¿Qué tienen en común las ciudades de Nueva York, Berlín, Boston, Chicago, Tokio y Londres además de ser algunas de las urbes más importantes y pobladas del mundo? Pues seguramente muchas cosas, pero en este caso nos vamos a centrar en el ámbito deportivo porque todas tienen un maratón de los que conforman la elitista liga de los ‘6 Major’, o sea, las pruebas más importantes del planeta en el gran fondo atlético.
Completar los 42,195 kilómetros de esas seis maratones es uno de los grandes retos a los que se pueden enfrentar los atletas populares y a eso es, precisamente, a lo que se ha dedicado en cuerpo y alma el benidormense Manu Bobante, que comenzó su aventura casi de casualidad y que acabó corriendo todas esas pruebas en sólo tres años y medio… y eso que hubo una pandemia mundial de por medio.
Ahora, a por el Ironman
Aunque no ha llevado la cuenta exacta, Bobante calcula que precisó hacer unos 900 kilómetros de entrenamiento para cada uno de esos maratones. Además, él provenía del triatlón, un deporte muy diferente y que, por lo tanto, le ha obligado a hacer una preparación muy específica para este reto de los ‘6 major’.
Feliz por haberlo podido completar, su cabeza se prepara ya para una nueva aventura que le llevará de regreso al triatlón, pero no al olímpico, que es del que viene; sino al Ironman.
Ha corrido, con permiso de la de los Juegos Olímpicos, vetada por motivos obvios a los atletas populares, las seis maratones más importantes del planeta. Comenzó el reto en 2019 con Nueva York y, pese a la pandemia, lo ha podido terminar hace apenas unos meses, en Londres. ¿Cómo empieza esta aventura?
En 2018 hice la maratón de València que, quizás, algún día pueda aspirar a ser una prueba de esta liga de las ‘major’. Es muy plana y muy cómoda. Tiene mucha animación y, en mi caso, al estar cerca de casa pueden venir amigos y familia a animarme.
En 2019 se me ocurrió correr la de Nueva York. Buscando en Google las inscripciones para esa carrera, descubrí lo de las ‘major’. Me puse en contacto con Luis Hita, que me explicó las pruebas que son y que se pueden hacer en el orden y en el tiempo que uno quiera.
«En 2019 se me ocurrió correr la de Nueva York. Buscando en Google las inscripciones para esa carrera, descubrí lo de las ‘6 major’»
Y se lanzó.
Sí. Comencé con Nueva York. Se da la circunstancia de que tengo un tío allí, así que quería ir y llevarme a mis padres para, además de correr, que se reencontraran todos. Por eso digo que este reto comenzó siendo un sueño. Creo que lo podría haber conseguido en dos años y medio si no hubiese habido pandemia; pero lo he hecho en tres y medio, que tampoco está nada mal.
En el ámbito del maratón hemos visto muchos ejemplos de atletas que llegan a esta prueba procedentes del medio fondo. Pero usted no sólo no era atleta profesional, sino que viene del triatlón. ¿Cómo empieza el trabajo de cambiar su ‘set up’ mental para enfrentarse a una prueba tan dura y distinta a lo que estaba acostumbrado?
No me hizo falta porque bauticé a las seis maratones como ‘las disfrutonas’. Yo he ido a disfrutarlas, aunque es verdad que en la última, la de Nueva York, pude hacer mi mejor marca personal con 3:04, pero he disfrutado todas y cada una de ellas.
De hecho, si ves mis fotos, estoy sonriendo en todas. No he sufrido el famoso ‘muro’, que es cuando tu cuerpo y tu mente, o uno de los dos, dicen que hasta aquí has llegado. He tenido la suerte de poder terminarlas bien.
¿Y cómo consiguió disfrutar tanto en una prueba agónica como pocas?
Acabas siempre exhausto, porque son muchos kilómetros. Yo empiezo siempre a visualizar los momentos que he vivido durante los entrenamientos. Me acuerdo de personas muy importantes para mí. Cada una de estas maratones las he dedicado a personas que han sido o son importantes en mi vida.
Además, el entorno de cada una de estas pruebas también te ayuda a superar ese reto y a poder terminarlas, por lo menos en mi caso, en muy buenas condiciones.
«Cada una de estas maratones las he dedicado a personas que han sido o son importantes en mi vida»
¿No termina uno hastiado de correr?
Como te decía, el entorno de las pruebas te ayuda mucho a que eso no ocurra. Yo, por ejemplo, terminé Tokio y a los dos días ya comencé a entrenar para afrontar Londres, que era la que realmente estaba preparando.
Corrió Tokio en marzo y Londres en abril. Hubo seis semanas entre una y otra. La preparación física para eso debe de ser brutal.
Parece que ahora se ha puesto muy de moda hacer maratones, también entre gente que no ha corrido en su vida. Piensan que salen a correr tres o seis meses o, incluso, un año y ya están preparados. A lo mejor lo puedes terminar, pero te puede dejar secuelas muy importantes.
Cuando me preguntan, siempre recomiendo empezar corriendo varias 5K, luego varias 10K, alguna que otra media maratón y, finalmente, dar el salto.
Antes de València, en 2018, ¿cómo había sido su transición del triatlón al maratón?
Hacía triatlones en la distancia olímpica, que es en la que más cómodo me siento. Son 1.500 metros de natación, 40 kilómetros de bicicleta y diez kilómetros de carrera. Estaba apuntado para la media maratón de València y fue un amigo el que me dijo que estaba en condiciones de hacer la maratón. Ese año yo cumplía los 42 años… 42 años, 42 kilómetros.
Me apunté, siempre bajo la supervisión de mi entrenador, y la disfruté muchísimo. Es una maratón que le recomiendo a todo el mundo. Creo que la de València es, incluso, mejor que alguna de las ‘6 majors’.
«Si ves mis fotos, estoy sonriendo en todas y cada una de ellas. No he sufrido el famoso ‘muro’»
De hecho, habrá quien asegure que su meta es la más espectacular de todo el circuito internacional.
Es preciosa, en la Ciutat de les Arts i les Ciencies. Además, hay un ambiente muy bueno, con animación y afición. València lo tiene todo. Es muy guay.
Ahora que ha terminado las seis grandes, ¿volverá a València?
Yo creo que sí. Ahora tengo otros retos en mente, pero sí me gustaría volver a correr en València.
Cuénteme esos nuevos retos.
Me gustaría hacer un Ironman.
«Creo que la de València es una maratón, incluso, mejor que alguna de las ‘6 majors’»
Eso, más que volver, es juntar su pasado de triatleta con el gran fondo del maratón… pero a lo bestia.
Sí, eso es. Me encantan las tres disciplinas: la natación, la bici y la carrera. El Ironman son 3.800 metros de natación, 180 kilómetros de bici y, un maratón, 42 kilómetros corriendo.
Lo que viene a ser un día tranquilo en la oficina.
(Ríe) Unas 17 horas para conseguirlo. ¡Y encima no te pagan! Tienes que pagar tú… y mucho dinero.
Hagamos un juego: quiero que me describa una foto de cada uno de sus maratones. ¿Empezamos por el primero, por València?
La meta. Cuando entras en la alfombra azul, subes una pequeña subida y ves a toda la gente animando mientras corres por encima del agua.
«Ahora tengo nuevos retos en mente: me gustaría hacer un Ironman»
Nueva York.
Te diría el momento en el que vi a mis padres. Fue muy emocionante porque les vi junto a mi tío en el kilómetro 21.
Berlín, en septiembre del 21, plena pandemia.
Eran momentos muy difíciles. El mundo estaba paralizado y me tocó esperar un año y medio. Me gustó mucho. Me voy a ir otra vez a la meta. El paso por debajo de la Puerta de Brandeburgo fue muy especial. ¡Pedazo de avenida!
Boston.
No recuerdo su nombre, pero hay un pueblecito donde pasas por delante de un internado del que salen todos los estudiantes a animarte. Me gustó mucho ver a todos aquellos niños gritándote y queriendo darte caramelos y cosas.
«En el maratón de Tokio el circuito no me gustó mucho, se hace duro mentalmente»
Vamos ahora a Chicago.
Fue una carrera muy especial porque conseguí hacer mi mejor marca hasta ese momento, bajando a 3:19. Es conocida como ‘la ciudad del viento’, pero tuvimos la suerte de que saliera un día sin él.
Pero de esa carrera me quedo con la salida, porque puede estar con una amiga, con Sonia, compartiendo esos momentos previos antes de que cada uno iniciara su propia carrera.
Hemos estado en Europa y América que, aunque son lugares muy distintos, son culturas occidentales y viven, por lo tanto, el deporte de forma muy similar. No sé si se puede decir lo mismo de Tokio.
Estás totalmente en lo cierto. En todas las ‘major’ la animación es brutal, pero la cultura japonesa es más tranquila. Son personas que no muestran sentimientos. Hay animación, pero sobre todo, por parte de los acompañantes.
El circuito no me gustó mucho, porque vas por la misma avenida en la que ves a gente que ya está volviendo. Por ejemplo, tú vas por el kilómetro nueve y estás viendo a corredores que van por el 15 y eso se te hace mentalmente duro.
Y, finalmente, llega el momento de completar el reto en Londres.
He hecho cinco maratones en año y medio. Llevaba muchos meses entrenando. Tenía ese cansancio acumulado, pero recuerdo que fue un día espectacular. Y, como decía antes, conseguí mi mejor marca personal.