Entrevista > Andreu Valor / Cantautor (Cocentaina, 4-junio-1978)
Andreu Valor es un cantautor de los que ya no quedan, que recuerda a los de antaño, los que con sus letras anhelaban enviar mensajes reivindicativos. “Intento llegar al corazón y a la reflexión de la gente”, se sincera.
Siente un profundo agradecimiento y respeto hacia sus fieles seguidores, aquellos que le acompañan a la mayoría de sus conciertos para escuchar su último trabajo, ‘Un Nou Món’, o pedirle sus temas más populares, como ‘Tornarem a caure’ o ‘Aci em pariren’.
“Trabajo de lunes a domingo porque se trata de una profesión que me apasiona”, señala con orgullo. De hecho, lleva a cabo distintos talleres con las nuevas generaciones, “para darles herramientas que les permita expresarse” y comienza ya a pensar en próximos proyectos, su décimo disco y una novedosa colaboración con orquestas sinfónicas.
«Fue mi tío Toni, que escuchaba a Lluís Llach y Ovidi Montllor, el que me abrió las orejas hacia ese tipo de música»
De carácter introvertido y colaborativo, es consciente que el público se ha vuelto más exigente y en su evolución como artista se muestra ahora como un cantautor más moderno, capaz de influenciarse por todo tipo de música.
Gran aficionado al fútbol, especialmente del Villarreal, durante la disputa del último Mundial versionó junto a sus tres hijos la canción ‘Muchachos’ para apoyar a Argentina, “un país precioso que recorrí a lo largo de un mes, enamorándome de sus gentes y su pasión al vivir las cosas, y debido a que este deporte merecía el triunfo de un jugador como Lionel Messi”.
¿Qué intentas transmitir en tus canciones?
Hay una frase de Mario Benedetti que me gusta mucho: “yo canto porque con el grito no hay bastante”. Es una forma de entender que la música, mucho más allá que la distracción, nos puede aportar una serie de alicientes en la vida que considero fundamentales, como la reflexión, la calma, la convivencia, el respeto colectivo…
Es inevitable que, en una sociedad como la actual, debemos buscar las formas de encajar de maneras más sensibles, o se convierte todo en un entorno precario. ¿Qué quiero ser en la vida? Feliz, y es muy difícil contribuir si lo que envuelve a nuestras vidas no está medianamente equilibrado.
¿Cuáles son tus influencias o referencias musicales?
Es curioso porque en mi casa, donde siempre se escuchó mucha música, la de autor nunca fue una referencia. Sin embargo, mi tío Toni, que residía abajo, sí ponía a Lluís Llach, Silvio Rodríguez, Ovidi Montllor o Víctor Jara y yo lo escuchaba cuando bajaba por la escalera. Fue la persona que realmente me hizo abrir las orejas hacia otro tipo de música.
Siempre fui muy melómano y ese tipo de melodías me comenzó a entrar, siendo muy autodidacta en ese sentido y buscando la esencia del cantautor con la guitarra. Pero con el tiempo el oído se acaba acostumbrando no solo a una música, sino también a un mensaje.
¿Por eso sientes la música de un modo tan especial?
Mi forma de sentir la vida, de una forma comprometida y sensible con el entorno, entiende que las personas podemos construir una alternativa a estos sistemas que no piensan en las relaciones humanas, lo más importante en esta vida.
De un modo singular, la renovación musical a tendencias más actuales me llega tarde porque noté que necesitaba influencias más modernas y me entró una música más anglosajona, más ‘indie’ o ‘folk’, que me motiva mucho.
«No hay concierto en el que no tenga nervios, que es lo que le da sentido al respeto hacia el público»
¿Cuál es tu metodología a la hora de componer canciones?
Utilizo infinidad de herramientas: libretas o el propio móvil, donde tengo un par de carpetas de anotaciones. Sí es cierto que a veces te sorprendes, porque un día estás inspirado y creas una canción del tirón, pero no es lo habitual.
Me puede motivar el ‘flash’ de una melodía, parte de una frase o idea… Luego hay un proceso importante que es el de ‘jugar’ con la guitarra.
También soy muy ordenado, en el sentido que intento conjugar la música con una letra que tenga sentido equilibrado, como un rompecabezas. Seguidamente, cuando la canción ya tiene forma, la escuchan mis dos productores, mis manos derechas, Hèctor Tirado y Blai A. Vañó.
¿Ellos son el filtro definitivo?
Exacto, si no les agrada, la canción no va hacia adelante. Me gusta trabajar en equipo porque necesito que las personas con las que voy a colaborar en los directos tengan una sensación parecida a la mía.
Son dos personas fundamentales en mi trabajo: músicos en directo y productores. Es cierto que no les paso la canción hasta que, en mi criterio, esté bien conseguida, y se la envío un poco ‘cruda’ -con algo de guitarra, mi voz y poco más- y ellos son los que aportan ambientes o texturas que hace que la canción coja mucho vuelo.
¿Quiénes más te acompañan en esta aventura musical?
Son muchos los forman parte de este equipo: Josep Bas (batería), Carles Carbonell (bajo), Berta Iñíguez (corista y flauta travesera), Vicent Colonques (teclados) y los técnicos: Arnau Muria, Rubén Cifres y Juan Castelló (sonido) y Daniel Serrano (iluminación y escenografía).
Has cantado en plazas de toros y grandes escenarios como el Palau de la Música, pero ¿dónde aparece en Andreu más auténtico? ¿En los conciertos más íntimos?
Sería injusto decir que no me ha motivado una plaza de toros junto a Lluís Llach y frente a 10.000 personas. Es una cosa que sucede muy pocas veces en la vida.
Hay varios condicionantes: por un lado, la parte masiva de ver miles de cabezas en tu concierto, que genera plenitud al ver tu música intimista hasta dónde ha llegado; y por otro, la parte sincera, en la que puedes establecer una comunicación mirando a los ojos a la persona que le estás cantando: eso es muy difícil de igualar.
Ver cómo se emociona y le brillan los ojos porque la canción le ha llegado es muy potente. Somos conscientes que la canción de autor nunca ha sido de grandes masas y eso nos mantiene en una realidad más humilde.
«Cuando una persona canta una canción tuya es un regalo y pocas cosas tienen un significado parecido»
Algo que les quieras decir a tus fans, los que te siguen a todos tus conciertos.
Nuestro entorno de proximidad es el que le da sentido a nuestro trabajo, en una sociedad en la que vamos continuamente estresados, con rapidez a todos lados. Esto me duele, porque considero que la vida es algo muy valioso.
Les digo lo mismo que en cada concierto: “muchas gracias por existir, porque sin ellos no hay cantantes ni canciones”. Mi música toma sentido cuando cada una de esas personas vuelve a mis conciertos a escuchar las mismas canciones, prólogos…
No sé porque lo hacen, pero me emociona mucho cuando uno invierte su tiempo en que nosotros les hagamos un poco más felices.
¿Qué sientes encima de un escenario?
Ha habido una evolución, pasando de grandes nervios en los momentos previos a subir a un escenarios -que incluso me hacían pensar por qué seguía haciendo esto- a poder controlarlo, en parte porque hablo habitualmente en público.
Sin embargo, no hay concierto que no tenga ciertos nervios, que es lo que le da sentido al respeto hacia el público, al deseo de ganarme cada actuación, sea frente a miles de personas o en un escenario más reducido.
¿Y cuando el público la canta a capela?
Es una sensación electrizante. Cuando una persona canta una canción tuya te emociona, es todo un regalo y pocas cosas en la vida tienen un significado parecido.
‘Un Nou Món’ es tu último trabajo, ¿qué acogida ha tenido?
Empezó como una estrategia, que era la de si el público quería seguir escuchando nuestros temas, porque nuestra cabeza se cuestiona continuamente qué y cómo hacer las cosas, especialmente en un mundo como el actual, en el que lanzas un disco y a los dos meses ha pasado de moda.
La acogida ha sido muy buena, obteniendo el Mejor Disco de Canción de Autor de los Premios Ovidio Montllor y con alrededor de noventa conciertos cerrados en año y medio. También contamos con un micromecenazgo que nos ha permitido realizar un mejor trabajo, mucho más elaborado en todos los sentidos.
«Plataformas como YouTube o Spotify hacen que se vendan muchos menos discos y apenas dan visibilidad a las propuestas minoritarias»
¿Es tu mejor disco hasta ahora?
Sí, sobre todo a nivel sonoro y la forma de ejecutar las canciones. Hemos realizado dos preproducciones antes: la producción del propio disco y la postproducción, algo que no habíamos hecho nunca.
Está mucho más trabajado que cualquier otro de nuestros discos. Además, la voz y el modo de escribir ha mejorado.
¿Cómo ha cambiado la música en los últimos años?
La llegada de YouTube o Spotify ha provocado que, al poder acceder a la música de una forma gratuita, ya no se vendan discos y, sobre todo, no se valore el trabajo que conllevan. Debemos dignificar nuestro trabajo, que es mucho (especialmente en cuanto a gestión e investigación), porque la cultura es básica para el crecimiento de la sociedad.
Las personas necesitamos nutrirnos de otros sentimientos y sensaciones que, si no es por la cultura, nunca llegaremos a ellos. Además, estas plataformas funcionan por algoritmos, cuantos más escuchan tu música, a más llegas, lo que perjudica a las propuestas más minoritarias.
¿Has pensado en versionar tus temas en castellano?
En mis inicios canté en inglés y castellano, porque otros de mis referentes son ‘El Último de la Fila’ o Ismael Serrano, pero debido a mi carácter introvertido me costaba mucho comunicarme y la mejor forma de hacerlo era a través de mis letras, lo que yo soy.
Si yo sueño en valenciano, lo más lógico es que me exprese en mi lengua, aunque tengo un profundo respeto a todas las lenguas y acentos. Me siento muy cómodo comunicándome conforme soy y si quiero ofrecer algo diferente a los demás es mediante mi lengua, lo que ven mis ojos y el entorno donde me muevo.
Estoy intrínsecamente ligado a la lengua en la que canto y quizás si no cantara en valenciano no me hubiera dedicado a la música.
Compromisos de cara a este verano.
Tenemos una agenda muy larga, en la que vamos a tocar en las Islas Baleares (Ibiza, Formentera y Mallorca), en Catalunya (Camprodón) y de norte a sur el territorio valenciano.