La Nucía, como sucede en muchos de los municipios vecinos de la Marina Baixa con Benidorm y l’Alfàs del Pi a la cabeza, ha entrado ya en la emotiva cuenta atrás que llevará al pueblo hasta el tercer fin de semana del mes de noviembre.
Es ese momento en el que la localidad, hoy en plena expansión urbanística y demográfica, y hogar de centenares de familias de otras tantas procedencias distintas, vuelve a contactar con sus raíces y su cultura más propia con la celebración de las fiestas patronales en honor al Santíssim Sacrament y Sant Rafel.
Son estas unas fiestas eminentemente religiosas en las que el municipio conmemora, como también ocurre sólo unos días antes en la vecina localidad de l’Alfàs del Pi, su segregación e independencia de la Baronía de Polop, a la que pertenecía, como la mayor parte de la actual comarca de la Marina Baixa, en el pasado.
Traslado del Santíssim Sacrament
Las fiestas patronales no son, en términos de participación, las más multitudinarias de La Nucía, ya que esas son las de agosto. En cualquier caso, en esos días de finales de noviembre lo que se conmemora es la fundación de la parroquia de La Nucía con el traslado del Santíssim Sacrament desde Polop, un evento que se conmemora el sábado, bautizado como el día del Santíssim.
Además, sólo un día más tarde, el domingo, se celebra también la festividad de Sant Rafel, copatrón del municipio. En esta fiesta cabe destacar la subasta de las andas y cintas del santo, que se realiza en la ermita de San Rafael el domingo por la mañana tras la misa. En ella, los asistentes pujan por el derecho de poder llevar después las andas o las cintas del santo durante la procesión.
En términos de participación, las fiestas no son las más multitudinarias del municipio
Una subasta de otros tiempos
Esta tradición no sólo mira al pasado más lejano, sino también a otro más reciente (aunque los más jóvenes ya no lo recuerdan), en el que las monedas que todos llevábamos en las carteras no era el actual euro.
Así, esa subasta de andas y cintas sigue, curiosamente, realizándose con las ya desaparecidas pesetas, siendo esta, seguramente, una de las muy pocas actividades en las que, la que fue la moneda española desde su aprobación el 19 de octubre de 1868 hasta su sustitución por el euro el 1 de enero de 2002, sigue teniendo validez.
Una de las tradiciones más curiosas es la subida de la imagen del santo a ritmo de traca
Santo a la carrera
Una vez finalizada la procesión, que recorre el pueblo desde la iglesia de la plaza Mayor hasta la Ermita de San Rafael, las fiestas nucieras viven otro de esos momentos absolutamente propios y que no tienen parecido alguno con las festividades de los pueblos que lo rodean.
Se trata de la subida de la imagen del santo a ritmo de traca, literal y metafóricamente. Improvisados costaleros son los encargados de portar la imagen del copatrón de La Nucía por las empinadas calles del municipio, mientras que el resto de la multitud también trata de seguir el ritmo corriendo lo más cerca posible de Sant Rafel.
El recetario festero de La Nucía guarda para estas fechas el almuerzo a base de carne de caballo
Buen yantar
Este singular y tradicional recorrido a ritmo de traca se hace el domingo, día de Sant Rafel, poco antes de las dos de la tarde y una vez finalizada la procesión, con el objetivo de retornar la imagen del copatrón de la localidad de La Nucía a su ermita, donde volverá a esperar otros doce meses para volver a vivir la explosión de alegría, ruido y color de las fiestas en su honor.
Como no podría ser de otra manera, los días grandes de La Nucía también son el momento en el que los locales festeros y las cocinas familiares recuperan algunas de las propuestas más tradicionales del recetario nuciero, para que todos, los que hunden sus raíces en generaciones del pueblo y los llegados posteriormente, puedan disfrutar también de la buena mesa.
Carne de caballo
Así, según marca la tradición no escrita, el sábado, día del Santíssim, lo más habitual o tradicional es disfrutar del siempre contundente ‘putxero amb pilotes’. El domingo, y ya tras todo un fin de semana de ciertos excesos, después de la subasta se almuerza carne de caballo en todos los bares y restaurantes de la población.
En ese sentido, cabe destacar que lo que siempre se repite en todas las comidas es la presencia de la repostería local, compuesta por mantecados, ‘pastissets’ de boniato y polvorones que, de alguna manera, anuncian ya la inminente llegada de la Navidad, para la que, cerradas las fiestas patronales, quedará menos de un mes.