Entrevista> Enrique Maestre Flor / Entrenador de balonmano y pregonero de las fiestas patronales 2023 (Petrer, 7-julio-1960)
El esfuerzo, el espíritu de sacrificio, la lucha, el respeto y el trabajo en equipo se asoman este 5 de octubre al balcón del ayuntamiento representados en la figura de Quique Maestre, pregonero este año de las fiestas patronales en honor a la Virgen del Remedio.
Nuestro entrenador de balonmano ha sido elegido por encarnar valores relacionados con “la pasión, la dedicación y por el profundo impacto que ha tenido en los jóvenes, que han aprendido de él no solo la técnica deportiva, sino valores fundamentales para la vida”, en palabras de Irene Navarro, que justificaba así la elección de Maestre como la persona encargada de pregonar las fiestas de octubre.
Profundo conocedor del balonmano y de los valores deportivos que transmite, Quique Maestre lleva toda su vida ligado al Club Balonmano Petrer, con el que no ha dejado nunca de cosechar éxitos.
Triunfos a nivel deportivo
Primero, como jugador en el equipo que logró la proeza de ascender a principios de los años ochenta a Primera División, y después como entrenador pasando por todas las categorías del club. Por sus manos han pasado deportistas que han llegado a la élite, como, entre otros, Gedeón e Isaías Guardiola o más recientemente Paula Arcos. A todos ellos les ha transmitido esos valores fundamentales de los que hablaba la alcaldesa, como el respeto y la pasión por el deporte.
Actualmente ocupa el cargo de secretario y coordinador del club, y en el ámbito deportivo entrena a los niños y niñas que están empezando, algo que confiesa divertirle porque es “una gozada verlos crecer y que sigan jugando”. También hablamos con él de dos de sus otras grandes pasiones: las caminatas por la montaña y las fiestas de Moros y Cristianos.
¿Cómo te comunicaron que habías sido el elegido para pregonar las fiestas patronales de tu pueblo?
Desde prensa del ayuntamiento me llamaron para decirme que Irene Navarro quería tener una reunión conmigo. Yo pensaba que era por algo relacionado con temas de deporte, como ya había ocurrido otras veces. Sin embargo, al llegar allí me encontré con que también estaba el concejal de Fiestas, Alejandro Ruiz, y entre ambos me hicieron la propuesta.
«Lo último que podía pensar era que me nombraran pregonero»
¿Te lo pensaste mucho?
Fue muy chocante cuando me lo dijeron porque en ningún momento me podía imaginar que me llamarían para algo así. Yo estoy muy vinculado a mi pueblo en todos los sentidos y a nivel deportivo me han hecho reconocimientos, pero esto es algo totalmente distinto. Lo primero que me vino a la cabeza fue decir que no, porque nunca había hecho algo así.
Dudé de si sería la persona adecuada, pero empecé a animarme cuando me dijeron que estaban buscando un perfil de gente que representara al pueblo. Comencé entonces a ver cosas en mi cabeza de cuando era niño, de la familia y de mis vivencias de las fiestas, así que al salir de la reunión estaba ya casi decidido que iba a aceptar.
¿Cuáles son las líneas maestras que va a seguir tu pregón?
Esta clase de actos son muy directos a la gente del pueblo, así que voy a comentar las vivencias que he tenido y transmitiré cosas con las que la gente se va a sentir identificada.
¿Tu mejor recuerdo de estas fiestas?
Mis recuerdos de niñez son muy bonitos y los tengo siempre en la mente. Por ejemplo, cuando todos en casa se ponían en marcha para disfrutar de las fiestas, salir a ver los pasacalles, los ratos que te juntabas con la gente, preparar la comida familiar o visitar la calle de la Virgen.
«En mi pregón voy a transmitir mis recuerdos y vivencias de las fiestas»
¿Visualizas el día del pregón?
Es con lo que más estoy mentalizándome. Una cosa es que yo esté en un pabellón dirigiendo una clase con cuarenta alumnos o en un partido en el que tienes trescientas o cuatrocientas personas en las gradas, y otra muy distinta es dar un pregón de este tipo, que impone bastante. Tengo experiencia en estar de cara a la gente, pero aquí te tienes que dirigir a un público que va a estar atento a todo lo que vas a decir.
¿Cuándo te apasionaste por el balonmano?
Recuerdo cuando mi padre me llevó una vez a ver un partido siendo yo bastante niño. A partir de ahí empecé a juntarme con amigos, probando, y dándome cuenta de que el balonmano me iba gustando cada vez más. Con catorce años teníamos un grupito y hacíamos partidos en la ciudad deportiva de San Fernando. Poco a poco y sin darte cuenta, vas llevando tu vida profesional a cosas que tienen que ver con el deporte.
Fuiste parte integrante de aquel equipo que a principios de los ochenta, pocos años después de crearse el club, ascendió a Primera División, ¿cómo recuerdas aquella gesta?
Todos los que acudimos a Madrid a jugar esa fase de ascenso lo tenemos en la memoria grabado como uno de los mejores recuerdos que un deportista puede tener. Sobre todo, teniendo en cuenta que éramos un grupo de amigos. Pasamos tres días intensos y cuando conseguimos el ascenso fue algo inenarrable. La vuelta al pueblo fue increíble. Pensamos que habíamos conseguido una gesta. Es una de las mejores aventuras deportivas que habremos tenido.
«Como jugador, el ascenso en los años ochenta a Primera División fue inenarrable»
¿Ha sido el hito más importante para el Club Balonmano Petrer en sus más de cuarenta años de historia?
Al menos es el que yo he vivido. Por supuesto que ha habido otros ascensos, algunos descensos, y hemos tenido equipos de la base que han quedado entre los mejores de España. Además, de aquí han salido jugadores y jugadoras que están jugando en la élite. Para mí no puede ser más importante una cosa que otra. Para los de mi generación, lograr ese ascenso fue de lo más importante que hemos vivido.
Después, seguiste jugando unos cuantos años más y al terminar tu carrera como deportista en activo te sacaste el título de entrenador nacional
Sí, seguí como jugador en el primer y en el segundo equipo hasta los veintiséis o veintisiete años aproximadamente. Después, empecé a sacar titulaciones y hubo un momento en el que acepté la propuesta del club de ser ayudante del entrenador que estaba en Primera División. Luego, estuve algunos años más llevando el primer equipo. A lo largo de mi carrera como entrenador he llevado todas las categorías del club.
¿Fue tu paso a entrenador un deseo de contagiarles todos tus conocimientos a las nuevas generaciones?
Todas estas cosas son circunstanciales y en ningún momento piensas lo que va a salir de ahí. Donde más disfruto es ver cuando un crío empieza conmigo y sigue jugando balonmano al llegar a la edad adulta.
«Tener respeto y pasión por el deporte es lo importante»
Por tus manos han pasado jugadores de la talla internacional de los hermanos Guardiola o Paula Arcos, que han llegado al combinado nacional, ¿apuntaban ya maneras cuando empezaron contigo?
El jugador que llega a la élite se apasiona por lo que hace y ya le gusta el balonmano cuando era pequeño. Yo los he tenido a todos desde que tenían diez o doce años, cuando estaban en su época de formación en la escuela.
Ahí ves gente con mucha pasión que, si tiene cualidades, si el físico le acompaña y tiene un poquito de suerte, puede llegar donde quiera. Para mí, lo importante es que tenga pasión por el deporte, porque eso le dará unos buenos valores.
Cuando anunciaron públicamente tu nombramiento como pregonero, dijeron que tu elección venía motivada por “el profundo impacto que has tenido en generaciones de jóvenes, a los que no solo les has enseñado técnicas deportivas, sino valores fundamentales para la vida”. ¿Qué crees que les has transmitido a todos esos chavales?
Todos los valores deportivos son buenos. Yo siempre he insistido en que lo más importante es el respeto, tanto a tus compañeros, como al árbitro o al rival. En esa palabra entra todo, porque si te respetas a ti, respetas a todos. Para mí eso es clave en el deporte y es una de las cosas que más he insistido en transmitir.
Y luego se traduce en el día a día, ¿no crees?
Claro. A los padres les da tranquilidad que sus hijos o hijas hagan deporte porque saben que eso es bueno para ellos y los va a convertir en mejores personas.
«Una buena caminata por la montaña te sirve para pensar y meditar»
El club siempre ha apostado por la base. ¿Trabajar las categorías inferiores es invertir en futuro?
Sí. El club ha hecho una muy buena inversión con los entrenadores de base, tanto es así que tenemos entrenadores nacionales llevando equipos infantiles.
¿Cambia con los años la manera a la que uno se enfrenta al triunfo y al fracaso?
Totalmente. El paso del tiempo te enseña a disfrutar del triunfo porque cuando consigues algo que te gusta, lo disfrutas de una manera muy pausada y con mucha tranquilidad, casi más agradablemente.
El fracaso también se ve con mucha más tranquilidad porque el tiempo te enseña que las cosas ocurren. La experiencia hace que ese fracaso no te lo tomes como algo que te impida mejorar.
¿Qué hay que buscar en un jugador para sacar lo mejor de él?
Apasionarlo y que tenga respeto. Que entienda que está haciendo una cosa que es buena para él.
«Tengo mi corazón dividido entre los Moros Viejos y los Berberiscos»
Dejando de lado el balonmano, también te gusta mucho la montaña. ¿Qué es la ‘colla dels caminants i prou’?
Desde hace más de veinticinco años vengo haciendo con unos amigos la marcha a la Font Rotja, donde he conocido gente a la que le gusta mucho la montaña. En una de esas caminatas, uno de estos grupos me propuso que saliera a andar con ellos. Son la ‘colla dels caminants i prou’, cuya meta, entre otras cosas, es subir cada año a las diecisiete cumbres del espacio natural que hay por la zona de la sierra del Maigmó.
Se trata de un recorrido muy sacrificado y bastante complicado que vengo haciendo con ellos desde hace cinco años, pero es una aventura muy reconfortante que intentamos realizar a primeros de diciembre, cuando no hace calor, y que sirve para pensar, para meditar y para desconectar de la vida diaria.
Otra de tus pasiones favoritas es la fiesta de Moros y Cristianos, a la que estás muy vinculado, como Moro Viejo, pero también como Berberisco. ¿Cómo compaginas ambas comparsas?
Siempre he salido en la fiesta. Soy Moro Viejo de nacimiento porque me viene de familia y así fue hasta que vine de hacer el servicio militar. Cuando se fundaron los Berberiscos hice con unos amigos la filà a la que pertenezco, los Tuareg. Es decir, tengo corazón Moro Viejo, pero tengo también mi parte Berberisca.
De hecho, mi hija ha sido rodela de los Berberiscos y yo, con mi hermana, fuimos capitán y abanderada de los Moros Viejos.
Entonces, ya solo te falta ser pregonero de las fiestas de Moros y Cristianos…
(Risas). No, yo creo que con ser pregonero de las fiestas patronales ya está muy bien, espero que no me lo propongan (más risas). Este nombramiento es un regalo y estoy muy agradecido. Las fiestas de Moros son otro tema y se viven de diferente manera. Mi mujer, por ejemplo, es de la Mayordomía del Cristo, así que en mi casa vivimos todas las fiestas.