Las localidades más conocidas y transitadas de la Costa Blanca alicantina son Benidorm, Altea, Xàbia y Dènia, todas ellas masificadas durante los meses de verano. Otra, igualmente turística y recomendable, es Benissa (Marina Alta), que junto a calas y acantilados ofrece un remanso de paz y bellos paisajes en su paseo ecológico.
Benissa es un municipio encantador, acogedor y lleno de personalidad. Una forma de recorrer sus calas es mediante esta ruta ecológica de algo menos de cuatro kilómetros que llega hasta la vecina Calpe, perfectamente señalizada. Conoceremos también su historia, vegetación y las curiosidades de la zona, junto a unas increíbles vistas del Mediterráneo.
Se trata, sin duda, de un agradable paseo con el sonido del mar al fondo, apto para toda la familia, en el que disfrutarán incluso los más pequeños de la casa, al estar perfectamente equipado con carril de tierra o asfalto, barandillas de madera, paneles explicativos, bancos, miradores y zonas de recreo.
Cómo es el sendero
El Paseo Ecológico de Benissa une la Bahía de Les Bassetes -donde se ubica su club náutico- con numerosas calas de la localidad, con la posibilidad de observar las características geológicas y botánicas de la costa. Es una forma diferente de aprender sobre los ecosistemas existentes, así como su patrimonio cultural y otros aspectos de interés.
Pese a ser una ruta fácil e idónea para hacer con niños, debemos tener en cuenta los numerosos escalones existentes, para salvar diversas subidas y bajadas, por lo que no es apta para carritos de bebé o sillas de ruedas.
Además, el exceso de chalés a pie de costa puede afear mínimamente el paisaje, pero el paseo sigue siendo igualmente un acierto.
El sendero, de algo menos de cuatro kilómetros, está perfectamente señalizado y llega hasta la vecina Calpe
Dónde comienza
Se puede iniciar desde varios puntos: los más habituales, desde la oficina de turismo o el aparcamiento de la Cala de la Fustera, pequeña playa que dispone el distintivo de bandera azul. Asimismo, durante buena parte del recorrido, se aprecia el Peñón de Ifach, en Calpe, parque natural y uno de los símbolos de la Costa Blanca.
El sendero cuenta asimismo con numerosos accesos, zonas de sombra -algunas con mesas-, bancos y la posibilidad de conectar con diversas calas. El tiempo en realizarlo será aproximadamente una hora y media, teniendo en cuenta la cantidad de paneles informativos que aconsejamos leer.
Resulta idóneo para toda la familia y permite conocer la historia, vegetación y curiosidades de la zona
Dividida en tramos
El camino se divide en varios tramos, repletos de detallados paneles informativos que encontraremos a lo largo de sus veintiún paradas. El primero, ida y vuelta hasta el club náutico, tiene unos 700 metros de longitud (solo ida) y está equipado con siete zonas explicativas.
Destaca en esta zona los restos de una antigua cantera de piedra tosca, la Tosca Tallada, con la que se construyeron varios edificios de la localidad en el siglo XVI. También la propia Cala de les Bassetes, ideal para un baño -con calzado adecuado- o practicar snorkel.
De vuelta a la oficina de turismo, el siguiente tramo -de medio kilómetro- es hasta la Cala Pinets, de piedras, más recóndita y tranquila, pasando por la mencionada Cala de la Fustera, que es la más accesible y cómoda de todo el recorrido. Aquí se forma una especie de piscina natural llamada ‘Mar Morta i Roques Negres’.
Se divide en cuatro tramos, todos de gran belleza y con vistas en muchos momentos al Peñón de Ifach
Cala de la Llobella
En el tercer tramo, de unos 800 metros, la vía se aleja de la costa benissera para atravesar la zona verde de Fanadix, con mesas perfectas para realizar algún picnic, parque infantil, aseos públicos y parque biosaludable.
Al final de esta parte llegamos al aparcamiento de la Cala de la Llobella, probablemente la más salvaje de todas e igualmente una de las más hermosas, quizás por su difícil accesibilidad.
Final del recorrido
Desde allí, el sendero ofrece uno de los tramos más bonitos, al pasar por una zona de pinar sin construcciones y miradores al peñón. Iniciamos entonces el descenso hacia la Cala de l’Advocat, que dispone de espigón, escalera metálica para acceder al mar y chiringuito en temporada estival.
Proseguimos por una nueva subida, con escalones, hasta la parte alta del acantilado. La ruta oficialmente acaba aquí, aunque se puede continuar por la carretera hasta la Cala Baladrar, también de gran belleza.
El paseo, de hecho, es mucho más largo si se inicia en Calpe, recorriendo calas como El Mallorquí, la Calalga o el propio peñón.
Es importante señalar, finalmente, que en temporada alta, de junio a octubre, existe un servicio de autobús gratuito que conecta el casco urbano de Benissa con las calas de la población, pudiendo tomarlo para regresar de Cala Baladrar a la playa de la Fustera.