Si no fuera por la importancia y el respeto que se merece una cámara de representación de todos los ciudadanos como es el Congreso de los Diputados, habría sido una especie de teatrillo divertido. Como una de esas fantásticas actuaciones de Faemino y Cansado, con su charleta mientras sujetan una copita y le dan unas ‘caladas’ a su cigarrillo.
El show estaba servido
Hemos asistido a una moción de censura que es una herramienta legal pero que, como todo, se debe utilizar con un criterio serio, ya que estamos hablando de ‘derrocar’ al presidente del Gobierno. Al final la recientemente presentada por Vox se convirtió en el show que ya augurábamos en la editorial del mes pasado.
¿Para qué ha servido esta moción? Pues en lo que es el objetivo de la misma, para nada, como era evidente incluso antes de presentarse. En cambio sí se ha utilizado para muchas cosas. Por un lado el PSOE, inteligentemente, ha aprovechado para dar un larguísimo mitin a todos los ciudadanos, detallando uno a uno los logros que consideran relevantes en esta legislatura.
Una campaña adelantada que les ha puesto en bandeja la parte más contrapuesta en ideología, como es el partido de Abascal.
El momento Tamames
También ha servido para que un ancianito, sin que sirva de menoscabo a su importante trayectoria política, se encontrase disfrutando de su momento de gloria en el Parlamento, dando lecciones como un maestro en la clase.
Porque lo de Ramón Tamames no fue un discurso con proyectos para gobernar España, sino una serie de lecciones cual chiquillos diputados diciendo como debía comportarse el Presidente, que por su salud no fuera tan eufórico Patxi López…
No obstante, si alguien quiere leer las reflexiones, que no propuestas, que hizo el histórico político, lo tiene fácil, porque en todo este circo montado Tamames lo ha puesto a la venta en formato digital, con el contenido íntegro y un prólogo escrito por él mismo, por 4,74 euros.
PSOE aprovechó la oportunidad
La realidad de todo esto es que el partido principal del Gobierno salió ganando, le pusieron en bandeja una goleada que ya se preveía en los prolegómenos del ‘partido’; y Vox salió derrotado por goleada, llevándose solo el recuerdo de esa foto de familia que se hizo todo el grupo parlamentario junto a Tamames al finalizar la moción.
Desconozco cuál era la intención del partido de Abascal; desde luego si era para convencer a los deseados indecisos o no seguros de su voto de que su opción era la más seria y segura… la jugada les ha salido bastante mal.
El caso es que al final la moción de censura es como si hubiera ido contra otros dos partidos: el Partido Popular y Unidas Podemos.
Ataques al PP
En el primero de los casos, el del Partido Popular, ha sido atacado por todos los lados, como si tuviera alguna responsabilidad en todo este ‘invento’. Unos porque se quejan de que no han apoyado una moción que, al margen de que en otro momento hubiera sido o no posible de apoyar, en éste era evidente que no habría ido a ningún lado.
Otros diciendo que el no votar en contra de la moción, y por lo tanto a favor de que siga gobernando Pedro Sánchez, es como votar a favor de Vox y alinearse con ellos. Se ha nombrado más veces a Feijó en estos días que a los verdaderos protagonistas de la moción de censura.
Mientras el PP ha hecho lo que en principio se podría esperar: asistir al show sin participar de él, y sin tampoco aplaudir demasiado durante la función puesto que no era drama, ni comedia; era una ‘obra’ abstracta que cuesta entender y que te deja indiferente.
Apoyo a Yolanda Díaz
Por otro lado, como decía, también ha sido una moción de parte del Gobierno contra la otra parte, la de Unidas Podemos. El presidente, Pedro Sánchez, dejó parte de su réplica a Yolanda Díaz, demostrando en todo momento su apoyo (que ya han confesado varios ministros en público) al nuevo proyecto de ésta, Sumar, en detrimento del partido que representan en ese mismo Gobierno Ione Belarra e Irene Montero.
Es evidente que las últimas leyes, como la denominada ‘Solo sí es sí’, y la cabezonería de las ministras del partido morado de oponerse a solucionarlo, junto a todas las lindezas que han lanzado en contra del PSOE y su presidente, ha minado de forma definitiva las relaciones.
Tampoco es algo nuevo. Pedro Sánchez aseguró, antes de pactar con ellos, que “no dormiría tranquilo por las noches si fuera presidente con ministros de Podemos”. Posteriormente ha convivido estos años, no sin mucho trabajo de contención por detrás, pero ya estamos en el tramo final y se empieza a no disimular el hartazgo.
Podemos se queda solo
Yolanda Díaz, puesta a dedo por Pablo Iglesias, como ella misma ha reconocido, ahora abandona a quien la llevó hasta ahí, creando su propio partido, plataforma o como lo prefiera denominar; y el Partido Socialista aprovecha para posicionarse puesto que es una persona que, al menos en las formas, es más moderada y con la que han podido convivir mejor.
En cualquier caso, la división de la izquierda está ‘cantada’ y Podemos cada vez se queda más solo, no exclusivamente a nivel nacional, sino incluso en las elecciones municipales en donde, en muchos casos, no presentan candidatura conjunta con otras formaciones de izquierdas.
La banca, para otro día
El tema de la banca de EE.UU., que ya fue la detonante de la anterior crisis, y la inseguridad de las tecnológicas que ya llevan cerca de 300.000 despidos y que ahora ven cerrar a su banco más cercano, el de Silicon Valley, tendrán que esperar a otra editorial.