Aunque parezca que se acercan unas elecciones nacionales, las siguientes son locales y, en el caso de la Comunitat Valenciana, también autonómicas.
Un voto a la persona
Es decir, no se presentan ninguno de los grandes líderes de los partidos, sino los candidatos a la alcaldía de cada ciudad. Y por mucho que se empeñen en extrapolar los datos, los ciudadanos en las poblaciones votan más a la persona que a las siglas.
En cualquier caso el panorama político de España está sufriendo un regreso al bipartidismo, a los históricos de siempre. Y eso no es algo nuevo y suele ser fruto del desencanto.
Un centro inexistente
Si empezamos por los partidos denominados de centro (UCD, CDS, UPyD y Ciudadanos) todos ellos se han ido cavando su propia tumba. Mantener ese equilibro del centro es complicado y al final se puede caer en la ambigüedad, y los votantes necesitamos ideas claras (amén, como ya sabemos, que luego se cumplan o no). La excepción en esos ejemplos sería Albert Rivera, que se eliminó a sí mismo por un acto de soberbia.
Extremos a la baja
Luego están los extremos, que suelen nacer en la época del descontento y caer tan rápido como suben, salvo en los casos que han aprovechado para llegar al poder y perpetuarse ilegítimamente.
Por centrarnos en los dos con más representación podríamos empezar por Podemos. Un partido que parece que lleva mucho tiempo en la política, pero que inició su actividad hace tan solo nueve años (en 2014). En este tiempo ha cambiado de nombre, de aliados, se han marchado por desacuerdos personas muy representativas e incluso, algunos, para montar la ‘competencia’.
Y ahora se encuentra en ese momento donde, desde dentro, lo han dinamitado formando algo nuevo, ese ‘Sumar’ de Yolanda Díaz que deja a Unidas Podemos bastante fuera del tablero de juego, como demuestra las últimas alianzas o que en Madrid, su principal feudo, la coalición ya no se presente con ese nombre: Podemos.
Asumir responsabilidades
Cuando se tienen responsabilidades es cuando la ciudadanía tiene acciones para valorar, y la actitud de Unidas Podemos dentro del Gobierno, en donde han conseguido quedarse totalmente aisladas, denota esa soberbia del conmigo y lo que yo digo o contra mí. Algo que nunca conduce a nada bueno.
Han sido muchos los motivos ya que, insisto, cuando gobiernas tienes esa responsabilidad y esa exposición a la crítica. Y no han reconocido ninguno de sus errores (el colmo ha sido la Ley del ‘Solo sí es sí’ en el que tras más de 1.000 rebajas de condenas y más de 100 agresores sexuales liberados por la aplicación de su ley siguen echando la culpa a todos, menos a ellas), ni han afrontado ninguna responsabilidad.
Salvo a los muy afines (como en el fútbol, el que es de un equipo haga lo que haga), al resto de la población le desencantan aquellas que hubieran quemado las calles si un solo agresor sexual hubiera sido soltado por la ley que hubieran realizado otros, y les habrían pedido la cabeza y la dimisión a todos, pero que si son ellas no pasa nada. ¿Esa es la nueva política?
Vox una incógnita
En el otro extremo del tablero está Vox. Fundado un mes antes (17 de diciembre de 2013 y Podemos 17 de enero de 2014) también es fruto de un desencanto. En este caso no ha tenido la exposición que supone el gobernar, con lo que la caída puede ser más pausada, pero sus acciones temerarias, como la moción de censura poniendo como candidato de paja a Tamames, no juega a su favor.
En las municipales con estos partidos sí veremos si en efecto se nota esa caída, ya que sus candidatos locales no suelen ser muy conocidos y juegan con los líderes nacionales para conseguir esos votos.
Pero, como decía al inicio, según mi opinión, nos dirigimos de nuevo hacia el bipartidismo compartido con el nacionalismo, la receta de siempre tras haber probado diferentes maridajes, y es que no todo el mundo sabe ‘cocinar’ para una mayoría de comensales.
Mensajes nacionalistas
A diferencia de todos los mencionados anteriormente, tanto de centro como de los extremos, los nacionalistas sí tienen una presencia más o menos garantizada. Su mensaje es fácil, eterno al saber que no se va a cumplir, y muy localizado, lo que les favorece cuando se aplica la norma D’Hondt por la que se rige nuestro sistema electoral.
Ya queda poco para que acabe este primer asalto, que tiene fecha de caducidad: 28 de mayo las urnas y 17 de junio la confección de ayuntamientos, haya o no acuerdos ya que en las municipales no se pueden repetir elecciones y se nombraría alcalde al concejal que vaya primero en la lista del partido más votado.
Indefensión ciudadana
Y cambiando de tema, quiero referirme a la normativa de Tráfico. No cabe duda que es una de las formas más fáciles de recaudar, porque nadie quiere ser el que alce la voz ante el mensaje “se trata de salvar vidas”.
Pero, a la realidad de los radares puestos en sitios donde no son puntos conflictivos, existen otras muchas normas, menos conocidas y muy unilaterales. Como ejemplo: multa que puede ser de 500 euros y 6 puntos del carné por ir discutiendo con tu copiloto, siempre según interpretación de los agentes que hagan la denuncia y que, como con casi todo lo referente a Tráfico, es difícil de recurrir.
En este aspecto existen dos coacciones claras: la primera es que si pagas lo que piden sin rechistar te rebajan el 50%. La segunda que si recurres va a servir de bastante poco puesto que el silencio administrativo, es decir que no se molesten ni en contestar, les favorece a ellos.
En conclusión: hay que conformarse con lo que nos digan y eso, según mi criterio, es una clara indefensión… aunque siempre quedará la insufrible opción de acudir a los juzgados.