El caballero, vestido con armadura, espada en mano (o lanza en ristre si monta a caballo), mira a los ojos a la bestia, al dragón. Este, desafiante, le devuelve la ojeada mientras comienza a mover la gola, como si fuera a gargajear. Va a escupir fuego. Pero antes de las llamas, el temple elegido encuentra el corazón de la quimera.
Así se han representado a muchos héroes, como el mitológico griego Jasón contra el dragón de la Cólquida, que guardaba el vellocino de oro; o el germano Sigfrido (Sigurd o Sîvrit), quien, para bañarse con su sangre (que volvía a la gente inmortal), acabó con Fafner o Fafnir, al principio un enano ávido de oro, que escondía en una cueva. Pero el modelo icónico global hoy es el de San Jorge contra el fantástico reptil.
Leyendas encontradas
La leyenda nos muestra en cuadros, grabados, relieves o estatuas, al santo turco, nacido hacia el 281 en Capadocia (Anatolia Central), rescatando a una doncella mientras vence al dragón. Aunque algunas versiones nos aseguran que San Jorge, Sant Jordi por estos andurriales, lo utilizó como moneda de conversión religiosa.
Vamos, que le puso un lazo al cuello, se lo llevó a la ciudad y les dijo que si querían a la bestia muerta, ale, a bautizarse todos. En todo caso, y dado que San Jorge adquirió el atavío legendario de vencedor de dragones (enemigos del cristianismo como metáfora), arraigó en muchas localidades de la Comunitat Valenciana, conquistas y reconquistas mediante.
Fue metáfora de la lucha contra los enemigos del catolicismo
Por tierras levantinas
Las guías señalan a San Jorge como oficialmente homenajeado en Alcoy y Banyeres de Mariola (l’Alcoià), Paiporta (l’Horta Sud o l’Horta-Albufera), Sant Jordi y Vinaròs (ambos en el Baix Maestrat). Pero esto a título oficial: no olvidemos que su fiesta coincide con el Día Internacional de Libro, el veintitrés de abril, y que la devoción al santo turco arraigó especialmente en tierras occitanas y se convirtió en el ánima de nuestras ferias de lo escrito.
La primera de ellas pudo ser en 1923 en Barcelona, aunque Madrid reivindique la antigüedad, gestada en 1933. Los historiadores aducen que la madrileña es la primera que se organiza más o menos como las actuales, durando incluso varios días (aquella estuvo hasta el veintinueve). Pero lo cierto es que el ‘paquete veintitrés de abril’, con regalo de libros entre enamorados y homenaje a San Jorge, pudo macerarse mucho antes.
La coincidencia de fechas lo incluyó en las ferias del libro
La fiesta librera
La Diada de Sant Jordi (fiesta de San Jorge) nos proporcionaba a los levantinos un plus para sumarnos, combinada con la costumbre entre enamorados de regalarse una rosa (sobre todo desde el siglo XVIII, aunque investigadores mantienen que la tradición la sembraron los romanos). Lo que no es óbice para que la Feria del Libro en el ‘Cap i Casal’ no abriera casetas hasta 1969, y solo un año después Alicante capital.
Y que realmente el Día del Libro no se establecía oficialmente en Barcelona hasta el siete de octubre de 1926: será en 1930 cuando San Jorge, la rosa y los libros unan fuerzas un veintitrés de abril. Aunque no se determinó hasta 1990 ese día como el Mundial del Libro y del Derecho de Autor, por el nacimiento y muerte de William Shakespeare (1564-1616) y el entierro de Miguel de Cervantes (1547-1616), según el calendario juliano.
En algunas localidades ha visto disminuir su patronazgo
Restos de dragones
¿De dónde proceden los dragones? Para conocerlo, debemos cruzar el charco hasta la Gran Bretaña del siglo XIX, cuando William Buckland (1784-1856), reverendo y profesor de Geología en la Universidad de Oxford, identificaba en 1824 unos restos como los de un gran carnívoro ‘antediluviano’ al que llamó ‘megalosaurus’ (reptil o lagarto grande). Un año después, el médico Gideon Algernon Mantell (1790-1852) hacía lo propio con otros vestigios, y así ‘nació’ el ‘iguanodón’ (diente de iguana).
A la familia dinosaurio se nos sumaba en 1933 el ‘hylaeosaurus’ (reptil o lagarto de bosque) gracias a Mantell. Ninguna de sus representaciones estaba acertada, así que si en plena centuria de la industrialización sucedía esto, imaginémonos qué pensarían quienes encontrasen restos de dinosaurios en épocas más remotas, con más imaginación que ciencia.
Los festejos diluidos
A San Jorge lo asesinaron el veintitrés de abril de 303 y sus despojos fueron enterrados en la israelí Lydda (actual Lod). Sobre ellos se construyó un sepulcro arrasado en el siglo XII, pero la devoción a una figura que en el XIII se tuvo como ideal del modo de vida nobiliario y caballeresco, se extendió con inusitada rapidez por todo el orbe. En nuestras occitanas tierras no paró en el patronazgo de Aragón (1096).
Luego, tocaba en València (1343) para extenderse a Mallorca (1456) o a Cataluña entera (1456). Aunque hoy, subsumida por la Feria del Libro, a la par que extenderse, se ha diluido. Si Alcoy y Banyeres mantienen viva la llama festera a Sant Jordi, en Paiporta (digan las guías lo que prefieran), pese a dedicar su iglesia parroquial de 1754 a San Jorge Mártir, el montpellerino San Roque (1295-1379) se impuso como patrón. La venganza del dragón del tiempo.