Mossèn Torregrosa fue un religioso alcoyano que existió en realidad y vivió, en primera persona, la batalla entre moros y cristianos de 1276. Se trata, por ello, de una figura histórica de suma importancia porque cambió los acontecimientos y el destino de nuestra villa de Alcoy cuando se produjo el ataque del visir Al-Azraq, caudillo de la Tercera Revuelta.
El capellán Ramón Torregrosa, el más valiente del clero, estaba en retiro espiritual cuando el 5 de mayo de ese año las tropas mahometanas comenzaron el sitio de la localidad alcoyana, pidiendo la rendición de los cristianos. De inmediato vio la proximidad de la guerra y reclamó el máximo coraje a sus vecinos, para que lucharan contra el ejército árabe hasta que llegaran refuerzos por parte del rey Jaime I.
El propio mossèn tocó las campanas de guerra y se unió al enfrentamiento: fue un héroe al avisar del inminente peligro y por su fe a Sant Jordi lo invocó en plena batalla. La plegaria dio resultado y el santo apareció lanzando flechas para derrotar a los musulmanes y salvar a los cristianos.
Su participación
Pese a que muchos pueden pensar que el mossèn Torregrosa desempeña un papel secundario dentro de nuestras fiestas, el festero que lo representa participa en la mayor parte de los actos, como la Entrada, las diferentes procesiones y la lucha del Alardo, siempre al lado del alférez cristiano.
Hasta hace pocos años la propia familia Torregrosa tenía el privilegio de representar la figura del mossèn. En 1994 falleció sin descendencia el último miembro de la estirpe y a partir de entonces la Asociación de Sant Jordi decidió que una persona cercana al alférez cristiano desempeñara el cargo. Omar Castañer Payà, de la filà Alcodianos, asume este año ese honor.
Desde su nacimiento
La vinculación de Omar con las fiestas es desde la cuna. “Nací en enero de 1988 y ese mismo año ya salí en la filà de mi padre, los Alcodianos”, expresa con orgullo. Señalar que los Alcodianos es de las filàs más numerosas de nuestra ciudad.
En este sentido, prosigue, representar la figura del mossèn Torregrosa es todo un honor y un privilegio, ya que, según las crónicas, es el único personaje verídico que aparece en la trilogía alcoyana. “Además, solo hay uno, no como los capitanes o alféreces, que hay uno cristiano y otro moro”.
Los nervios posiblemente se apoderen de mí, reconoce, “pero estoy disfrutando tanto de todos los acontecimientos y actos previos -muchos de ellos benéficos- que apenas pienso en las fiestas”. Es una oportunidad única de vivir cosas nuevas que solo se pueden apreciar si representas un cargo.
Se trata de un cargo sin peso específico, pero con un gran simbolismo histórico
Elegido en votación
Su elección como mossèn Torregrosa fue por votación, dos años antes del primer cargo. “Nos presentamos algunos miembros de la filà y me escogieron”, recuerda.
“Ciertamente me hacía mucha ilusión, porque vivo las fiestas con mucha intensidad”, remarca, antes de apuntar que cuando conoces el personaje del mossèn, descubres que realmente existió, es muy emotivo, “la gente le tiene mucho cariño”.
Con anterioridad, siendo desempeñado por un descendiente de la misma familia Torregrosa, quedaba en un segundo plano. “Ahora, como lo realiza un miembro de la misma filà que el alférez, tiene más estima entre los participantes de la fiesta”, argumenta.
Funciones
Las funciones de Omar Castañer como mossèn Torregrosa serán, fundamentalmente, las de acompañar al alférez cristiano, Miquel Jordà, aunque el día de la Entrada podrá salir de un modo más independiente, montado en un burrito, como marca la tradición.
Lo hará en un servicio formado por amigos y familia, junto al resto de miembros de la Colla de Campaners d’Alcoi, “tocando un campanario móvil de L’Alqueria de la Contesa adaptada para la ocasión”. Bajaremos con una pieza compuesta exclusivamente para ese momento, denominada ‘Mossèn de Cotes’, del maestro Francisco Valor Llorenç.
El día de Sant Jordi (23 de abril) “sí estoy junto al alférez y sus caballeros durante las diferentes procesiones”, al igual que el tercer día, en el Alardo. Participa igualmente en el acto de las Embajadas, pero sin intervenir directamente.
El traje
El traje que exhibirá en estas tres jornadas festivas lo aporta la Asociación Sant Jordi. Años atrás era el de rector, muy simple. Pero recientemente se ha acondicionado más a como era el vestido en el siglo XIII.
“Es más acorde a la historia”, indica Castañer, basado en una pintura de Cabrera que se puede apreciar en la iglesia de Sant Jordi. Es blanco con pinceladas rojas y una cruz, “más medieval y fiel a aquella época”.