Entrevista > Ernesto Solo / Actor (San Vicente del Raspeig, 4-mayo-1969)
Para los actores, el teatro y subirse a un escenario es una energía adrenalínica, en ocasiones incomprensible, que les hace ser “felices” con su profesión. Es pura vocación, con un sinfín de peajes en forma de sufrimiento, horas de carretera o años a la espera de obtener el papel de su vida.
Pero lo asumen, todo ello y más, como nos remarca Ernesto Solo, brillante actor -también policía-, quien lamenta que en “España no se valora la cultura ni el talento”. Por ello, son muy pocos los que pueden vivir de la actuación; se calcula que menos del diez por ciento.
Tiene en cartelera ‘Las cuatro torres’, donde ejerce de una persona que vive en la calle, y el próximo 8 de diciembre estrenará en el Teatro Principal de Alicante el musical ‘Regreso a los ochenta’. Confirma, asimismo, que hacer comedia es más complicado que hacer drama, aunque se siente muy a gusto en las dos facetas. “Sí es cierto que la comedia tiene unos tempos y códigos diferentes, en el que los silencios y las expresiones lo dicen todo”.
¿Cuándo llega el teatro a tu vida?
Me inicié en esta vocación -porque el teatro es una forma de vida- bien joven, con apenas diez años; un día, mientras estudiaba la extinta Educación General Básica (EGB), una compañía de teatro de Madrid vino a mi colegio, el Reyes Católicos de mi pueblo San Vicente del Raspeig.
A ese grupo teatral pertenecían los que, posteriormente, se convirtieron en catedráticos de la interpretación, como Josep María Pou o Victoria Vera. Todos eran muy jóvenes en aquella época e iban llevando el teatro por los colegios.
«Es pura vocación el teatro, adrenalínico, sin duda una forma de vida que nos hace felices»
¿Qué sucedió?
Debíamos hacer una obra, una especie de cuento, y a la hora de repartir personajes me quedé sin ninguno. Pou, ya con esa voz tan peculiar, se acercó a mí preguntándome qué me pasaba.
Al decirle que no tenía ningún papel, me contestó que sería el narrador, que me sentaría delante del escenario para contar la historia, una figura fundamental.
Con el tiempo comprendí que en un espectáculo teatral o en una película, todos los elementos son importantes.
¿Cómo combinas el actuar con tu profesión?
Gracias a la generosidad de mis compañeros y mis superiores, que entendieron hace ya muchos años que la actuación es mi segunda profesión-vocación, que es mi pasión, y me dan todas las facilidades del mundo.
¿Ser actor de teatro es una profesión tan bonita como parece?
El teatro es pura generosidad, la entrega al público sin condiciones; para un actor que combina cine y televisión, es el directo, el momento, el sentir al espectador. Se trata de ese hilo invisible que cuando llegas a conectar es maravilloso.
Pero para los que amamos esto es muy duro: son muchísimas horas de ensayos, numerosos viajes en carretera y sacrificio constante. Debes, de hecho, tener el respaldo de los que te rodean porque, si no, no es comprensible.
«Subirse a un escenario es lo más auténtico; es el directo, el momento, sentir al espectador»
Aparte de la cuestión económica, ¿hay diferencias respecto a la actuación amateur?
Al final son trabajadores y están o no dados de alta en la Seguridad Social. No me gusta llamarlo teatro amateur, y parafraseando al gran Juanjo Llorens -alicantino con tres premios Max- existe un teatro amateur (compuesto por gente que son aficionados a este arte), un teatro no profesional (de gran calidad, pero que no puede vivir de ello) y un teatro profesional (que intenta sobrevivir).
Repito que es muy duro y más del ochenta por ciento de los actores no podemos vivir de esta profesión. En España, lamentablemente, no estamos reconocidos como sucede en otros países como Francia o Inglaterra.
¿Nos podrías describir qué significó ser premiado por tu actuación en ‘El crédito?
Una emoción muy grande, porque los personajes cómicos no suelen ser galardonados. Siempre es mucho más agradecido un drama, un papel con una carga más dura.
Cuando en la entrega de premios, celebrada en un repleto Teatro Castelar de Elda, se dijo mi nombre, no pude aguantar las lágrimas. Mi agradecimiento a todo el equipo, porque un actor no es nada sin otros actores, actrices y directores a su lado.
«Incluso para los que amamos el teatro es muy duro, con muchísimos sacrificios, viajes…»
Y ahora, ¿qué estás haciendo?
‘Las cuatro torres’, una obra en la que represento a un sin techo, a una persona que vive en la calle; y estrenamos ‘Regreso a los ochenta’ el próximo 8 de diciembre en el Teatro Principal de Alicante.
¿Cuáles son las sensaciones que tienes sobre un escenario?
Son indescriptibles. Todos los actores, antes de salir al escenario, nos miramos y nos decimos “¿qué narices hacemos aquí?”. Pero luego estamos deseando que suba el telón, porque el actor disfruta sufriendo.