Hace unos 2500 años, los habitantes del edificio de Casas del Turuñuelo (Guareña, Badajoz) llevaron a cabo un singular ritual en el patio de este enclave. Esta joya arqueológica del siglo V a.C. se halló en 2017 y, desde entonces, su estudio ha dado lugar a nuevos descubrimientos que están cambiando nuestro conocimiento sobre la cultura tartésica. Ahora, una investigación publicada en la revista Plos One, liderada por el Instituto de Arqueología (IAM-CSIC) con sede en Mérida, determina que el mayor sacrificio animal descubierto en el Mediterráneo occidental durante la primera Edad del Hierro, con restos óseos de más de 50 animales, es fruto de las prácticas rituales realizadas por las últimas comunidades de Tarteso.
“Los resultados del estudio zooarqueológico de los restos óseos de 52 animales y del análisis microestratigráfico manifiestan que este sacrificio masivo formó parte de una serie de rituales realizados en los últimos años del edificio hasta su abandono, cuando fue sellado intencionalmente a finales del siglo V a.C. bajo un túmulo de 90 metros de diámetro y seis de altura”, explican Sebastián Celestino y Esther Rodríguez, directores de las excavaciones e investigadores del IAM, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Junta de Extremadura.
Los investigadores han identificado los retos de seis bovinos, cuatro cerdos, un perro y 41 équidos. Las pruebas tafonómicas, microestratigráficas y las dataciones radiocarbónicas muestran que los animales fueron depositados en el patio del enclave tartésico a lo largo de tres fases. En la primera, existen indicios de que los animales fueron expuestos a la intemperie de forma parcial, ya que se han hallado huesos modificados por la acción de animales carroñeros. En la segunda y tercera fase, los esqueletos están completos y en conexión anatómica, lo que sugiere un entierro rápido. “En la última fase, junto al sacrificio de dos équidos, se depositaron los restos de un banquete que incluía el consumo de carne de bovinos y porcinos”, comentan María Pilar Iborra y Silvia Albizuri, investigadoras del Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació (IVCR+i) y del Instituto de Arqueología de la Universidad de Barcelona (IAUB) que han liderado el estudio y que estuvieron vinculadas al IAM-CSIC, dentro del proyecto de investigación de la Junta de Extremadura, mientras se desarrolló parte del mismo.
Además de restos animales, este trabajo recoge el hallazgo de vegetales incinerados que pudieron formar parte de ofrendas y de objetos asociados a actividades simbólicas, como tabas de oveja. “Por otro lado, la disposición de los cadáveres de animales sugiere una intención en la exposición y escenificación de los sacrificios”, añaden los investigadores.
Estos trabajos se han llevado a cabo en el marco de dos proyectos de investigación: por un lado, el proyecto ‘Construyendo Tarteso 2.0’ desarrollado dentro del Plan Nacional de Investigación y Desarrollo y, por otro lado, el ‘Estudio de la hecatombe animal del yacimiento de Casas del Turuñuelo (Guareña, Badajoz)’ dentro del Plan Regional de Investigación de la Junta de Extremadura. Así mismo, ha contado con la financiación de la Fundación Palarq.
Los resultados son fruto del trabajo interdisciplinar de investigadores españoles y extranjeros pertenecientes al IAM, al IVCR+i, al IAUB, la Universidad de Jaén, el Centre d’Anthropobiologie et de Génomique de Toulouse, la Université Paul Sabatier, el Centro Mixto (entre la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Salud Carlos III) de Evolución y Comportamiento Humanos, la Universidad de Córdoba, la Universitat de Lleida, la Institució Milà i Fontanals (IMF-CSIC) y la Universidad de Extremadura.
«Este estudio pone de relieve el papel de los sacrificios masivos de animales en las sociedades europeas de la I Edad del Hierro. En concreto, las prácticas de sacrificio animal y el comportamiento ritual en el yacimiento tartésico de Casas del Turuñuelo (Badajoz, España). Además, es importante el protagonismo de los équidos en estos sacrificios, hecho que evidencia la relevancia de estas especies (caballos, asnos y sus híbridos) en los sistemas económicos y en la cultura de las comunidades de la Edad del Hierro”, concluyen los investigadores.