Entrevista > Carmina Nadal / Profesora de baile (Alcoy, 18-marzo-1962)
Fuimos muchos los que en los años ochenta y noventa nos aficionamos al baile, gracias a legendarias figuras como Antonio Gades, o incluso por la influencia de series de televisión como ‘Fama’, que marcó a tantos y tantos jóvenes.
En Alcoy, además, tenemos las fiestas de Moros y Cristianos -en honor a Sant Jordi- más importantes del país. En esos dos pilares se sustenta la felicidad de Carmina Nadal, profesora de una conocida escuela de baile de nuestra ciudad y popular por su participación en las fiestas.
Apasionada desde bien pequeña a bailar, pronto se decantó por la danza española, la de tacones y castañuelas, “porque siempre tuve mucha fuerza, mucho nervio”. Esta actividad, remarca, es buena para numerosas cosas, como quitar la depresión, la tristeza y desconectar, además de para conocer gente nueva, en un ambiente sano.
¿De dónde procede tu pasión por el baile y los Moros y Cristianos?
Tengo auténtica devoción por ambos. Mi pasión por las fiestas de Sant Jordi es herencia de mi padre, que nos hizo festeros. Ahora mismo pertenezco a la filà Verds, pero tengo mucho cariño a la Marrasquets.
Desde hace treinta años estoy muy involucrada en las fiestas, organizando coreografías e incluso dando mi toque en las vestimentas.
«Llevo treinta años ejerciendo esta bonita profesión, sin parar de formarme en cursillos»
¿Qué representa bailar para ti?
Lo amo, ya desde bien pequeña me ponían encima de una mesa y bailaba. Me saqué el título de Danza Clásica Española en el Conservatorio de Alicante, y comencé a dar clases en diversos lugares -principalmente asociaciones y colegios-, antes de tener mi propia escuela.
¿Cuáles eran tus referentes?
Siempre me gustó Martha Graham, coreógrafa y bailarina nacida en Nueva York. Era una persona que tenía un estilo muy singular, le salía del alma y bailaba por libre. Cuando diseño coreografías y pienso ideas para nuevos bailes, necesito tener la cabeza libre.
¿Llegaste a competir?
Lamentablemente no, porque en mi época no se estilaban las competiciones. También era un periodo en el que los padres nos tenían un poco más sujetos; ahora me hubiera presentado a castings y eventos.
Recuerdo que me ofrecieron ir a Bulgaria con un guitarrista y mi madre exclamó “¿a qué vas tú a ese país?”, y lo rechacé.
¿Cuándo fundaste tu escuela de baile?
Este año celebramos el décimo aniversario. Anteriormente trabajé en una empresa de revelado de fotografías, pero pronto me di cuenta de que no era lo mío, pues mi cabeza solo pensaba en el baile.
Llevo más de treinta años ejerciendo esta bonita profesión, sin parar de formarme mediante cursillos y congresos.
«En mi escuela damos clase de todo tipo de baile: clásico, sevillanas, flamenco, contemporáneo…»
¿Cómo fueron los inicios?
Espectaculares, con muchos alumnos, porque cuando se enteraron de que montaba una escuela, vinieron a buscarme. Con el tiempo abrieron otras, pero no tengo quejas, en los tiempos que corren.
¿Qué tipos de clases dais?
Principalmente la rama española: clásico, sevillanas, flamenco y contemporáneo, junto a latino, tango y ritmos del mundo. Además, bailes de salón en parejas. Las clases las doy yo misma, aunque dispongo de otros tres profesores que me ayudan.
El baile, ¿qué aporta a nuestras vidas?
Cosas fabulosas, entre ellas elimina la depresión, la ansiedad, el estrés y te permite desconectar de los problemas que puedas tener en casa, además de ser bueno para el físico.
Muchos me dan las gracias porque se encuentran mejor después de unas clases conmigo. Uno está bailando y se van todos los problemas, se le olvida todo.
En general, ¿por qué nos gusta bailar?
El baile nos da alegría y aprender nuevas coreografías nos da numerosas posibilidades de socializar: se hacen amigos, grupos nuevos, siempre en un ambiente sano.
«El baile me aporta numerosas satisfacciones: puedo ayudar a mucha gente a ser feliz»
¿Cuáles son tus mayores satisfacciones?
Haber podido hacer una carrera que me llena emocional y físicamente. Además, me aporta alegría porque puedo ayudar a mucha gente a ser feliz.
Les saco lo que llevan dentro porque muchos me dicen “¡no sé bailar!”. Y les insisto que sí saben, porque algunos lo hacen con la expresión, los brazos o las piernas.
Un momento cumbre del año es la gala.
Sí, a finales de curso (junio) celebramos una gala en el teatro de los Salesianos, en la que participan todos los alumnos de la escuela, siempre bajo una temática, diferente todos los años.
Recrean todo lo que han practicado y tanto los alumnos como los familiares disfrutan muchísimo.
Dinos cuál es vuestro sello de distinción
Venir a pasárselo bien sin competir.
Por último, ¿qué participación tienes en la fiesta?
Preparo la coreografía para todas, pero luego en la entrada de Moros y Cristianos soy una más. Igualmente participo en la vestimenta, como dije, y en las ideas.