Entrevista > Sabrina Prada / Reina Cristiana de Altea
En Altea, que una mujer ocupe un cargo festero en Moros y Cristianos, incluido el de reina de alguno de los dos bandos, es algo normal desde hace ya muchos años. Por ello, que Sabrina Prada vaya a colocarse al frente del bando cristiano en las fiestas en honor a San Blas en los días grandes de la Villa Blanca, no sólo no sorprende a nadie aquí, sino que incluso crea sorpresa que se pregunte por ello.
«Este año todos los cargos somos mujeres menos dos: el rey moro y el abanderado moro»
Vamos a quitarnos de encima al elefante en la habitación. Llama la atención que una mujer ocupe el cargo de reina cristiana… pero en Altea eso es algo normal desde hace muchísimo tiempo. De hecho, la mayor parte de los cargos este año son mujeres.
Así es. Este año somos todas mujeres, incluso las alféreces, que son todas niñas. Sí, somos todas mujeres menos dos: el rey moro y el abanderado moro.
Que sea algo normal y desde hace tanto tiempo es algo de lo que Altea y sus fiestas pueden presumir con orgullo.
Claro, así debe de ser.
¿Cuánto tiempo hace que le ronda la idea de ser reina cristiana y cómo se mete en semejante lío?
Si te soy sincera, no era una cosa que entrara en mis planes. Yo soy festera de hace muchos años. De hecho, de pequeñita ya lo era con mis padres. Luego, ellos se borraron y yo continué, y este año va a hacer veinte años que estoy en la filà de Corsaris.
Así pues, a mí me gustan mucho todos los actos, ir a las embajadas, ir a ver los desfiles… pero no me veía yo en este papel. Pero bueno, alguien tiene que ser y yo siempre estoy por la peña, así que fue un poco por aclamación popular.
No me termina de quedar claro, si es de las que se tiran a la piscina o de las que tampoco opone mucha resistencia cuando las empujan.
(Ríe) Bueno, no, no opuse mucha resistencia, la verdad. Al principio todo era como una broma, pero luego, durante un par de semanas, se fue corriendo la voz y la gente te pregunta y te da su opinión. Todo el mundo que ha sido cargo me decía la experiencia tan bonita que es.
Además, tengo dos niños pequeños. El mayor ya ha vivido más la fiesta y el pequeño, por la pandemia, no ha estado tanto; pero el mayor tenía muchísima ilusión. Con todo eso, al final pensé que era ahora o nunca.
«Soy festera de hace muchos años. De hecho, de pequeñita ya lo era con mis padres»
El hecho de que el más pequeño vaya a vivir sus primeras fiestas con mamá siendo reina cristiana es, de alguna manera, terminar de cerrar el círculo de la pandemia.
La verdad es que sí. A ellos les hace mucha ilusión, porque desde pequeñitos han estado ahí y para ellos ir a comer o estar en fiestas es superdivertido. Yo siempre les he llevado a todos los actos. Han estado en los desfiles, en las embajadas, lo han vivido desde dentro y les hace mucha ilusión. Ahora están muy ilusionados y eso a mí me empuja un poquito.
Si solamente tengo un hueco en toda la semana, ¿qué acto me recomienda no perderme para entender o para empaparme bien de lo que son las fiestas de Altea?
A lo mejor, para alguien que es de fuera y viene a ver las fiestas, el desfile es el acto más bonito porque, además, participan todas las filàs. A mí eso es algo que me parece muy bonito.
La segunda cosa que más me emociona es la embajada. Lo que pasa es que, a lo mejor, es un acto más cortito y en el que sólo salen el embajador y el rey o la reina. Pero el desfile es impresionante. ¡Y más con esa avenida tan bonita que tenemos, larga y ancha! Es espectacular, la verdad.
¿Cuál es el acto que más le gusta?
El pregón es un acto que me gusta mucho, porque ya es el pistoletazo de salida. Es el momento en el que todo empieza. Luego hay muchos momentos y casi todo me gusta, la verdad.
Y este año, como reina, ¿también es ese el acto que más espera?
Como reina, creo que el acto más emotivo va a ser la presentación de trajes, porque es el primer día que sales con tu vestido de gala. La gente está esperando a verte y todo el mundo te está arropando.
«No sé si elegir el traje de reina ha sido más difícil que elegir el de boda. Ha sido muy parecido»
Le planteo una maldad con eso de los trajes. Ustedes, los cristianos, ganan la guerra; pero los trajes de los moros molan más, ¿no?
(Ríe) Bueno, eso es por la luz de los colores. Ya en serio, cada uno tiene su cosa bonita. Yo soy corsaria y para mí los trajes corsarios son los más bonitos.
¿Cuesta más elegir el de reina que el de boda?
No sé qué decirte. Es muy parecido. A mí no me ha costado nada porque he confiado en el diseñador. Me hizo un boceto, me gustó y yo le expliqué lo que quería. No he ido a probarme trajes por ahí.
¿Qué va a ser de ese trazo después?
La verdad es que no sé aún qué haré con él, si lo dejaremos en el casal para que quede expuesto…
Durante un rato serán rivales, pero supongo que el año que ha vivido junto a JR (Juan Ramón), el rey moro, será inolvidable. Antes de darle estopa con la pólvora, ¿qué le diría?
Que estoy contentísima de haber compartido este año con él. Con él y con todos los demás cargos. Mi rival de embajada, en todo caso, será Miriam, que es la embajadora. Yo lucho contra ella. Yo les deseo que lo pasemos todos muy bien y les digo que estoy encantada de haberles conocido más profundamente, porque antes sólo nos conocíamos de vista.