Ocupaciones históricas con hoteles colgando el cartel de lleno en más de uno y de dos fines de semana y ‘puentes de guardar’ a lo largo del verano. Terrazas y salones de restaurantes llenos hasta la bandera a cualquier hora del día y clientes formando colas kilométricas bajo el tórrido sol de agosto para encontrar mesa sin haberla reservado previamente. Locales de ocio nocturno en los se daban cita miles de personas hasta altas horas de la madrugada, como queriendo recuperar el tiempo que la pandemia nos robó a todos.
El de 2023 ha sido, según dicen todos los actores de la industria turística, un verano de récord. La temporada alta de este año ha superado, también en rentabilidad, las ya muy buenas (históricas) cifras de 2019, que fue el mejor año de siempre antes del parón pandémico. Así lo dicen todos… o casi todos, porque en Benidorm hay una voz discordante con ese discurso triunfalista: el comercio.
Sin datos definitivos
Aunque todavía no disponen de datos concretos, los comerciantes de Benidorm no han podido aprovechar el tirón de visitantes que se ha producido en la capital turística de la Costa Blanca y de la Comunitat Valenciana; no sólo a lo largo del verano, sino de todo un año en el que, de enero a septiembre, los datos de ocupación de Hosbec califican de sobresaliente.
No tienen datos definitivos, pero sí una imagen muy fidedigna de lo que ha sucedido hasta ahora en sus locales gracias a una encuesta interna realizada por la Asociación Independiente de Comerciantes de Benidorm (Aico) en la que participaron más de un centenar de asociados.
El sector no consigue levantar cabeza desde el revés que supuso el fin de la burbuja inmobiliaria
Crisis continua
La conclusión de ese cuestionario interno realizado por los comerciantes benidormenses es demoledora: la facturación se ha quedado por debajo de la conseguida en 2019, que tampoco fue un ejercicio tan brillante para ellos como sí lo fue para el resto de actores del turismo local.
Por ejemplo, según aseguran ahora, el comercio local nunca ha podido reponerse del monumental mazazo que supuso el estallido de la burbuja inmobiliaria de finales de la primera década de este siglo y, con más sombras que luces, cada anualidad hasta la llegada de la pandemia, que supuso la puntilla para muchos, ha sido un ejercicio de subsistencia.
Gran parte de los asociados a Aico ha visto caer su facturación respecto a 2019
Ventas ‘aceptables’
Y no se trata de que los comerciantes sean negacionistas de la evidencia de que Benidorm ha tenido una enorme afluencia de visitantes en 2023. De hecho, casi el 90% de los encuestados por Aico aseguran que el flujo de personas en sus locales fue “muy bueno”, pero que ese paso constante de potenciales clientes se quedaba en eso, en la potencialidad.
Poco más de la mitad de los comerciantes que han contestado a las preguntas de la patronal del comercio han calificado de “aceptable” su nivel de ventas a lo largo del recién terminado verano, aunque sólo el 10% lo califica de “bueno o muy bueno” mientras que, en el otro lado de la balanza, se sitúan aquellos que lo han considerado “malo”, con un 9% de representatividad.
Las rebajas han dejado de ser un atractivo para los consumidores
La mayoría crece
Aunque no todo es negativo. De hecho, pese a que desde Aico se lamentan de su mala campaña, esta sólo puede calificarse así en términos comparativos con otros sectores como el hotelero o el hostelero, ya que 75% de los asociados aseguran haber tenido resultados ‘positivos’ este verano.
De ellos, el 35% ha establecido su aumento de facturación en el entorno de los cinco puntos porcentuales y sólo uno de cada cien encuestados ha reconocido una mejoría de facturación superior al 40%. Eso sí, el 25% de los establecimientos que han contestado a la encuesta de Aico aseguran que su facturación ha menguado.
Un espejismo
Pero todo ello no es más que un espejismo derivado de los malísimos datos de la pandemia, ya que la inmensa mayoría, casi el 80% de los asociados de Aico, califican la campaña de 2023 como ‘mala’ en términos comparativos con 2019, el último verano de normalidad previo al parón mundial.
De hecho, un porcentaje superior, más del 85% asegura que sus ventas se han contraído en comparación con las que realizaron hace cuatro años, lo que significa que, si bien los turistas siguen acudiendo en masa a la ciudad, lo hacen con menos ‘cash’ que dejar en sus negocios.
Y las malas noticias no terminan ahí, ya que, según la encuesta de Aico, hay muy poca esperanza de que la situación se pueda revertir con las rebajas, porque, afirman sus asociados, estas han dejado de ser un reclamo para el consumidor por motivos que no se han explicado al detalle, pero que tienen mucho que ver con el auge de la venta online.