La Concejalía de Bienestar Social, a través de la Unidad Comunitaria de Conductas Adictivas (UPCCA), está colaborando con la Red Sanamente para el desarrollo del programa ‘Ama la Vida’ en materia de gestión emocional y salud mental entre los escolares de primaria de todos los centros educativos de la ciudad. En esta edición, el proyecto se ha extendido a todos los cursos desde 1º hasta 6º con “el objetivo de mejor la salud mental y emocional de nuestra infancia, y proteger su evolución para prepararlos a etapas futuras como adultos”, según ha explicado hoy la edil Alba Laserna.
Desde su punto de vista, “es el ámbito escolar donde mejor se puede trabajar aspectos esenciales en el desarrollo del menor sobre cuestiones vinculadas a las emociones, habilidades sociales, autoestima, etc….logrando una mejor gestión de las emociones como mejor camino para su desarrollo en la fase adulta”.
Además, estas sesiones que se desarrollan en los mismos centros escolares están ayudando a detectar de manera precoz otra serie de problemas que algunos menores tienen, que requieren medidas a través de sesiones individualesa, ha comentado Laserna.
Por parte, la coordinadora de la Red Sanamente, Rosario Tomás, ha explicado el desarrollo del programa que forma parte del Convenio con la Confederación de Salud Mental España y que se inició en los dos primeros cursos de primaria y que con buena respuesta se ha extendido al ciclo completo.
Los niños y niñas, según su curso escolar, abordarán cuestiones vinculadas al miedo, la ira, la tristeza, la culpa, la alegría o la autoconfianza. “Somos un refuerzo al esfuerzo que – afortunadamente – se realiza en todos los centros escolares por sus responsables docentes, que están muy involucrados en esta materia”, ha señalado. Los materiales que utilizan son distribuidos a los padres y madres para continuar en el ámbito del hogar con estos trabajos desde el punto de vista emocional y psicológico.
Laura Fuentes, responsable de la UPCCA, también comentó que con estas tareas se mejora la acciones en materia de prevención de conductas adictivas, se logra una mejor empatía y se facilita que los menores relaten cuestiones que les preocupan y que, en muchos casos, deben ser tratados de manera individual por profesionales.
Para Fuentes, esta experiencia que cubre todos los cursos de primera es una prueba fundamental para extenderla en el futuro hacia los cursos de secundaria, que aborde estas cuestiones en una fase de pre-adolescencia y adolescencia con características y problemáticas muy concretas.