Entrevista > Eva Ortiz / Árbitro de baloncesto (Crevillent, 1-febrero-1978)
Los que se enamoraron del deporte de la canasta en los ochenta lo hicieron gracias a las maravillosas acciones que realizaba un base de más de dos metros llamado Earvin ‘Magic’ Johnson, por entonces el mejor jugador del mundo hasta la consolidación del escolta de los Chicago Bulls, Michael Jordan.
Es el caso de nuestra protagonista, Eva Ortiz, una crevillentina que se afianzó en el Germaine de Capucchini de Alcoy hasta que una lesión le llevó a la retirada. Sin embargo, su amor por este deporte hizo que siguiera vinculada al mismo, primero como entrenadora -de chicos y chicas, de diez a catorce años- y posteriormente como árbitro.
Lleva ahora un par de temporadas sin entrenar, aunque ganas y opciones no le faltan. “Me gusta indicarles a los más pequeños el gesto técnico de tirar a canasta o cómo colocarse”, explica. En su equipo prefiere que jueguen todos, independientemente del resultado, “y estaba muy contenta, por eso tengo el gusanillo de volver”.
Una vida dedicada al deporte, cuéntanos un poco cómo ha sido tu carrera.
Empecé a jugar a baloncesto con diez años, tras asistir en Elche a un clínic de Joan ‘Chichi’ Creus y Wayne Robinson. Me vio poco después un entrenador de la ciudad ilicitana y comencé a entrenar y jugar federada, siempre en una categoría superior.
Con dieciséis años me incorporé a la Selección de Alicante para disputar un campeonato nacional en Santiago de Compostela, y un año después hice unas pruebas en Salamanca con Amaya Valdemoro, pero mis padres no me dejaron ir, era muy lejos de casa.
Llegas entonces a Primera Nacional.
Sí, me fichó el Universidad de Alicante, de Primera Nacional. De ahí pasé al CABA de Albacete y, un año más tarde, al Germaine de Capuccini de Alcoy.
Tuve, por desgracia, una fuerte lesión en el hombro que me obligó a retirarme. Pero como no quería desvincularme del baloncesto, que es mi vida, seguí primero como entrenadora y después como árbitro.
«Pude jugar en Salamanca junto a Valdemoro, pero era muy joven y estaba muy lejos de casa»
¿Quién era tu ídolo en aquellos momentos?
‘Magic’ Johnson, para mí el mejor jugador de siempre. Entre él y Jordan me quedaba siempre con el base de los Lakers.
¿Qué posición ocupabas y qué tipo de jugadora eras?
Base, siendo el cerebro de la pista. Defender me costaba un poco más, pero en ataque veía el pase imposible. Buscaba antes dar la asistencia que anotar.
En esa época únicamente se hablaba de Amaya Valdemoro y Laia Palau.
También de Elisa Aguilar y Pilar Valero, que nos dejó hace poco. Pero sí, lamentablemente sobre todo se hablaba de Amaya, que llegó a la WNBA. A modo de anécdota, jugué contra Laia Palau en algún torneo de verano.
«Era el cerebro de la pista y en ataque hacía el pase imposible, anteponiendo la asistencia a anotar»
¿El baloncesto femenino ha estado discriminado respecto al masculino?
A nivel nacional, sí. Por fortuna en Alcoy, cuando vine a jugar, el equipo de chicas era más fuerte. De hecho, no había equipo masculino: estaba el Alcoyano, el hockey patines Alcodiam y nosotras.
La calidad del baloncesto femenino se ha mostrado indiscutible.
Exacto, con numerosas medallas, y ahora ya se saben muchos más nombres. Los partidos femeninos son más mentales y técnicos que los de los hombres que son más físicos. Es muy difícil que machaquemos, pero ¿qué importa?
¿Cómo te haces entrenadora?
Tenía claro que quería seguir relacionada con este deporte, así que me hice entrenadora. También porque me encanta enseñar a los más pequeños y era muy gratificante mostrarles lo que había aprendido jugando.
Seguidamente me di cuenta que podía compaginar entrenar con el arbitraje, posibilidad que me brindó la asociación ASOAR de Alcoy. Llevó ahora trece años arbitrando la Liga Local.
«Los partidos femeninos muchas veces son más mentales y emocionantes que los masculinos que son más físicos»
¿Dónde disfrutas más?
En ambas parcelas. Cuando arbitro a los niños, por ejemplo, me gusta explicarles el motivo de por qué he pitado algo, de una forma lúdica.
Tienen que comprender que primero se lo deben pasar bien, sabiendo perder. Hay gente que no lo sabe asumir y el deporte es así, se puede ganar, pero también perder.
¿Debes hacer incluso de psicóloga?
Especialmente cuando hago de entrenadora, donde tengo que mediar entre el árbitro y el niño. Desde siempre me inculcaron que los árbitros hacen su trabajo, con o sin errores.
¿Y dónde se pasa más nervios, dentro de la pista o en el banquillo?
Como entrenadora, sobre todo por los niños, por cómo gestionan una derrota, aunque nunca les decía el resultado final. Quizás paso más nervios pitando.
En mis equipos tampoco permito las protestas, las discusiones o los gritos. Van directos al banquillo.