El asunto comenzaría al concluir la carnalidad carnavalesca y pasar el Miércoles de Ceniza (ejemplificación, la señal de la cruz marcada en la frente con los restos de quemar palmas y olivos del Domingo de Ramos, de la determinista oración “polvo eres y en polvo te convertirás”), para finalizar con el Pentecostés (quincuagésimo: número cincuenta). La Semana Santa, o sea, lo que oficialmente conocemos como tal, va en medio.
Ese medio (Miércoles, Jueves, Viernes y Sábado Santos, más Domingo de Resurrección y días de Pascua), que ‘narra’ (antaño para greyes que no sabían leer ni escribir, y había que contarles los episodios bíblicos de forma gráfica) el prendimiento, muerte y reaparición de Jesús, toca una vez más. Los actos los conocemos desde siempre nos parecen eternos, pero no lo son. ¿Cuándo prendieron en tierras alicantinas?
Las primeras conmemoraciones
Esta reordenación sacra de la Pasión y Resurrección tuvo un origen bastante delimitado: desde el siglo II, los primeros cristianos, aún perseguidos, la conmemoraban, aunque habrá que esperar hasta el IV, tras el Edicto de Milán (313), para que la religión cristiana sea ‘tolerada’. Suficiente para que arranquen ya con apoyo y participación de la población romana convertida.
La Semana Santa no pudo llegar antes a la Comunitat Valenciana, como se pretende desde algunas leyendas, más cuando se posee registro de la primera en España, en 1411, en la vallisoletana Medina del Campo, cuyas sacras rememoraciones fueron declaradas de Interés Turístico Internacional en 2011. Aunque algunos apuntes señalen a 1050 como el de arranque y el período entre 1350 a 1500 el de su asentamiento.
La primera española, en Medina del Campo, es de 1411
Lúdicos capuchinos
Los distintos elementos irán sumándose poco a poco: los capirotes de los cofrades fueron introducidos por la sevillana hermandad de San Juan de Letrán y Nuestra Señora de la Hiniesta (ya desaparecida), en el diecisiete (algunas fuentes retrotraen el invento hasta una centuria antes). Como curiosidad, lo de llamarlos ‘capuchinos’ es algo muy de aquí: de Valladolid y desde la hoy Comunitat Valenciana, especialmente desde Alicante.
Ocurre que en las desarrolladas al sur (como la sevillana, consolidada hacia el siglo XVI) o en el Levante (la de Murcia, por cierto, del XV, aunque su particular estilo no se fragua hasta el XVIII) el asunto no deja de poseer pinceladas incluso lúdicas, con gran desarrollo tanto de la imaginería como de la decoración de tronos o catafalcos y pasos. Mientras, en el interior español se nos muestra dolorosa, con heridas autoinfligidas, incluidas flagelaciones.
En Alicante ciudad procesionan tallas desde al menos el 1600
Brumosos pasados
Queden estas fechas y la constatación de que las más veteranas imágenes en muchos casos son anteriores al nacimiento y desarrollo de la Semana Santa. La Pasión en las calles posee por estos pagos notoria antigüedad, no más de la real. Por ello, tenemos que la primera procesión semanasantera en Alicante capital, al menos tal como las conocemos hoy, se anota en el 1600.
Aunque sabemos que la Cofradía del Cristo del Divino Amor y la Virgen de la Soledad está datada en 1418. Pero aún podemos ir más allá, como en Callosa de Segura (Vega Baja), a la que varios autores han llegado a plantarle la fecha de 1411, como en Medina del Campo, e incluso acuden a brumosos registros del siglo XIII. No obstante, sí podemos registrarla sin duda a partir de la llegada de los franciscanos monjes alcantarinos, en 1585.
En muchas poblaciones aún se santifica casa por casa
Intereses turísticos
Las anteriores fueron declaradas de Interés Turístico Provincial en 2011. En 1997 se distinguía como de Interés Turístico Internacional a la procesión del Domingo de Ramos en Elche (Bajo Vinalopó), el primer productor de las palmas que procesionan por buena parte del Mediterráneo. Una posible fecha de inicio, según los historiadores, pudiera ser el año 1581, pero con cuidado.
La procesión del Encuentro, el Domingo de Resurrección, cuando vuelan sobre los transeúntes los aleluyas (imágenes religiosas, motivos ilicitanos) impresos en papeles de colores, está fechada en realidad antes, en 1531. También posee raigambre histórica la Semana Santa en Crevillent (Interés Internacional, 2011), casi conurbada con Elche, el primer cuarto del siglo XVII, ensalzada con imágenes de Mariano Benlliure (1862-1947), con museo aquí desde 1961.
Vivienda, agua y sal
En realidad, en muchas poblaciones interiores de la Comunitat Valenciana aún existen las bendiciones casa por casa, cuando se santifican vivienda, agua y sal. El día de la ‘salpassa’ (del latín ‘salis sparsio’, aspersión de sal) sigue desarrollando, generalmente en Miércoles Santo, este rito romano debido al papa Benedicto XIV (1675-1758). El ‘tridium sacrum’ (los tres días sagrados), “al tercer día resucitó”, nos remite, pues, a pasados bien pretéritos.
Como los que pueden presumirse en la conmemoración tal y como se desarrolla en Aspe (Medio Vinalopó), de Interés Turístico Provincial (2008), cuyas primeras referencias se remontan al siglo XVII. Representaciones vivientes de María Magdalena y las ‘dos Marías’, música por rincones y plazas más los pasos moviéndose por entre los estrechos recovecos del callejero más veterano, presidido por una basílica (desde el quince de julio de 2006), Nuestra Señora del Socorro (1650-1736). Pura esencia pretérita.