Peques y mayores comenzaron a pasear por las orillas, y a calibrar lo que iba a ser un gigantesco campo de golf. De los primeros de la provincia, aún lejana la futura fiebre por el deporte donde medraron Severiano Ballesteros (1957-2011) o Tiger Woods. Pero de pronto el tímido recorrido se vio interrumpido. Un señor, presumiblemente el guarda, les llamó la atención de forma intimidante.
“Ustedes no tienen por qué estar aquí. Esto es para gente rica, pero rica de verdad, no para nuevos ricos, ni pobres”. Una de las mujeres se encaró: “Pues mire lo que le digo: esto no va a ser para nadie, porque va a quebrar antes de abrir”. Estamos a mediados de los setenta, yo era parte de la chavalería y, efectivamente, Almaina Park no llegó a abrir jamás.
Crisis y condenación
Quien pronunció aquellas duras aún vive, pero me permito rechazar el componente mágico. Estoy más con lo que asegura en su página Assumpció Brotons Boix, cronista oficial de Mutxamel: “La mayoría de los países árabes productores de petróleo entraron en guerra contra Israel, la llamada guerra del Yom Kippur”. O sea, la temible crisis del 73, aunque bien es cierto que aquí, en los estertores franquistas, se quiso maquillar y la burbuja estallaba unos años después.
Aquel conflicto exprés (19 días, del 6 al 25 de octubre de 1973), que ganó Israel, tras atacarle Egipto y Siria aprovechando el día Yom Kippur o Día de la Expiación, allá por otoño, acabó interactuando hasta con la economía local, mutxamelera. “Sus efectos”, sigue Brotons, “resultaron devastadores para las economías occidentales, dependientes del petróleo, ya que los países exportadores de petróleo, encarecieron los precios de forma desorbitada”.
Lo promocionaban y diseñaban dos importantes jugadores británicos
Con diseño británico
Tendremos que plantearnos que el complejo (de 27 hoyos en las publicidades autóctonas, a cargo de la sociedad Riopark, pero 36 en la distribuida en Gran Bretaña por Donaldson España a través de la londinense Chesham Property Overseas) ya nació tocado. Y eso que sus promotores eran los famosos golfistas británicos Peter Alliss (1931-2020), también presentador televisivo, y Dave Thomas (1934-2013), además diseñador de campos de golf. La recesión tardó un poco, pero llegó.
En aquella visita con plus de maldición, dos cosas despertaron mi curiosidad: algunos clásicos Volkswagen Tipo 1, o sea, los populares ‘escarabajos’, y, al tiempo, varios escarabajos de los de verdad, de los típicos coleópteros, de los propios, de esos negros generosos en tamaño hasta donde pueden; de los peloteros, vaya (‘acatangas’, para quienes vengan de los Andes). Cruzaban la carretera en varias reatas, siempre en fila india.
Su cierre apareció en los medios en el año 1975
Zona seca
Uno de los “mayores” aseguró que iban a refrescarse en los embalses con lona construidos tanto para irrigar el césped como formar los ‘lagos’ del campo. Nada he encontrado sobre esta actitud de los ‘Scarabaeus viettei’, si lo hacen por orientarse (el olor del espécimen anterior), para defenderse de los depredadores, por eficiencia o porque a los de esta zona les va lo de hacerlo así y punto.
El Pla del Rocar ciertamente no deja de ser eso, un llano de rocas, un pedregal, incluso hoy. El proyecto (que dejó de ser “inminente” realidad en 1975, dejando, entre otros, un impagado de 1.170.455 de pesetas de la época, o sea, muchísimo más de los 7.034,58 que serían al cambio actual) se inscribía en el plan parcial de Río Park, que afectaba una zona en las mismas cercanías del Montnegre o Monnegre.
Las urbanizaciones se reactivaban a partir de 1978
La reactivación
Recuerdo que la idea aquel día era ir a ver “el campo de golf ese que están haciendo en Monnegre”. En realidad una zona que también abarcaba “el Portell de la Moleta, la Foia del Boter, la casa de Giner y el Pla del Rocar”, o sea, la incluida en el plan parcial reseñado por Assumpció Brotons. “La extensión de terreno afectado era de 260 hectáreas, es decir, 2.600.000 metros cuadrados”.
El lugar quedó libre para ser utilizado, por ejemplo, durante los días de mona, en Pascua, hasta que en 1978 Río Park fue reactivada. Comenzábamos a salir de la crisis retardada. Los Pactos de la Moncloa, para sanear y reformar la economía, se firmaban el 15 de octubre de 1977. Se empezaba a alicatar definitivamente un área que hoy incluye servicios como el aeródromo, desde 1981.
El dédalo alicatado
La urbanización Río Park (a cargo de la sociedad Pla del Rocar), un cacho antes de las del Boter y la del Valle del Sol (que antaño atrajo mucho por temas gastronómicos, o sea, bodas, bautizos y comuniones), con su estructura circular y concéntrica, a la par que radial, sirve de antesala a un derrame de calles chaleteras, conectando a su vez con otras urbanizaciones, como l’Almoina o El Portell.
Por cierto, no sé lo que ocurrió con el guarda, si aún vive, pero llevemos un poco de cuidado, caramba, al circular, por ejemplo, por la Pujada El Boter, vial que Mutxamel comparte con Alicante ciudad, en no chafar salvajemente alguna de esas reatas de coleópteros.