Entrevista > Darío Poveda / Futbolista (San Vicente del Raspeig, 13-marzo-1997)
El delantero Darío Poveda recaló en el Fútbol Club Cartagena en el último mercado de invierno, procedente del Club Deportivo Ibiza, donde inició la temporada. Tiene claro que uno de sus objetivos es recuperar el mejor nivel y volver a Primera División.
De hecho, pertenece a la disciplina del Getafe y hasta final de temporada quiere compartir con sus compañeros el reto de luchar por los ‘play-offs’ de ascenso. A las órdenes de Luis Carrión, busca también mostrar su talento y juego asociativo en pro del Efesé, sobrenombre del club cartagenero.
«Mi primer ídolo fue Raúl González Blanco, pero Ronaldinho cambió la forma de jugar al fútbol»
¿Cuáles son tus primeros pasos en el mundo del fútbol?
Con apenas cinco años comencé a entrenar en el Jove Español de mi pueblo, San Vicente del Raspeig. Mi primera temporada allí ni siquiera podía jugar porque era muy pequeño y únicamente me dedicaba a entrenar.
Al año siguiente, en 2004, sí pude disputar partidos y seguidamente me fichó el Alicante de fútbol siete, donde estuve tres temporadas.
Pronto, en 2008, marchas al alevín del Villarreal.
Sí, el Villarreal tenía un convenio de colaboración con el Alicante y uno de sus ojeadores me vio. Junto a otros compañeros más nos fuimos a jugar al equipo castellonense. Allí vivíamos en una residencia y yo era el más pequeño de todos.
En la residencia estás hasta los dieciocho años. A partir de entonces ya puedes vivir en un piso por tu cuenta.
«Soy un delantero rápido que juega al espacio, aunque también me gusta asociarme con mis compañeros»
Debió ser duro dejar a la familia tan joven.
Personalmente no lo fue tanto, porque al ser un niño no me daba cuenta de las cosas. Lo único que quería era jugar al fútbol y el Villarreal disponía de unas instalaciones buenísimas para ello. Fue más duro a medida que vas cumpliendo años, porque echas de menos a los amigos, familia, novia…
Además, como nuestra liga era la de la Comunidad Valenciana, prácticamente todos los fines de semana los pasaba con mis padres, que siempre venían a verme jugar.
¿Qué ídolos tenías entonces?
Siempre me gustó mucho Raúl González Blanco, delantero del Real Madrid, aunque siempre destaco a Ronaldinho Gaúcho, que maravilló en el Barcelona. Para mí ese jugador cambió el fútbol totalmente.
Fue un jugador que hubiera dado mucho más que hablar de no ser por su mala vida.
Debutas con el Villarreal con 20 años. ¿Cómo recuerdas ese momento?
Se cumplía un sueño, el primer pasito: debutar en Primera División, en un campo como el del Levante, es decir, un derbi. Fue muy bonito.
Tengo, además, un recuerdo especial, porque esa misma fecha en años anteriores había fallecido mi abuelo y ese partido siempre estará en mi memoria.
«Sufrí una gravísima lesión en la rodilla que se juntó con el confinamiento: estuve dieciséis meses sin jugar»
¿Cómo te defines como delantero?
Soy un delantero rápido que va bien al espacio, pero al mismo tiempo me gusta asociarme con los compañeros, estar en contacto con el balón. También puedo adaptarme, ya lo he hecho, a jugar en diferentes posiciones en el ataque, como en banda o media punta.
Ahora mismo no me defino como un delantero centro de área puro, sino que necesito ser partícipe de las jugadas, estar en contacto con el balón e intentar ser protagonista.
Fichas entonces por el Atlético de Madrid B, y llegas a debutar con el primer equipo.
Me quedaba un año en el Villarreal, pero decidí marcharme y recalar en el filial del Atlético de Madrid. La primera temporada fue buena: jugué bastante y marqué un total de diez goles.
En la segunda, cuando estaba en un nivel muy bueno, que me llevó a debutar con el primer equipo, me lesioné de gravedad en la rodilla.
¿Qué tipo de lesión fue exactamente?
Me rompí el cruzado anterior y me dejó dieciséis meses sin jugar porque se juntó con el confinamiento.
«Entrenar a las órdenes del Cholo Simeone fue increíble, es uno de los mejores entrenadores del mundo»
¿Te afectó sobre todo mentalmente?
Por supuesto, son momentos muy complicados, porque además se unieron varias lesiones seguidas: cruzado y después menisco. Todavía a día de hoy lo pienso, pero forma parte de mi carrera deportiva, que superé y me ha hecho más fuerte mentalmente.
Ya plenamente recuperado, la rodilla ha respondido muy bien desde entonces.
¿Qué tal era entrenar con el Cholo Simeone?
Fue una etapa increíble, porque estaba entrenando con uno de los mejores entrenadores del momento, sumamente competitivo y cuyo objetivo es siempre ganar, y en uno de los equipos ‘top’ de Europa.
Era felicidad total. Además, el hecho de que te exijan tanto te hace sacar lo mejor de ti y eso me venía muy bien, porque tengo una personalidad más tranquila. Me gusta que me metan caña, así debo autoexigirme mucho más.
Me situé en uno de los niveles más altos de mi trayectoria y lo disfruté enormemente.
Debutas con el ‘Atleti’ en Granada.
Sí, exacto. Tengo una pequeña anécdota de ese partido con el ‘Profe’ Ortega, el preparador físico del Atlético. En los momentos previos a debutar, se acercó a mí y me dijo: “¿no serás un cagón y harás lo mismo que haces en el B, no?”. “Claro que sí”, le contesté, porque al final es fútbol y cada uno hace lo que sabe.
Tuve la suerte de salir, de debutar finalmente con el Atlético de Madrid, y de tener una ocasión que para mí fue penalti, porque hubo contacto, pero ni lo revisó el VAR.
«El estilo de juego del Cartagena se asemeja al mío y espero reflejarlo lo que resta de temporada»
Te ceden al Getafe. ¿Cómo fue tu llegada al club ‘azulón’?
Se hizo de rogar, sinceramente. El Zaragoza también me quería, porque uno de sus delanteros, Raphael Dwamena, se había tenido que retirar por problemas cardiacos y les dieron un pequeño plazo para poder fichar. Pero entonces apareció la opción del Getafe.
¿Pero tu deseo era fichar por el Zaragoza?
No la veía una mala opción: estaba en el filial del Atlético de Madrid y lo que quería era jugar. Además, el Real Zaragoza es un histórico de nuestro fútbol y me daba la posibilidad de volver a jugar en Segunda División, en una ciudad grande.
Llegó en ese momento la lesión que he indicado anteriormente y se frenaron mucho las cosas. Finalmente, tras muchos meses, se arregló mi llegada al Getafe.
Ángel Torres, el presidente, confió en mí y firmé un contrato con un equipo de Primera, un gran paso en mi carrera, porque estaba y sigo estando preparado para jugar en esa categoría.
En el Getafe marcas tu primer gol en Primera.
Cuando llegué a Getafe aún estaba lesionado de la rodilla, y, tras tener pocos minutos con José Bordalás, me volví a lesionar del menisco y pasé nuevamente por el quirófano. Esa temporada apenas estuve disponible para el equipo.
El segundo año hice ya la pretemporada con Míchel, que me dio muchísima confianza, pero el ‘mister’ es sustituido por Quique Sánchez Flores y en un partido decisivo frente a Osasuna tuve la fortuna de marcar el gol de la victoria en el descuento.
Esa victoria nos permitió salir del descenso en un año que habíamos arrancado muy mal y estábamos sufriendo muchísimo. Para mí ese día siempre será inolvidable: me llegué a tatuar incluso la fecha de ese partido.
Comienzan a partir de ese momento las cesiones, primero al Huesca.
El Getafe contaba con muy buenos delanteros, como el turco Enes Ünal o Sandro Ramírez y, en el mercado invernal de mi segunda temporada, salgo cedido al Huesca.
Después de muchos meses parado por las lesiones, necesitaba volver a jugar para ser feliz, sentirme nuevamente futbolista y la opción del Huesca me pareció interesante para, sobre todo, recuperarme físicamente.
En el club oscense tuve la mala suerte de lastimarme otra vez y jugué muchos partidos lesionado, circunstancia que casi nadie sabe. Pero es fútbol y te acostumbras a salir al campo con dolor, aunque eso impide mostrar tu verdadero nivel.
Esta misma temporada llegas al Ibiza, que siempre ha estado en la parte baja de la tabla.
El Ibiza es el segundo año que está en el fútbol profesional, en un proyecto sumamente ambicioso. Decidí ir allí porque también se han fichado otros jugadores que pueden complementar mi juego.
No hice pretemporada a causa de una nueva operación, por lo que comencé la liga a un nivel físico inferior. A pesar de ello, marqué un gol, di una asistencia e hice algunos buenos partidos, hasta que estuve otra vez de baja tres-cuatro semanas y perdí el ritmo de competición.
A continuación, cambié de entrenador, se incorporó Lucas Alcaraz y mi protagonismo bajó, a pesar de confiar en mí.
«La Segunda División es sumamente competitiva y pareja, cualquier equipo puede ganarte»
Y entonces aparece en el mercado invernal la opción del Cartagena.
Yo quería salir del Ibiza, y el club también. Surge la posibilidad del Cartagena y pienso que he acertado, porque se trata de un equipo que aspira a los puestos de ‘play-offs’ y me permite estar mucho más cerca de la familia.
¿Cómo está siendo la adaptación?
El equipo y el grupo humano es extraordinario, y mi adaptación está siendo excelente. Tanto el conjunto como el cuerpo técnico tienen claro lo que quieren, que es luchar por los puestos de arriba.
El estilo del equipo se asemeja a mi forma de jugar, estoy feliz por haber tomado la decisión de venir al Cartagena y espero que se refleje en el campo en este tramo final de la temporada.
¿Qué espera de ti el entrenador, Luis Carrión?
Me ha visto jugar bastante, me conoce perfectamente. Pienso que soy un delantero diferente de lo que había en el equipo: Ortuño y Sadiku son bastante parecidos y puedo ser complementarios a ellos, especialmente en el juego asociativo.
Voy a adaptarme a cualquier situación en el campo porque, al fin y al cabo, lo que quiero es jugar, sentirme futbolista y disfrutar.
¿Dónde te gustaría jugar la próxima temporada?
Todavía es pronto para decidir. Primero quiero recuperar mi mejor nivel y eso me dará la posibilidad de regresar a Primera División.
¿La Segunda División es tan dura como parece?
Sí, es muy dura. El ritmo de competición de Primera es un poco más alto, pero la Segunda es más competitiva: el nivel de los equipos es más parejo y cualquiera puede ganarte. No hay conjuntos que destaquen sobre los demás y eso hace que sea una competición apasionante.