Entrevista> Patricia Ramírez / Psicóloga (Zaragoza, 28-febrero-1971)
Patricia Ramírez es psicóloga, escritora y divulgadora. Imparte charlas por toda la geografía nacional proporcionando una serie de herramientas y consejos para afrontar la paternidad y la vida en general de una forma serena, con alegría y seguridad. Pudimos escucharla en Torrevieja tratando un tema tan interesante como es el refuerzo de la autoestima de los niños.
¿Cuáles son los factores que influyen a la hora de forjar la autoestima de una persona?
Los niños nacen sin autoestima, por lo que cualquier estímulo que empiezan a recibir desde que nacen, el cariño que les llega, las valoraciones, las expectativas que ponemos en ellos, la forma de corregirles, el tiempo que dedicamos a reforzarlos, trasladarles cariño, amor incondicional… va forjando su autoestima.
Si trasladamos a nuestros hijos una imagen de que son capaces, son válidos, que estamos orgullosos de ellos y que los aceptamos tal y como son, terminarán teniendo una buena autoestima. Por supuesto corrigiéndoles cuando se equivocan de una manera respetuosa y enseñándoles sobre sus errores.
En cambio, si lo que hacemos es castigar, tratarlos mal, humillarlos, compararlos o exigirles de una manera poco sana, su autoestima será baja.
¿Qué edades dirías que son las más críticas en el desarrollo de esa autoestima?
Se va forjando desde que nacen, pero podemos decir que la adolescencia es un momento muy crítico.
Empiezan a identificarse con los iguales, es cuando viene esa parte hormonal tan intensa, empiezan a desarrollar su personalidad, a compararse con otras personas, a buscar su reafirmación… Pueden surgir muchas dudas, de ahí que necesiten de nuestra aceptación mucho más que nunca.
«Nacemos sin autoestima, por lo que cualquier estímulo que recibimos desde bebés va forjándola»
¿Cuáles son los síntomas que presenta un niño con baja autoestima? ¿Cómo podemos darnos cuenta en casa?
No es fácil identificarlo. Hay que conocerlo bien para detectar estos problemas, por lo que la mejor manera es hablar mucho con él, preguntarle cómo se percibe, tratar de que nos cuente cosas que hace bien, cómo se siente en relación a sus estudios, deportes, con otras personas…
La autoestima es el saco al que echamos toda la culpa cuando alguien se siente triste, inseguro o cuando no se relaciona bien, pero realmente no la tiene.
¿De qué forma deben actuar los padres y tutores ante la detección de un niño que presente indicios de baja autoestima?
Primero hay que ver el grado de responsabilidad que tenemos los padres, que no digo culpa, porque igual no es necesario llevar al niño a un profesional, a lo mejor somos nosotros que nos hemos pasado con la exigencia comparándolo con el hermano, levantándole la voz, haciéndole creer que no es capaz, retándolo de una manera inapropiada, metiéndolo en veinte mil actividades…
En muchos casos es más conveniente trabajar con los padres que con los niños, y en el caso de que no sea suficiente con las directrices que damos a los padres, entonces habrá que trabajar también con ellos. Muchas veces esta baja autoestima se da porque se ven cargados de peso, se comparan con compañeros por las notas, por los goles… entonces se enseña a los niños la escala de valores y a apreciar aquello en lo que tienen éxito.
«La autoestima es el saco al que echamos toda la culpa cuando alguien se siente triste, inseguro o no se relaciona»
¿Es la terapia una buena herramienta para tratar estos casos?
Siempre que haga falta, pero yo soy partidaria de cambiar pautas con los padres antes de llevar a los niños a terapia, porque muchas veces ya se nota el cambio trabajando solo con ellos.
¿Cómo podemos reforzar la autoestima de un niño en casa?
Trasladándole amor incondicional, aprendiendo a corregir de una forma que no les dañe, hablándoles de una forma respetuosa, haciéndoles sentir valiosos independientemente de cómo se porten, valorando más sus avances y dejando de corregir tanto.
No se castiga, y hay que olvidar y desechar de nuestra vida los gritos o levantarles la mano.
«No se castiga, hay que olvidar y desechar de nuestra vida los gritos o levantarles la mano»
¿Se puede criar a niños que no dejen que les afecten psicológicamente comentarios de personas externas al núcleo familiar?
Es posible educar a niños que analicen esos comentarios externos, pues el feedback que nos llega del entorno es importante.
Tenemos que enseñar a nuestros hijos a discernir qué opiniones son importantes y cuáles no. Todo el mundo puede comentar, porque para eso está la libertad de expresión, pero hay quien lo hace con poca educación o de una forma violenta y agresiva (porque seguramente no les han enseñado otra manera). Educarles a darles valor a esos comentarios.
En el caso de que nuestros lectores estén interesados en el tema que tratamos, ¿cuál de tus libros les recomendarías?
Mi libro ‘Educar con serenidad’ tiene multitud de herramientas para trabajar la inteligencia emocional; todo el tema de las emociones, la autoestima, el respeto y la comunicación que puede ayudar tanto a padres como a niños.