No son, ni mucho menos, las colas que veremos dentro de unos meses, pero la actividad que registran las administraciones de lotería más céntricas de la ciudad de Benidorm en los meses de verano se asemeja mucho a la de, por ejemplo, noviembre; cuando la cercanía de las Fiestas Mayores Patronales provoca que los integrantes de las muchas peñas de la capital turística desfilen en un trajín incesante por sus mostradores, organizando la siempre complicada venta de lotería con la que sufragan buena parte de sus gastos.
Quedan todavía muchos meses para la Navidad, pero no son pocos los turistas que buscan en Benidorm ese pellizco de suerte que les convierta en millonarios el día 22 de diciembre. El de la cantinela de los niños de San Ildefonso.
Clientes fieles
El de Iñaki, sexagenario que ha llegado a Benidorm desde San Sebastián, y que dice, mientras hace cola al sol, que “todos los años compro aquí un décimo”, aunque también confiesa que, por ahora, “nunca ha habido suerte. Ni una pedrea”.
En casi todas las administraciones de lotería de Benidorm, al menos en las del centro, cuelga algún cartel de esos que empiezan con el típico ‘aquí se repartió…’, y los premios van desde el ‘gordo’ hasta el quinto premio.
Los principales compradores son los turistas españoles. Los extranjeros compran poco porque no la conocen
Vascos y madrileños
Esos carteles, cuyos colores languidecen bajo el inclemente sol veraniego, son un buen reclamo o, al menos, eso se entiende de las explicaciones de los propios loteros, que aseguran que “en los meses de julio y agosto lo que más vendemos es lotería de Navidad”, y que los mejores clientes para ello “son los turistas españoles. Los extranjeros compran algo, pero muy poco porque pocos conocen la lotería de Navidad”.
En ese sentido, preguntados por la procedencia de sus principales compradores en esta época estival, los loteros apuntan principalmente a dos comunidades autónomas: Euskadi y Madrid. Hacia allí viajan la inmensa mayoría de los décimos comprados ahora. ¿Quién gasta más? Aquí, en realidad, la cosa no va de procedencias, sino de edad. “Los que más compran son las personas mayores”, asegura un vendedor que recorre los bares de la ciudad, cobrando la ya típica ‘estafa’ de tres euros por décimo.
Muchos aprovechan para comprar décimos para familiares y amigos
Compra para amigos y familia
La calle Santo Domingo es la principal de la conocida como ‘zona de los vascos’ de Benidorm, o sea, la que concentra los bares que se caracterizan por una oferta de pintxos casi tan variada (aunque es imposible igualar aquello) que la que uno encontraría en Lo Viejo de Donostia. Allí, entre txakolís, gildas, anchoas, torreznos y demás viandas, se ubica también la Administración nº 1 de la ciudad.
Allí, cargada con la bolsa de la playa, su silla y su sombrilla, Begoña aprovecha para tentar “con unos décimos”, aunque no dice cuántos, a la suerte. Son varios porque, dice, “me llevo para mí, para la familia y algunos amigos” que no han salido este año de Munguía, cerca de Bilbao. Y, por supuesto, “el mismo número para todos” por aquello de que, si toca, “esté bien repartido”.
En julio y agosto los de Navidad son los décimos más vendidos en las administraciones de Benidorm
Pedreas que pagan viajes
No pasa mucho tiempo antes de que entre en el local un padre de familia. Es Iñigo, también vasco “de Mundaka” y para el que “es la primera vez que venimos a Benidorm. Mis padres siempre vienen en invierno y suelen comprar”. En su caso, hubo algo de suerte porque “este año tocó una ‘pedrea’, así que hemos decidido comprar también nosotros”.
Además, confiesa que “seguramente sean los únicos décimos que compre. Nunca compro nada. No juego a la lotería; pero después de lo de este año…”. ¿Qué haría con el dinero si le vuelven a tocar unos euros? El padre de familia lo tiene claro: “lo mismo que esta vez: pagar el viaje a Benidorm”.
A la espera del Imserso
El goteo, en cualquier caso, es incesante en esta y otras muchas administraciones de la ciudad. No es el momento de mayor venta de lotería de Navidad “porque en invierno también tenemos mucho turismo nacional, sobre todo con el Imserso, y eso hace que vendamos mucho a los turistas y también a los que vivimos aquí”, pero sí que es “el segundo mejor momento del año, porque hay mucha gente que ya se quiere llevar sus primeros décimos”, dice un lotero.
Y así, con más de treinta grados a la sombra y sin poder siquiera pensar todavía en la ropa de invierno, la Navidad llega, como lo hacía antaño a unos famosos grandes almacenes, más que adelantada a la capital turística de la Comunitat Valenciana. Por el momento, eso sí, no hay ni rastro de abetos, lucecitas de colores o bolas. Todo se andará.