Diversos estudios señalan València como una de las mejores ciudades del mundo para vivir, basándose en aspectos como, entre otros, la calidad de vida, la seguridad, la climatología, el transporte público, la gastronomía o las posibilidades de practicar algún deporte.
Pero también por la existencia de rincones como el que les vamos a describir a continuación: Port Saplaya, una pequeña zona residencial costera que pertenece al municipio de Alboraya -anexo a la capital- y que cuenta con alrededor de 1.800 habitantes.
Es conocida popularmente como ‘la pequeña Venecia valenciana’, por la forma tan especial y diferente de los canales de su puerto, tan parecidos a la urbe del Véneto. Además, la combinación entre la arquitectura de las casas, los colores tan variados, sus playas y el embarcadero le hacen ser uno de los lugares más atractivos de València para pasear y admirar por su belleza.
Creado en los setenta
Port Saplaya nació como barrio residencial en la década de los setenta, cuando se construyó un puerto interior con salida al mar y un paseo marítimo con restaurantes, bares y demás negocios dedicados a la vida marítima, como su Club Náutico.
Es la mencionada zona del puerto interior la que se alude como ‘pequeña Venecia’, debido a que está integrado de muelles rodeados de viviendas adosadas y pintadas con tonos pastel cálidos (rojizos y siena, principalmente), de modo que la dársena permite llegar con las embarcaciones a las puertas de las casas, igual que sucede en la auténtica Venecia.
Recibe este sobrenombre por la forma tan especial y diferente de los canales de su puerto, parecido a los de Venecia
Segunda residencia
Ya desde un primer momento Port Saplaya se consolidó como un área de segunda residencia que atraía a sus vecinos, sobre todo en los periodos de temporada alta -Semana Santa o verano-, aunque a día de hoy es también la primera casa para gran parte de su población.
Es notable, no obstante, la diferencia de habitantes entre unas estaciones y otras, reflejada igualmente en la actividad cotidiana del barrio. En los meses de invierno, por ejemplo, muchos establecimientos permanecen cerrados y los paseos o zonas de ocio están mucho menos frecuentados.
Pero sea el mes que sea, resulta perfecto para pasar unos días de relax y disfrutar de unas excepcionales vistas a pie de playa y con el mar de fondo.
Se creó en los setenta como lugar de segunda residencia, aunque son muchos los que ya viven allí todo el año
Su urbanismo
El urbanismo del barrio es bastante peculiar, puesto que consiste básicamente en una o dos líneas de edificaciones que, desde primera línea de playa, envuelven totalmente el puerto, que se ubica en el centro geográfico de la población y al que sólo se puede acceder de un modo peatonal, circunstancia que le da un mayor encanto.
La diferente disposición y forma de los edificios, el diseño de las calles y sus dos plazas -abiertas en un lado y porticadas en los otros tres-, la presencia de los barcos y el característico olor a mar crean un ambiente mágico que hará que tengas ganas de regresar.
Cuenta con dos playas, sur y norte, y una notable oferta tanto de ocio como gastronómica
Playas
Sus playas se dividen en dos, Port Saplaya sur y norte, siendo ambas semiurbanas, de arena fina y aguas tranquilas. Están separadas por el canal donde se halla el pequeño puerto deportivo.
La zona sur, la principal, posee un centro comercial con todo tipo de comercios, supermercados, cafeterías y heladerías. Destaca también por su poblado marinero y la gran variedad y oferta gastronómica de su paseo.
Por su parte, la zona norte es la más alejada, lo que hace que normalmente sea la más calmada. Ofrece diferentes accesos al interior y diversos bares, menos que en la zona sur. Ambas playas cuentan con todo tipo de servicios y están perfectamente adaptadas para personas con movilidad reducida.
Cuando visitarlo
Un buen periodo para visitar Port Saplaya es marzo, mes en el que se celebran las Fallas, en las que el barrio participa con un ‘ninot’ propio. Otra buena opción es durante sus fiestas populares, dedicadas a la Virgen del Carmen, patrona de los navegantes, la segunda y tercera semana de julio.
La mayor parte de las actividades festivas se concentran alrededor de la Plaza de la Señoría y el paseo Luis Saiz Díaz (paseo marítimo norte), e incluyen una misa y una procesión marinera en honor a la Virgen.
Su oferta cultural es reducida, al ser una urbanización pequeña y con una remarcable fluctuación poblacional hacia los meses de más calor. Sin embargo, entre junio y septiembre se instala un cine de verano en el que se proyectan películas al aire libre de forma gratuita, y la llamada ‘Biblioplatja’, con el objetivo de fomentar la lectura entre los residentes y los bañistas.