Nueve años después de volver, ya como integrante del primer equipo, a la que siempre fue y será su casa, Carlos Grau, un chaval de Benidorm que no tiene “ni idea” de lo que hubiese sido de no ser jugador profesional de balonmano, puso punto y final a su carrera deportiva a finales del pasado mes de febrero, en el Palau d’Esports l’Illa de Benidorm, en el partido que el TM Benidorm disputó ante Sinfín cántabro correspondiente a la 19ª jornada de la Liga Asobal.
La decisión de decir adiós al que ha sido siempre su equipo no ha sido fruto de un calentón, sino que, como él mismo ha explicado a AQUÍ en Benidorm, “tienes que cerrar puertas para abrir otras”.
El Palau d’Esports vivió una fiesta el día de su despedida, a la que no faltó nadie
Compromiso hasta el final
De hecho, el adiós podría haberse producido antes. “El año pasado tenía muy claro que me quería retirar, pero pasamos un año muy bueno. Quizás, el mejor en lo deportivo y en lo extradeportivo porque había un ambiente espectacular. Acabamos tan eufóricos que me dije ‘vamos a continuar’… encima, en Europa”.
Grau comenzó la temporada convencido de terminarla. Tal y como explica el ya exjugador benidormense, “había que despedirlo por todo lo alto, pero, al final, por motivos laborales, ha sido inviable y no puedes exigir a un compañero el cien por cien si tú no lo estás dando”.
«Ahora ya es real»
En cualquier caso, Grau reconoce que, como es lógico, ha sido difícil poner el punto y final a su carrera aunque, a la vez, explica que el hecho de que “haya venido de golpe, lo ha hecho más fácil”.
Después de vivir una jornada muy especial en la que no faltó un gran homenaje al que no quiso faltar nadie, todo se hizo muy real de repente. “Ahora lo estoy asimilando. Salió la noticia y te das cuenta de que es real. Tenía que ser así. Las cosas se acaban y ahora hay que empezar otra vida”.
Sus dos hijos han heredado su pasión por este deporte y le han convertido en un forofo
Una carrera ‘de diez’
Aquel chico que empezó en la base del Balonmano Benidorm tocó la gloria con el equipo de su ciudad, y que ahora pasa a ser una leyenda del deporte de toda la comarca reconoce que “no tengo ni idea de qué hubiese sido si no hubiera sido jugador profesional. Comencé muy joven y con 16 años me fui a jugar a Altea. No es que tuviera claro que me fuera a dedicar al balonmano, pero fue todo rodado. Luego, se disolvió el Altea y me fui fuera. Siempre he estado vinculado al balonmano y la verdad es que me ha llenado mucho”.
Ahora, tras dos décadas dedicado a un deporte que le ha apasionado, echa la vista atrás y le pone un diez a su carrera. “Siempre te queda la duda de qué hubiese pasado si hubiese tomado una decisión en cierto momento, pero eso nunca lo sabes. El balonmano y el deporte en general te aporta muchísimo y me llevo grandísimos amigos”.
Muchas muestras de cariño
La despedida de Carlos Grau desató una oleada de mensajes, sobre todo a través de las redes sociales, pero también aquella noche de sábado en la que protagonizó su último baile en la Liga Asobal, de cariño por parte de aficionados y todos aquellos que compartieron algún momento de su carrera con él.
Todo ello caló hondo en el ya excapitán del Balonmano Benidorm que, de alguna manera, se sintió sorprendido “quizás, porque llevaba ya algún tiempo diciendo que ‘este año es el último’, pero siempre continuaba. Me sabe fatal hacerlo tan repentinamente, pero ves estas muestras de apoyo y cariño y es muy satisfactorio”.
Su adiós, previsto para final de temporada, se adelantó por motivos laborales
Carlos Esteve, su descubridor
Respecto a cómo descubrió el que ha sido el deporte de su vida, Grau recuerda que “todo empezó en el Lope de Vega. En esos momentos, recuerdo que no había muchos equipos de balonmano en la Liga Escolar y tenías que jugar media temporada a balonmano y otra media a fútbol sala. Fue Carlos Esteve, mi primer entrenador y que siempre estuvo vinculado al balonmano, el que nos arrastró y todo empezó gracias a él”.
Carlos Grau es ahora un hombre de 36 años y padre de dos hijos que ya han comenzado a desarrollar su misma pasión por el balonmano, algo que puede anclarle a este deporte una vez que ha colgado la camiseta. “Ves que disfrutan. Los chavales tienen que probar y ellos han elegido un deporte que a mí me apasiona y ahora que lo estoy viendo desde fuera, me estoy volviendo un poco forofo”, reconoce.
Sin salir al extranjero
Carlos Grau se va del balonmano profesional como un hombre feliz y realizado, aunque reconoce que hay algo que sí le ha faltado: “jugar en el extranjero”. El eterno ‘15’ del Balonmano Benidorm tuvo la oportunidad de marcharse fuera hace ahora una década, pero el equipo de su ciudad subió a la Liga Asobal y el tirón gravitatorio de poder estar en casa pudo con todo lo demás.
El propio ídolo del balonmano de la Marina Baixa explica que “siempre he querido barrer para casa. Ya cuando estuve en Huesca fiché por el Puerto de Sagunto para poder estar cerca de casa. Tenía pensado retirarme allí porque nunca pensé que el Benidorm iba a subir tan pronto, pero sucedió un año más tarde y no me lo pensé dos veces. ¿Arrepentirme de no haber ido fuera? Lo he pensado alguna vez, pero no me arrepiento”.