Los vaivenes del tiempo, aseguran unos para justificar los cambios. La inconstancia de los seres humanos, farfullan otros viendo el desparpajo con que las diferentes épocas van asentando sus huellas en ladrillo. Ni uno ni otro. Campo-Olivar o Campolivar, distrito y barrio residencial de Godella (l’Horta Nord), ha ido sumando épocas sin perder el carácter con que se fundó originalmente.
Aunque el gran desarrollo chaletero que iba a conferirle su actual aspecto comenzó abarcando en la práctica la mayor parte de la primera mitad del pasado siglo, esta zona-pedanía de Godella debe su nombre a unos nobles valencianos que aún conservan una masía-castillo en el lugar. El sitio se gestó como una baronía, y esta ánima aún impregna el sitio.
Los títulos nobiliarios
Bien, ¿barones? Salvo en Francia, que si se es noble puede una persona inscribir sus tierras como baronía (un privilegio que finiquitó la Revolución Francesa, del 5 de mayo de 1789 al 9 de noviembre de 1799, pero que restauró Napoleón, 1769-1821, hasta la actualidad), por el resto de Europa, España incluida, figura como uno de los privilegios con que la realeza agasaja a alguien que considera que le ha servido bien.
Por orden de mayor a menor, los premios, que tal son, pueden tocar con Grandeza de España (ducado, marquesado, condado, vizcondado, baronía, señorío y lo que se denomina “grandeza personal”) o sin ella (marquesado, condado, vizcondado, baronía, señorío e hidalguía). Antiguamente esto dotaba a la persona poseedora del título correspondiente de prebendas varias, e incluso remuneración llegado el caso. Aunque hoy esto ya no ocurre así.
El título se aplicó a una posesión en Benifairó de les Valls
Cruce de posesiones
Añadamos que los títulos nobiliarios sin Grandeza no poseían dichos privilegios, pero es que además con la llegada de la democracia, y con la aprobación de leyes como la de 30 de octubre de 2006, para la igualdad en la sucesión de títulos nobiliarios, estos desaparecieron, para convertirse en algo meramente honorífico. De hecho, incluso hay que abonar por ellos la correspondiente tasa a Hacienda.
En el caso de Campo-Olivar, la baronía la recibía la familia Musoles el 29 de septiembre de 1778 (el 17 de agosto, según otras fuentes) en la persona de Bartolomé Musoles y Pastor (1758-1789). En realidad, el título se aplicaba sobre una posesión de los Musoles en Benifairó de les Valls (Camp de Morvedre), pero popularmente la dignidad trasladó el nombre a la residencia estival de la familia.
Los terrenos de Godella contenían en realidad la residencia estival
De veterano abolengo
La nobleza de la época no utilizaba las tierras solo para la construcción y disfrute de fincas de recreo: explotaciones agrícolas, ‘derechos reales’. Funcionaban casi como empresas, a veces incluso muy diversificadas. Los Musoles, por ejemplo, gozaban de posesiones en Paterna (l’Horta de València o l’Horta), donde con el tiempo llegaron a tener calle dedicada (la actual, y estrecha, de Santa Teresa, a pocos pasos de las plazas Mayor y del Pueblo).
¿Pero quiénes eran los Musoles para poseer tanto beneficio? De origen catalán, acompañaron a Jaume I (1208-1276) en su campaña valenciana y ya asentaron aquí. Durante el siglo XVII extendieron familiarmente su actividad tanto a la milicia como a la jurisprudencia, pero además varios miembros ejercieron como familiares del Santo Oficio (o sea, informantes de la Inquisición española).
En los años treinta se aposentó en el lugar la burguesía valenciana
Administrando a otros nobles
Aparte, ejercieron de administradores de la señoría de los Vives de Cañamás, con casa-palacio en Benifairó de les Valls y terrenos, en la misma comarca, en Faura. Pero, ¿por qué ganó tanta importancia el palacio con torres, cuyo nombre real es el de castillo-masía de San Fernando? Ya se ha tratado la importancia del apellido Musoles en la intrahistoria de la hoy Comunitat Valenciana. Añadamos otros aspectos meramente económicos o, si se quiere, inmobiliarios.
La zona, situada al noroeste de la capital municipal, iba a vivir el primer envite poblacional en los años treinta del pasado siglo, cuando la burguesía valenciana consideró que aposentarse junto a una casa palaciega propiedad de la nobleza era una buena idea. Llegaban así las primeras fincas de recreo, situadas geográficamente, además, en un lugar de cómodo acceso, junto a la carretera de València a Bétera (Camp de Túria).
Las expansiones urbanísticas
La expansión urbanística iba a vivir dos momentos importantes más: la época del Desarrollismo, o sea los Planes de Desarrollo Económico y Social elaborados gubernamentalmente desde 1959, entre otras cosas para la creación y mantenimiento de una fuerte clase media, aunque el lugar continuó manteniendo su carácter señorial y burgués; y los ladrillares años ochenta, que finalmente expandieron las construcciones más allá de Godella: al término municipal de Paterna.
El castillo-masía de San Fernando, con ermita operativa desde el 15 de agosto de 1948, continúa presidiendo el lugar, entre parques, pareados de lujo, chaletazos tras las tapias, centros educativos de postín o el pabellón deportivo municipal de Godella. Continúa siendo una posesión familiar, ubicada al final de la avenida Barón de Campo-Olivar (a la diestra, la calle Joaquín Ugarte; a la siniestra, la de Buganvillas). Una oportunidad para asomarse a una reliquia viva de nuestra Historia.