Entrevista > Raquel Aracil Muñoz / Dependienta y artista reborn (Torrevieja, 19-abril-1978)
Raquel Aracil ha estado toda su vida vinculada al mundo del bebé siendo dependienta de tiendas de ropa y puericultura. Casualmente, se introdujo en el mundo reborn, y ahora crea muñecos e imparte talleres en la ciudad con un gran éxito de participación.
A continuación, nos ofrece más detalles sobre estos muñecos y sus proyectos de formación.
¿Cómo empezaste en el mundo reborn?
Pues todo empezó por Lola, la hija de una amiga que es amante y coleccionista de los muñecos reborn. Venía a mi tienda para comprarles ropita y siempre me comentaba algún detalle. Yo empecé a sentir curiosidad, conocer estos muñecos fue una fusión de ternura y creatividad maravillosa.
En un par de meses ya tenía algún conocimiento sobre el tema, y fue entonces cuando decidí viajar a Madrid para formarme en un taller especializado. La experiencia fue preciosa, tanto que continué haciendo algunos talleres de formación más por otras zonas de España.
«El mundo reborn es caro, pero hay que comprender el proceso, los materiales y las horas de trabajo que lleva»
¿Cuánto tiempo te lleva crear uno de estos muñecos?
Un muñeco requiere de una semana de dedicación a ratitos, si además hay que pintar pelo o injertarlo con aguja para dar más realismo, puede llevarme un mes completo y muchas horas de taller.
¿Nos puedes contar brevemente el proceso?
Claro, el molde es de vinilo y usamos pinturas diluidas que aplicamos con pincel y esponjitas. Cada capa se hornea en unos hornos específicos, dejamos enfriar, comenzamos de nuevo con otra capa de otro color y vuelta a hornear, así casi veinte veces, porque en cada capa pintamos algún detalle más como labios, ojos, cejas, venitas, etc.
Es un proceso relajante y muy creativo, y en los ratos de horneado o enfriado, aprovechamos para ir rellenando el cuerpo, almorzar, merendar, colorear o conocernos mejor… Lo pasamos pipa.
¿Podemos elegir todo, como el color de ojos, cabello, peso, etc.?
Por supuesto, se puede personalizar totalmente. Hay bebés desde prematuros hasta tres años y, en función de los deseos del alumno, se elabora siempre con sentido común y equilibrio.
¿Sobre qué precio se venden este tipo de muñecos?
El mundo reborn es caro, pero es que hay que comprender el proceso, las horas de trabajo que lleva y la cantidad de materiales que se usan. El precio fluctúa en función de la calidad del artista. Yo tengo precios asequibles porque soy artista en aprendizaje y valen desde 250 hasta 400euros, dependiendo de los detalles que me pidan.
En España tenemos artesanas con mucha experiencia y unas manos maravillosas. Sus bebés parten desde seiscientos hasta mil euros o más, y no dejan de vender.
«Las piezas se pintan y se hornean por capas casi veinte veces»
En tu opinión, ¿qué es lo mínimo que debe tener un muñeco para considerarse ‘reborn’ y no sólo un muñeco realista?
Para que tenga el título ‘reborn’, debe estar elaborado paso a paso en un taller. Da igual que sea pequeñito en un rincón de tu casa, como empecé yo, pero es fundamental el proceso.
Y reconocer que, aun pintando cuatro veces el mismo kit, jamás saldrá idéntico, porque son piezas únicas e individuales.
Actualmente desarrollas talleres de iniciación al arte reborn en Torrevieja.
Sí, hago talleres y todos tienen bastante éxito. Principalmente suelen apuntarse mamás y niñas, pero he tenido alumnas de veinte, cuarenta, sesenta y hasta setenta y dos años. Muchas de ellas repiten, o vienen las hermanitas cuando tienen la edad.
¿Por qué crees que el mundo reborn genera tanta expectación y engancha?
Es muy llamativo principalmente por la realidad que tienen los muñecos, a veces, cuesta distinguirlos de los reales.
Además, se hacen ferias por toda España, quedadas reborn donde acudimos con nuestros carritos y bebés creando una grandísima expectación, en las que haces muchas amigas de profesión. Es muy bonito.
A modo de curiosidad, ¿cuántos muñecos puedes tener en casa?
Pues en el taller tengo como treinta sin exagerarte. He llegado a tener hechos doce a la vez, pero luego llegan navidades o comuniones y vuelan.