La provincia de Alicante es conocida, sobre todo, por esa Costa Blanca que atrae a millones de turistas todos los años. De su litoral son localidades como Benidorm, Altea, Villajoyosa, Dènia o Calp, por poner algunos ejemplos, pero si nos introducimos en su montañoso interior descubriremos auténticas joyas como las que le vamos a detallar.
Guadalest, oficialmente y en valenciano El Castell de Guadalest, en la comarca de la Marina Baixa, cuenta con apenas 258 habitantes y un precioso casco antiguo, declarado conjunto histórico-artístico en 1974. De hecho, la villa forma parte de la asociación de los pueblos más bonitos de España y, desde 2016, de los municipios más atractivos de todo el mundo.
Su historia
Existente ya en la época musulmana, tras la conquista cristiana del siglo XIII retuvo una importante población islámica bajo el señorío de diferentes nobles catalano-aragoneses. Poco después, el rey Jaime II donó en feudo el municipio a Bernardo de Sarrià, perteneciendo a esta familia más de cuatro décadas.
En 1335, la Corona se hace con el castillo, quien lo vende al infante Pedro. Son diversos los dueños que se suceden acto seguido, llegando a la familia Cardona, Marqueses de Guadalest.
A lo largo de la época de los Cardona, otra familia adquiere gran relevancia, los Orduña. Su vinculación con El Castell de Guadalest comienza en el siglo XVI, alcanzando nobleza en 1756 con el ingreso en la Orden de Santiago de Pedro Antonio Buenaventura de Orduña y García.
El terremoto de 1644
Un terremoto, sucedido el 22 de junio de 1644, destrozó gran parte de la localidad, que sufrió otro nuevo seísmo en diciembre de ese mismo año.
Con anterioridad, en 1609, los moriscos -población mayoritaria del valle en ese periodo- fueron expulsados, creándose un gran vacío demográfico que se intentó llenar con la Carta Puebla de 1611.
Ya durante la Guerra de Sucesión, en 1708, el castillo de San José es alcanzado por una voladura que afecta gravemente su ala oeste y la Casa Orduña es incendiada.
En el siglo XX se llevan a cabo una serie de cambios importantes en El Castell de Guadalest, como la construcción de su embalse, que finaliza en 1971. Es entonces cuando el turismo en masa comienza a descubrir los encantos del lugar.
Se visita el Castillo de San José, en lo alto del municipio, y la Casa Orduña, hoy museo
Patrimonio
El Castell de Guadalest ofrece al visitante un rico patrimonio, en diferentes ocasiones reconocido y premiado: Placa de Bronce al Mérito Turístico (1980) y Tercer Premio al Embellecimiento y Mejora de los pueblos de España (1981).
Comenzamos el recorrido por el Castillo de San José, fortaleza creada por los musulmanes en el siglo XI y situada sobre una roca, en la parte más elevada. Tuvo un papel determinante a lo largo de la Edad Media y Moderna debido a su estratégica ubicación.
El Castillo de la Alcozaiba, por su parte, también levantado en el siglo XI por los musulmanes, está en el dominio de la antigua Casa Orduña. Queda en la actualidad una torre en ruinas.
Otro reclamo es su iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVIII y estilo barroco
Casa Orduña
La Casa Gran de El Castell de Guadalest o Casa Orduña fue construida después del gran terremoto de 1644. Fue edificada por esta familia de estirpe vasca que, tras su llegada a la localidad, actuaron casi 300 años como alcaides de la fortaleza y gobernadores del marquesado.
Las actuales dependencias de la casa -perfectamente rehabilitada- corresponden con el momento de máximo esplendor e influencia de la familia Orduña. Su decoración se adapta a los gustos estéticos de una burguesía que vivió los cambios políticos de la segunda mitad del siglo XIX.
La casa, hoy museo, muestra un solar irregular: por el este se apoya y supera las rocas, al tiempo que por el oeste es anexa a la iglesia parroquial, llegando a ocupar espacios sobre las capillas.
Iglesia de la Asunción
La barroca iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVIII, se ubica en la parte antigua del pueblo, junto a la mencionada Casa Orduña.
Fue construida entre 1740 y 1753 sobre el solar del primitivo templo que databa de los tiempos de la Reconquista. De la misma forma, fue saqueada e incendiada en la Guerra Civil y nuevamente remodelada en 1962, acortándose entonces su longitud y variando la planta: desaparecieron el crucero y la cúpula.
En la década de los noventa se acometen unas obras de reafirmación y decoración interior que pretendían salvar el edificio.
Finalmente, en la visita al municipio podremos conocer la prisión del siglo XII, situada actualmente en los bajos del ayuntamiento.