Estaciones de tren bonitas hay muchas, repartidas por todo el planeta: la Grand Central de Nueva York es posiblemente la más conocida -gracias también a películas como ‘Los intocables de Eliot Ness’-, pero igualmente otras, como las de Atocha (Madrid), Gare du Nord (París), King’s Cross (Londres) o Centraal (Ámsterdam).
La Estación del Norte, tan valenciana, tan nuestra, no se queda atrás. Situada en el centro de la ciudad, entre el ayuntamiento y la plaza de toros, es un edificio modernista, de corte clásico, con evidentes influencias de la vertiente centroeuropea Sezession (Secesión).
Su construcción fue proyectada en 1906 por el arquitecto local Demetrio Ribes Marco, siendo inaugurada el 8 de agosto de 1917. Nació como la Estación de Ferrocarriles de la Compañía del Norte, de donde recibe su nombre, y fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1961 y Bien de Interés Cultural en 1983.
Antecedentes, siglo XIX
La primera estación ferroviaria de la ciudad se erigió en 1851, realizada por dos ingenieros: el inglés James Beatty y el vitoriano Domingo Cardenal Gandasegui. Llevaba ya el nombre de Estación del Norte y era un edificio clásico, con un pórtico en cada extremo y decorado con cuatro columnas dóricas.
Se puso en funcionamiento el 21 de marzo del año siguiente, con la apertura de una línea de unos seis kilómetros que unía València con la zona portuaria de El Grao. El trazado tuvo dos grandes dificultades: las murallas de la ciudad y la oposición de ciertos sectores, recelosos de perder sus negocios con la llegada del tren.
Dos años después, en 1854, el trayecto alcanzaba la localidad de Xàtiva, a cincuenta kilómetros de València, mientras en 1917, con la inauguración de la nueva Estación del Norte, sería derribada.
Se inauguró el 8 de agosto de 1917 y se empleó como refugio antiaéreo en la Guerra Civil
Su fachada
La fachada principal, rectangular y llamando poderosamente la atención, muestra un pabellón central (también acceso principal) y dos cuerpos en los extremos que se elevan en forma de torreones.
Compuesta por dos plantas, la fachada combina vanos adintelados, molduras, pilastras y elementos de inspiración clásica. En ella sobresalen abundantes detalles decorativos y coloristas, con cerámicas que reproducen distintos tipos de adornos florales y los escudos de la Compañía del Norte y la ciudad de València.
Por su parte, la puerta de acceso está decorada por dos paneles cerámicos que reciben los nombres de ‘Guardesa de Día’ y ‘Guardesa de Noche’. Ya en la parte alta del cuerpo central, un águila que simboliza la velocidad.
Fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1961 y Bien de Interés Cultural en 1983
Sala de Mosaicos
De su interior destaca una sala que en su día ejerció de cafetería y que, después de muchos años cerrada, fue rebautizada con el nombre de ‘Sala de Mosaicos’. Este lujoso vestíbulo es, sin duda, lo más atractivo de la Estación del Norte.
Así, sus bellos paneles cerámicos brindan escenas alusivas a la riqueza agrícola de la región: mujeres ataviadas con el traje típico valenciano, guirnaldas de naranjas u otros productos agrícolas. También detalles como la Albufera, las barracas, los palmerales o el Miguelete.
El vestíbulo da igualmente la bienvenida a los viajeros, mediante la frase ‘Buen Viaje’ en nueve idiomas: castellano, ruso, alemán, griego, italiano, árabe, inglés, portugués y en otro (desconocido), expresados sobre artísticos ‘trencadís’ enmarcados en las pilastras y muros del zaguán.
Sobresale su Sala de Mosaicos, con paneles cerámicos alusivos a la riqueza agrícola de València
Esplendor
Inmediatamente después de su entrada en servicio, la estación se posicionó como una de las principales de la red del ‘Norte’, convirtiéndose en cabecera de las líneas que unían València con Utiel, Almansa y Tarragona. De igual modo, desde sus andenes salían trenes con destino también a Alcoy, Castellón, Xàtiva, Gandía, Alicante, Barcelona y Madrid.
Eso se traducía en una intensa actividad ferroviaria a lo largo de las jornadas. El complejo disponía, además, de numerosas instalaciones, como una estación anexa de mercancías con muelles y vías, un depósito de locomotoras con cocheras y rotondas, depósitos de agua y otros edificios administrativos.
Guerra Civil
Durante la Guerra Civil Española, el lugar fue bombardeado con intensidad por la aviación del bando sublevado, resultando seriamente dañado. Recordemos, en ese sentido, que entre 1936 y 1937 València fue la sede del gobierno y ejerció como capital de la República. Las autoridades, de hecho, decidieron construir un refugio antiaéreo debajo de la estación, situado en el ala izquierda del edificio.
Finalizado el conflicto bélico, en 1941 la nacionalización de los ferrocarriles supuso la desaparición de la compañía Norte y la creación de la Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles (Renfe), que se hizo cargo de las instalaciones.
La histórica València-Término -otra de sus denominaciones- se consolidó entonces como un relevante nudo ferroviario, con numerosas conexiones a nivel nacional. A principios de la década de los ochenta la estación fue sometida a una amplia rehabilitación.