Sin duda se trata de uno de los edificios insignia de San Vicente del Raspeig. Y no porque sea precisamente bonito, sino más bien por todo lo que ha significado para la historia moderna del municipio.
En este verano se cumplen quince años desde que la Cementera suspendiera su actividad industrial (no de manera oficial pero sí real). Precisamente durante el actual mandato político esta fábrica alcanzará el centenario de su construcción, y desde el ayuntamiento valoran qué uso dar a un edificio que lleva ya tantos años abandonado.
Apertura
Fue un 27 de abril de 1927 cuando la Fábrica de Cementos se puso en marcha, construida por la Compañía Anónima Alicantina. Dicha empresa percibió una oportunidad de negocio muy prometedora al encontrar un terreno en las afueras del pueblo (San Vicente apenas tenía unos 5.000 habitantes en aquella época), a un coste económico, y que además se ubicaba al lado de las vías ferroviarias con todas las posibilidades para facilitar la logística de transporte que ello implicaba.
La instalación contaba con cuatro hornos verticales, dos molinos de crudo, dos de cemento y ocho envasadoras para sacos de boca abierta. Como materia prima se utilizaban los materiales geológicos extraídos de La Serreta.
Esta fábrica comenzó a funcionar en 1927 y al año siguiente fue vendida
Épocas de esplendor
La jugada le salió redonda a la citada Compañía Anónima Alicantina dado que en apenas un año recuperó toda su inversión, con beneficios al vender la fábrica a la Compañía Valenciana de Cementos Portland.
Los años veinte fueron una época de bonanza económica y el Gobierno de España (entonces en plena Dictadura de Primo de Rivera) aprovechó que había dinero en caja para construir multitud de infraestructuras públicas. El cemento era por tanto un buen negocio y se producían unas 150 toneladas diarias en esta fábrica.
La Cementera se convirtió durante las siguientes décadas en un símbolo del desarrollo industrial y demográfico que experimentó San Vicente. Incluso en sus épocas malas, como cuando fue nacionalizada por el Gobierno durante la Guerra Civil, generó muchos puestos de trabajo y dio de comer a varias generaciones de sanvicenteros. En su mejor momento albergó 350 empleados.
En sus mejores tiempos llegó a albergar a 350 trabajadores
Conflicto con los vecinos
En 1976 la empresa regente abrió una nueva fábrica no muy lejos de la original, aunque ya en el término municipal alicantino. En estos años San Vicente multiplicó su población, y especialmente por esta zona al ser cercana a la Universidad de Alicante (UA) y mirar hacia la propia capital provincial. El caso es que las nuevas residencias se acercaban más y más hacia la Cementera.
Así pues a finales del siglo XX comenzaron a escucharse voces cada vez más fuertes pidiendo a la Compañía Portland (que desde 2002 fue absorbida por la mexicana CEMEX) que cerrara la fábrica y trasladase a sus trabajadores a su otra industria. Los vecinos se quejaban habitualmente de los malos olores y las posibles consecuencias que podía acarrear para su salud el tener tan cerca esta gran infraestructura.
Cabe añadir, además, que a lo largo de su trayectoria la Cementera había aumentado considerablemente su producción de toneladas diarias, más aún en esta época en pleno boom de la construcción.
Por otro lado el endurecimiento de las normativas medioambientales a nivel autonómico, nacional e incluso europeo, también hizo cada vez más inviable que la fábrica pudiera seguir funcionando a largo plazo sin acometer una importante inversión económica sobre la misma.
Debido a la crisis económica y a la oposición vecinal se apresuró su cierre
Cierre provisional y definitivo
Después de ciertos desencuentros, en 2006 CEMEX entró oficialmente en negociaciones con el ayuntamiento, la Generalitat y los sindicatos en vistas de cerrar la fábrica. Curiosamente dicho cierre se produjo un año antes de que alcanzaran un acuerdo definitivo, ya que debido a la crisis económica que sacudió el mundo en 2008 la demanda de cemento cayó en picado. Por ello en aquel verano cesaron su actividad, en principio de forma provisional.
Sin embargo el mercado no se recuperó hasta bastante tiempo después, y antes de ello la empresa llegó a un acuerdo definitivo con las instituciones públicas. La Cementera quedó cerrada de forma oficial el 1 de agosto de 2009, si bien en la práctica ya llevaba un año sin producir cemento.
Esperando una solución política
Desde entonces se han escuchado multitud de promesas políticas acerca del uso que se le debería otorgar a este histórico edificio. Sin embargo nada se ha hecho con la Cementera, la cual con el paso de los años presenta un cada vez más profundo estado de abandono. Alguna vez incluso se ha mencionado la posibilidad de derribar el inmueble, lo cual ahora sería ilegal dado que está incluido dentro del Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos de la Consellería de Cultura.
En la última campaña electoral el actual alcalde, Pachi Pascual, nos citó en una entrevista a AQUÍ en San Vicente su intención de reconvertir la Cementera “en un parque tecnológico conjunto con la UA, para que nos ayude en la generación de empleo” e incluso nos manifestó que podría aprovecharse como lugar de atracción de turismo industrial.
Puestos en contacto para conocer los avances que pudieran existir al respecto, nos indican que el proyecto aún está en estudio.