo cierto es que no tengo esa ‘morriña’ porque el reto que tengo por delante es muy positivo y, como te he dicho, estoy muy cómodo con esta plantilla.
Miro para atrás, como les he dicho, me siento muy orgulloso del trabajo que hemos hecho y lo que hemos conseguido juntos, que creo que ha sido muy bonito.
Usted, ya lo ha dicho, es un hombre de club. ¿Qué pensó el día que debutó como entrenador local y miró para atrás, hacia la grada?
Que qué bonito todo. Es precioso tener la oportunidad de vivir estas experiencias. Estoy orgulloso de tener a nuestra gente ahí apoyándonos. Ahora lo que tenemos que hacer es ganar. Es verdad que estamos invictos en casa, pero no hemos ganado muchos partidos. Lo hemos hablado con los jugadores y tenemos muchas ganas de hacerlo.
«Tanto en el filial como en el primer equipo he tenido plantillas que me dan la posibilidad de acercarme mucho a lo que quiero de mis equipos»
La clasificación del grupo está muy apretada e igual que una derrota te puede meter en el pozo del descenso, un par de triunfos seguidos te catapulta a la zona noble. Teniendo en cuenta que el objetivo siempre se ha dicho que es la permanencia, ¿cómo se amarra el discurso si, de repente, La Nucía coqueteara con los puestos de ascenso?
Se amarra fácil porque el mensaje ha sido tan claro desde el principio que no ha hecho falta reforzarlo. Tenemos que amarrar la permanencia y una vez que lo hayamos conseguido, mirar a donde sea. Yo soy muy optimista. Tengo muchas ganas de conseguirla rápido y, así, poder mirar más arriba.
Confío mucho en la plantilla y creo que están preparados para hacer cosas grandes, pero lo primero, como has dicho, es conseguir la permanencia. Una vez que hayamos llegado allí, no hay que amarrar a nadie y tenemos que soñar.
Al principio de temporada siempre se fija la salvación en ese entorno de los 45 o 50 puntos. Vista la igualdad, ¿no estará la cosa un poco más cara este año?
Va a estar ahí. Creo que con 50 puntos te salvas seguro, pero va a depender mucho de cómo evolucione la competición porque, como has dicho antes, la igualdad es tan grande que juegan el primero contra el último y gana el último, como ha pasado hace poco. Dependerá de cómo saquen resultados los equipos de abajo.