Viajar es una afición que agrada a la mayoría de los mortales, que sueñan -en ocasiones de un modo continuo- con conocer los rincones más singulares del planeta. Tal y como dicta la frase del titular, extraída de una conocida canción de la ‘Orquestra Mondragón’ lanzada en 1980, lo que buscamos sobre todo es “disfrutar, gozar y viajar a mil y un lugar”.
Sin embargo, la forma de viajar ha cambiado en las últimas décadas, por diferentes motivos, incluso el modo de plantear los viajes y, por supuesto, los destinos. Para saber cómo han variado y, principalmente, por qué, nada mejor que la opinión de un experto en la materia, Javier Juan Sanchis, agente de viajes durante casi cuarenta años.
Cómo era antes
Hace unos años, tampoco tantos, para hacer algún tipo de vuelo o viaje era necesario acudir a una agencia, que informaba sobre precios y mejores fechas para viajar, además de ofrecer las diferentes opciones de los turoperadores y realizar las reservas necesarias. Toda esa comodidad, por supuesto, aumentaba el precio.
Del mismo modo, debíamos previamente informarnos del destino en enciclopedias, bibliotecas o mediante la compra de guías de viajes, que nos indicaban las principales atracciones, restaurantes, calles o eventos de cualquier ciudad. No obstante, en muchas ocasiones se viajaba ‘a ciegas’, sin saber exactamente qué nos íbamos a encontrar y era la ilusión la que minimizaba las incertidumbres.
Internet permite que cada uno se organice su propio viaje y disponga de la máxima información
Punto de inflexión
La llegada y posterior consolidación de Internet, a inicios del presente siglo, fue el punto de inflexión que provocó un nuevo estilo a la hora de viajar. “En los ochenta y noventa se viajaba más por necesidad que por placer”, reflexiona Sanchis, antes de recordar cómo se les iluminaba la cara a los clientes con los folletos de viajes que les proporcionaban.
“Ahora uno mismo, mediante las webs, sabe dónde ir y qué quiere ver”. También las redes sociales y los blogs proporcionan información de una forma más personalizada y gratuita, con mapas interactivos, agendas culturales e infinidad de herramientas.
Los viajes ‘low cost’ (de bajo presupuesto), apunta nuestro agente de viajes, hicieron que cualquier persona pudiera optar a vuelos baratos y estancias económicas, en “lugares anteriormente solo accesibles para los más acomodados”.
Las compañías ‘low cost’ quisieron demostrar al mundo que también se podía viajar barato
Consecuencia de las crisis
Es importante remarcar que estas compañías de vuelos baratos no dejan de ser una consecuencia de la crisis vivida en los noventa. “Anteriormente la gente disponía de más dinero, pero en ese periodo complicado empiezan a surgir alternativas”, comenta el experimentado agente.
Nacen entonces las mencionadas low cost, “que hicieron mucho daño a las compañías aéreas nacionales y a las regulares”. Estas empresas baratas “quisieron demostrar al mundo que con poco dinero también se podía viajar, y continúan haciéndolo”.
Están muy limitadas y tienen sus condiciones de trabajo, insiste Sanchis, “pero son muy baratas y en la mayoría de las ocasiones únicamente se mira eso”. En un primer momento, por ejemplo, no dejaban cancelar los billetes o cambiarlos: ahora sí, bajo una considerable penalización. “Las nacionales no se han quedado atrás y presentan en la actualidad políticas similares”, lamenta.
La covid hizo que las familias ahorrasen, mientras la ilusión por viajar se ha mantenido o ha aumentado
Pandemia
En marzo de 2020 el sistema se estremeció con una pandemia, la de la covid, sin precedentes que paralizó la totalidad del planeta. “Los agentes de viajes sufrimos muchísimo para poder repatriar a todas las personas que teníamos desperdigadas por numerosos países”.
La vuelta a la normalidad, a finales de 2021, mantuvo el miedo o la psicosis en las personas, “que optaban por desplazamientos en el propio país”.
“El único aspecto positivo de la pandemia fue que las familias pudieran ahorrar”, matiza. La ilusión por viajar sigue estando vigente y se aprecia en la gente, “que cada vez sale más, ya sin miedos, afortunadamente”.
Nuevas opciones para viajar
El efecto dominó de los vuelos a precio de saldo fue inmediato: hoteles baratos, restaurantes económicos -principalmente de comida rápida-, viajes en vehículos compartidos, intercambios de apartamentos… con el móvil como gran aliado para todo. “Las grandes compañías aéreas, hoteleras y demás servicios han tenido que bajar los precios para poder luchar contra esas ofertas”.
También han aparecido nuevas formas de viajar, en solitario -“si tienes un buen dominio de los idiomas y eres atrevido”- o con desconocidos, una variante cada vez más común.
Se preguntarán, ¿los viajes organizados de toda la vida han dejado de existir? Por supuesto que no, y siguen siendo la opción más demandada entre las personas de cierta edad, “al sentirse más seguros y respaldados por un guía que les muestra los lugares más turísticos y se comunica con ellos en su propio idioma”.