La comarca valenciana de Los Serranos, tan próxima a Teruel y Cuenca, esconde numerosas maravillas naturales, la mayoría alrededor del curso de río Turia, pero también municipios de enorme atractivo -como Chelva o Chulilla-, sin olvidarnos del que les vamos a proponer a continuación: Alpuente.
Se localiza a una hora y cuarto de València (97 km), en una zona abrupta, llena de barrancos, al sur de la sierra de Javalambre. Otro de sus encantos es su escasa población durante los duros inviernos, unos 670 habitantes, un ingrediente más para conocer una localidad que atrae por su belleza e historia.
Sin duda, un simple paseo por sus calles, adornadas con flores, es suficiente para confirmar su visita como un acierto. Disfrutaremos con su muralla -que todavía conserva diversas torres y puertas- y su castillo, ambos en estado ruinoso, o la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Piedad.
Breve historia
Alpuente estuvo ya habitada a lo largo de la Edad del Bronce, como demuestran diferentes restos encontrados. Tiempo más tarde pasaron íberos y romanos, pero no es hasta la llegada de los musulmanes cuando comienza a tomar relevancia como pueblo, al formar parte de Al-Andalus.
Logró entonces un notable crecimiento tanto económico como cultural, siendo una taifa independiente. En 1089 fue tomada por Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, y en 1236 conquistada por Vicente de Valoys Crépy, señor de Javaloyas, en nombre del rey Jaime I de Aragón.
Paso fronterizo entre Castilla y Aragón, fue villa real con voto en cortes y en ella se celebraron las del Reino de València de 1319 y 1383. Ya en el siglo XIX fue reducto de los carlistas, quedando destruidos sus dos castillos, el de Alpuente y del Poyo (también llamado comúnmente Fuerte del Collado).
Estuvo habitada ya durante la Edad del Bronce, aunque tomó relevancia en la época musulmana
Castillo de Alpuente
En ruinas, como mencionábamos previamente, el castillo dio refugio a la población alpontina cuando las murallas apenas podían resistir el avance enemigo.
De la inexpugnable fortaleza -se sitúa sobre un pequeño peñón- quedan restos de procedencia romana y árabe: aljibes, cisternas, pozas, cámaras (parecidas a las mazmorras) y pilas de piedra donde se picaba la pólvora.
Destaca su Torre de la Veleta, o del Homenaje, hecha de sillería, que mantiene unos diez metros pese a los numerosos derribos que ha sufrido. El castillo está catalogado, junto a las murallas, Bien de Interés Cultural desde 2001.
Murallas
Las murallas, construidas en época musulmana, cerraban el perímetro de la villa, extendiéndose a lo largo de unos 600 metros. Partían del Portillo, por el sur, y llegaban hasta asomarse al barranco del Reguero, por el norte.
Todavía en la actualidad se conservan restos que permiten reconocer su emplazamiento y trayectoria. De hecho, las murallas dividían antaño el pueblo en dos y contaban con catorce torres de seis a ocho metros de espesor.
La torre mejor conservada es hoy el ayuntamiento: antigua aljama, era la principal puerta de entrada al recinto amurallado. Es de planta rectangular, posee dieciséis metros de altura y está coronada de almenas con un arco de medio punto.
En los bajos está el salón donde se celebraron las Cortes del Reino de València de 1319, por el rey Jaime II; y de 1383, por Pedro IV.
Destacan principalmente su castillo y muralla, ambos en ruinas y declarados Bien de Interés Cultural
Nuestra Señora de la Piedad
Iglesia datada en la segunda mitad del siglo XIV, de gran relevancia arquitectónica e histórica, pues ha sido testigo de primera mano del devenir del municipio. Está dedicada a Nuestra Señora de la Piedad y es lugar de culto y devoción para la mayoría de habitantes de Alpuente, además de punto de interés para el visitante.
Su arquitectura varía según las diferentes épocas en las que ha sido construido y reformado. De su interior sobresalen valiosas obras de arte religioso, véase esculturas, pinturas y retablos que enriquecen aún más el patrimonio cultural del templo.
Por otra parte, el interesante Museo Paleontológico de Alpuente, ubicado en la antigua ermita de Santa Bárbara, expone los fósiles de un dinosaurio hallados en el sitio.
Acueducto Los Arcos
A las afueras de la localidad, a dos kilómetros y medio, otro de sus imprescindibles es el acueducto Los Arcos, una infraestructura hidráulica de estilo medieval construida entre los siglos XVI y XVII.
Con una respetable longitud de 265 metros, el acueducto portaba agua de las Fuentes Nueva y Marimacho para abastecer las necesidades de la población y el riego de su huerta. Consta de trece arcos apuntados de trazado regular, diez de ellos similares.
El arco que cubría el río ha desaparecido: era el principal, con unos once metros de luz. Fue arrastrado por una fuerte corriente de agua en 1880, que causó desperfectos en otros.