Entrevista > Eugeni Alemany / Showman (Sueca, 2-julio-1976)
La comedia o el humor siempre ha sido empleado de bálsamo en periodos complicados, como los vividos en los últimos años. De eso sabe mucho Eugeni Alemany, humorista, presentador y filólogo, pero sobre todo ‘showman’, con una capacidad innata para improvisar y hacer partícipe al público en todos y cada uno de sus espectáculos.
Ahora tiene en cartelera ‘A ningú que li passe’, que estará en el teatro Olympia entre finales de junio y principios de julio. Es una obra -en valenciano y para todo el público, “aunque digo algunas barbaridades”- en la que busca nuevamente entretener y distraer, “sin ser pretenciosa, con el objetivo que le sienta bien al alma”.
Eugeni, para muchos un genio, es plenamente consciente del papel clave desarrollado por su mujer, Yolanda Martínez, quien le acompaña, dirige y guioniza todos sus shows. “Para nosotros es muy importante que los espectáculos tengan ritmo y entretengan, que el público salga contento y sin pensar en sus problemas diarios”.
«Los concursos intento dotarlos de un tono cómico, haciendo bromas con los participantes y buscando cosas divertidas»
‘Showman’, humorista, filólogo, presentador… ¿Cómo te defines?
Sobre todo, ‘showman’ y también comunicador. Gran parte de mi vida profesional consiste en hacer comedia y en los programas de televisión que he realizado intento hacer lo mismo. Cuando presento un concurso intento dotarlo con un tono cómico, haciendo bromas con los participantes, buscando que las cosas sean divertidas y entretenidas.
¿El ser tan gracioso ya te viene de pequeño?
Siempre lo he sido: mi madre me decía que lo había heredado de un bisabuelo. Es cierto que, en la escuela, en Sueca, tenía cierta chispa y hacía bromas ingeniosas. Sin embargo, de pequeño -con diez u once años- quería ser director de cine, principalmente guionista de televisión, sin realmente saber qué era.
¿Qué referentes tenías en tu juventud?
Eran televisivos, como Mayra Gómez Kemp y el ‘Un, dos, tres…’ y diversos programas que se emitían en TV3. Recuerdo con mucha estima al señor Bachs en ‘Filiprim’, periodistas como Àngel Casas, grandes maestros como Pepe Rubianes o la compañía de teatro ‘La Cubana’, con espectáculos tan diferentes como ‘Cómeme el coco negro’.
Llegas entonces a Canal 9.
Sí, empiezo como guionista en el programa ‘En casa de Bárbara’, con Bárbara Rey. Ella fue la primera que me dio una oportunidad porque, después de hacer un pequeño ‘sketch’ en el que aparecía -interpretando a un fontanero- la Rey me dijo “eres muy gracioso, tienes mucha vis cómica”.
Poco después, ya a nivel nacional, participas en ‘Caiga quien caiga’.
Era la segunda edición del programa, con Manel Fuentes como presentador. Anteriormente, en Canal 9 había trabajado con Nuria Roca y ella me recomendó a un programa de Cuatro, llamado ‘Nos pierde la fama’, de la misma productora que ‘Caiga quien caiga’.
Superé un par de ‘castings’ y formé parte de ‘los hombres de negro’ -junto a, entre otros, Arturo Valls y Juanra Bonet-, donde tuve una amplísima libertad para trabajar y aprendí mucho viajando o haciendo entrevistas a personas muy interesantes.
Regresas a la TV valenciana, concursos, entretenimiento…
Exacto, al programa ‘Trau la llengua’, que tuvo mucho éxito porque iba por los pueblos de toda la Comunitat Valenciana descubriendo palabras y expresiones, escuchando cómo habla la gente de cada lugar.
Tuvo muy buena acogida y excelentes audiencias, pero llegó el momento del cierre de Canal 9. En ese instante tuve que reinventarme hacia la comedia en directo.
Entre tus espectáculos, ‘T’ho dic sense acritud’ y ‘En persona guanye’.
Fueron dos monólogos al uso con dos aspectos muy propios míos, que son menciones al pueblo en el que estoy y alrededores -una cosa muy valenciana y fallera, además de un guiño a ese municipio- y la interacción con el público. Interactuar con el espectador era ya muy de ‘La Cubana’.
«Mis referentes fueron Mayra Gómez Kemp y el ‘Un, dos, tres…’, Pepe Rubianes, algunos programas de TV3 o ‘La Cubana’»
¿Qué resultado está teniendo ‘A ningú que li passe’, tu última propuesta?
Gracias al apoyo del público y a este fenómeno fan que estoy viviendo ahora -de la mano de ‘El diario de la cuarentena’- presentamos un espectáculo junto a Yolanda Martínez, mi mujer, que es un homenaje a ambos, tanto al público en general como a mis seguidores.
Se trata de un show muy elaborado, con una escenografía e iluminación muy potente, en lo que pensamos que es un paso más allá que un simple monólogo. Es más una comedia, en la que también hago el personaje de Zuleima González.
Suceden muchas cosas a lo largo del espectáculo, entre ellas la interacción con el público y la caracterización y transformación en Zuleima. No busco imitar personajes, sino imitar perfil de personas.
¿Cómo es esa interacción con el espectador?
Me gusta, el espectador ya me conoce y los que acuden saben mi rollo, les caigo bien… y vienen a jugar. Siempre sin abusar de la gente, obvio.
Las redes sociales te han hecho todavía más popular.
En las redes sociales he estado desde el principio: he tenido Facebook, Twitter e Instagram a medida que iban naciendo. De la misma forma, he ido haciendo lo que la tecnología ha ido permitiendo. Cuando únicamente había Facebook y apenas se podía escribir, yo redactaba ‘post’ humorísticos, con reflexiones y pensamientos propios.
Dentro de poco se cumplirán diez años del primer vídeo que colgué, sobre un edificio que visité en Nueva York de nuestro Santiago Calatrava que, sin estar inaugurado, ya estaba oxidado. En los últimos tiempos sí he hecho numerosos vídeos, sobre mi vida y situaciones que me suceden, aunque la explosión llega con la pandemia.
Conectaste mucho con el público en un momento muy complicado.
Mediante ‘El diario de la cuarentena’, que mucha gente me lo recuerda todavía. Muchas personas estaban muy asustadas en un periodo de gran incertidumbre y, de repente, veían vídeos de una familia que intentaba relativizarlo todo.
Para nosotros, en nuestra familia, nunca nos tomamos las cosas a pecho y el humor nos da una distancia frente a los problemas. Buscábamos contagiar ese espíritu de lo ridículo y absurdo que era todo durante la pandemia, con personas que le pedían el perro al vecino para poder salir a dar un paseo.
En el confinamiento nuestros vídeos eran balsámicos para el público: estaban muy aburridos y todos los días a las 14 horas tenían imágenes de una familia que pasaba por lo mismo, pero se lo tomaban de otra forma, a risa.
¿Estás pendiente de las sugerencias o lo que te dicen tus seguidores?
Mi vínculo con la gente que me sigue es también desde siempre. Por ejemplo, hace diez años hacía ‘challenges’, retos, como un concurso de fotografía de personas nadando con melones u otro sobre hacerse fotos disfrazados con tapetes de ganchillo.
Son ideas que surgen de la improvisación, que agradan a la gente y que han tenido éxito, porque mi parte de ‘showman’ la he intentado trasportar a las redes sociales para que sea una cosa interactiva.
Has hecho partícipe, mediante las redes sociales, al resto de tu familia.
Sí, actúan en muchos vídeos mis dos hijos, Marcel y Víctor, y por supuesto mi mujer, Yolanda. Ella es guionista de programas de televisión y realmente es la directora ejecutiva de mi casa: cualquier cosa que he hecho, está detrás y lo hemos elaborado juntos.
Sin duda, la importancia de Yolanda en el devenir de tu carrera es determinante.
Es una persona con mucho talento, para televisión y entretenimiento en general. Además, entiende muchísimo de televisión, porque le apasiona, la ve y la disfruta.
A veces me siento mal porque pienso que la eclipso, ya que siempre se la ve como la mujer de Eugeni Alemany, cuando es una de las mejores guionistas y directoras de programas de televisión.
«Mi primera oportunidad me la dio Bárbara Rey, en su programa de cocina: me dijo que tenía mucha vis cómica»
¿Cómo elaboráis los vídeos caseros?
Normalmente yo tengo una idea y después vamos desarrollando sobre de qué irá el tema ese día. Seguidamente grabo, lo edito, se lo enseño a Yolanda, que me da su opinión y decide el ‘final cut’ (el corte final).
Otro de tus éxitos fue la creación del emoji de la paella.
Creo que lleva de cinco a seis años entre los emojis que se pueden colocar en el WhatsApp de los móviles. Todo comenzó como una broma y poco a poco la bola se fue haciendo más grande, hasta conseguirlo. Como decía antes, siempre me ha gustado jugar con la gente y el emoji de la paella fue un ejemplo más de cómo se contagió.
¿O el ‘PaellaVerticalChallenge’?
Sinceramente, no sé ni cómo nació, pero de inmediato se hizo viral, dando muy buen rollo, con muchísimos vídeos de personas girando las paellas. Recuerdo una chica que me dijo una vez: “Eugeni, no sé si ganaremos el concurso, pero nos hemos reído tanto y nos lo hemos pasado tan bien con los niños…”.
¿Zuleima González es tu ‘alter ego’ femenino?
Mi suegra es venezolana y a mí, como indicaba anteriormente, siempre me han gustado y me fijo -por deformación filológica- en todas las lenguas y acentos.
He acabado imitando, con cariño, a mi suegra y a su familia. Zuleima González primero surgió en videos de ‘storys’ para Instagram y le di más protagonismo cuando se produjo la pandemia. Uno de los primeros trataba sobre Zuleima lanzando las cartas del tarot, que quedó genial.
¿No os entran ataques de risa mientras os grabáis?
En la pandemia fue el cumpleaños de Yolanda y le hice un pastel, que luego cayó. Nos entró tal ataque de risa que nos tiramos al suelo y nos caían las lágrimas.
Lo colgamos y la gente se moría de risa, porque se notaba que eran reales esas historias. Al final nosotros somos personas normales, a las que les suceden cosas buenas y malas, no situaciones idílicas como nos quieren presentar muchos ‘influencers’ de hoy en día.
¿Cuáles son tus proyectos inmediatos?
Estamos plenamente centrados en la gira de ‘A ningú que li passe’, con la que estaremos en el teatro Olympia de València del 27 de junio al 2 de julio (día de mi aniversario). Ya estrenamos en este escenario, donde estamos muy a gusto y el público responde muy bien.