Junto al río Turia, a la altura de la urbanización La Presa (Ribarroja), se sitúa la Casa Azud. La majestuosa villa, construida en el lado de la ribera de La Cañada (Paterna), vigila majestuosa el paso del caudal del río hasta su desembocadura en el mar Mediterráneo, a unos pocos kilómetros al este.
La Casa Azud ha vivido distintos avatares desde su construcción. La riada del 57 destruyó parcialmente alguna de sus dependencias. Renació como el fénix en los años 60. Su accesibilidad y funciones también han cambiado desde entonces. En este reportaje nos acercaremos a un edificio emblemático para los vecinos de Manises, Ribarroja y Paterna, los tres municipios colindantes a la misma.
Una presa del siglo XVI
El Azud de la Acequia de Tormos se encuentra entre los términos municipales de Manises y Paterna. Considerado Bien de Interés Cultural (BIC), este azud se sitúa en el margen izquierdo de la cuenca del Turia, aguas abajo del puente de la carretera V-11 que une el aeropuerto con el polígono industrial Fuente del Jarro.
La fecha de datación de la presa y la gola es del siglo XVI (del siglo XVIII, según otros investigadores). Las compuertas y la caseta son posteriores a la riada de 1957. Perviven los arcos y las bóvedas de ladrillo que cubrían la acequia.
A la Casa Azud sólo se puede acceder desde La Cañada, la gran urbanización de Paterna situada al otro lado del Polígono Fuente del Jarro. Tradicionalmente su acceso sólo era posible a pie, pero hace unos años se construyó una carretera junto a la V-11 que permite su acceso con vehículos.
La riada de 1957 destruyó las dependencias anexas más próximas al paso de las aguas
Sin entrada libre
La Casa Azud se encuentra vallada y perimetrada desde hace unas pocas décadas. Los visitantes únicamente pueden contemplarla desde el exterior y ya ni tan siquiera se puede acceder a los terrenos de la parcela que la rodeaban.
Para evitar vandalismo y dentro de la tendencia a la protección privada, muchas villas y terrenos antes abiertos al paso en el bosque de La Vallesa iniciaron esta tendencia con el nuevo milenio.
Hasta mediados de los años 90 los alrededores de la Casa Azud se encontraban abiertos al público, y sólo el interior de la vivienda permanecía cerrado. Así, este punto era parada obligatoria de veraneantes de La Cañada que bajaban dando un paseo en busca de “su playa”.
Hasta los años 90 los alrededores de la Casa Azud se encontraban abiertos al público
De cuando había un merendero
Tal y como recuerda Manuel Albiñana, vecino de La Cañada, en otros tiempos hubo incluso un merendero para todos esos veraneantes que caminaban monte a través para descender hasta el río Turia y darse un chapuzón.
“Todo da comienzo porque la familia Pinazo de Paterna, los domingos y días festivos, venían junto al río para hacer paellas a los domingueros. En medio cubo de madera colocaban trozos de hielo para vender bebidas frescas, hasta que en 1962 compraron unos terrenos y construyeron un improvisado merendero que los tres hermanos atendían”, apunta Manuel Albiñana.
Dado el éxito del merendero, la familia decidió habilitar algunas habitaciones para aquellos veraneantes que quisieran pernoctar escuchando el paso de las aguas del río. En total fueron hasta nueve estancias con cocina y terraza que alquilaban por temporadas.
Los Pinazo de Paterna compraron terrenos en los años 60 y habilitaron un merendero
Hasta 21 niños conviviendo
“En una ocasión llegaron a juntarse 21 niños, entre los de su familia y los de los inquilinos, teniendo que colocar una campanilla a los más pequeños para tenerlos controlados por el peligro de la cercanía del río y las aguas”, señala Manuel Albiñana.
En los años 80 el merendero fue desapareciendo, pero jóvenes y adolescentes aún podían atravesar la parcela de la casa Azud para llegar a la boca ancha de la presa y darse un baño. Ahí se juntaba con otros jóvenes venidos del otro lado del río. Así se forjaban amistades entre gente de Manises, Ribarroja y La Cañada.
Sistema hidráulico
El azud capta el agua de riego del sistema hidráulico de la Real Acequia de Moncada, propiedad de dicha comunidad de regantes. Se trata de un tipo de construcción hidráulica que consta de una presa en forma de gradas, una almenara de regulación y la boca de la acequia.
Está construido con grandes sillares de piedra trabados con argamasa, montados en cinco escalones que recubren una mota de grandes dimensiones formada por cantos rodados, tierra y argamasa.
Tiene una longitud aproximada de 40 metros y un ancho de seis, derivando el agua al lado izquierdo, que es por donde Ministerio y Conselleria habilitaron hace unos años la ruta para senderistas que nace en València y llega hasta Villamarchante.